
Velocidad, vinilo y cromo, plástico, cielos grises o de un azul eléctrico. Locales abarrotados, el rumor de la gente y un ritmo constante, frenético: una línea de bajo brutal golpeando las entrañas sin descanso.

Sonrisas, mascotas de peluche, botas de goma, impermeables transparentes, asfalto húmedo, neones y carteles en gris y rosa.

Japón imaginario, de mentira; japón de juguete. Una estilización de cien películas, de mil canciones.

Y la belleza de un presente entreverado de pasado y contaminado de futuro...
Yo me quedo con los jardines...
ResponderEliminar¡Gran Post Don F!
ResponderEliminarAunque sepa usted de sobra que ese Japón (mítico, idealizado, mitificado..llámelo como quiera)solo existe, como ciertas versiones de los USA, en cabezas y cuores de lectores enfebrecidos( entre los queme cuento).
¿Vienes a Japón?
ResponderEliminarA mí también me vuelven loca esos viajes imaginarios..
ResponderEliminarEsas idealizaciones tienen una enorme capacidad transformadora de la realidad. No descarte que si sus habitantes sueñan con eso, en eso se convierta. Por hacer los sueños realidad se vive. :)
ResponderEliminarUn saludo.
Micko: qué más quisiera yo que pasarme por allá...
ResponderEliminarbuena descripción
ResponderEliminarA mí me ha visitado una japonesa en mi blog! Se habrá perdido por el camino.
ResponderEliminarBesotes.
Creeme es igual a como imaginas. Listo para enamorar.
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