Las largas horas marcianas son propicias a la lectura. Con el mirador siempre a la vista para levantar la mirada de cuando en cuando y contemplar Olympus en el horizonte, he podido leer despacio la segunda entrega de
Príncipe Valiente, que había dejado para un momento tranquilo cuando se publicó (hablamos, claro, de la edición en blanco y negro maravilloso, traducida por
Marín). Y procuro hacer equilibrios entre el último
Grangé editado aquí (
La línea negra) y cosas más reposadas... (Y tengo sobre la mesa, además, el
Tristram Shandy en traducción de
Javier Marías... que me apetece más cada minuto que pasa...)
Ya verá como le encantará el Tristram Shandy (ojo con la segunda "r"; yo también, no sé por qué, tengo tendencia a olvidarla).
ResponderEliminarCasi me estoy riendo, aquí en la oficina, de sólo pensar en la novela de Sterne.
Para mí, es una de esas que de vez en cuando se relee, casi con el mismo placer o más que en la primera lectura.
¡Que la disfrute!
¡Cielos, la "r"! No es que la haya olvidado... es que es ceguera histérica: ni la había "leído"...
ResponderEliminarY sí, sí... creo que lo voy a disfrutar, por lo hojeado...
Pues yo estoy con "Hoy, Júpiter" que me está encantando. Supongo que la semana que viene (o la siguiente) les contaré ya sabén donde.
ResponderEliminarPásenlo bien durante el fin de semana con sus lecturas y demás.
Un saludo.
Excelente novela, sí señor. El regreso del mejor Landero... que no es decir poco. Que usted lo disfrute...
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