Pasear entre los mármoles empañados y la blanda hierba. Mirar fotografías desvaídas. Jugar a perseguir fuegos fatuos, resplandores azules, presencias volátiles. Unirse al cónclave gatuno, dejarse arrullar por el coro ronroneante.

Y, esta noche, alejarse de la luz artificial para mejor ver la lluvia de estrellas.
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ResponderEliminarMiles de estrellas fugaces.
ResponderEliminarA veces se les pide un deseo, y uno espera ver qué pasa.
La imagen de la niebla envolviendo las cosas. Esa sensación de irrealidad.
Los minutos suspendidos en el aire.
parece ser que el mejor día para las perseidas es la madrugada del domingo, a las 2. Allí estaré :)
ResponderEliminarqué tía más fea. La de la foto. Eres tú, fnaranjo?
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