
Están esos ratitos de sol que se cuela por la ventana, y aunque uno sabe de sobra que la luz de oro engaña y el azul del cielo es azul de hielo, apetece quedarse mirando, de pie, las manos en los bolsillos, quedarse mirando mientras suena la música bajito y el periódico está sobre la mesa, abierto de par en par y a medio deshojar. Mirar la calle, la acera, la fachada de enfrente a contraluz.
Es domingo y ayer avisaron de que la tarde vendrá lluviosa, y me quiere venir a la cabeza una frase de alguien que leí hace unos días no sé dónde, una frase sobre los domingos y la tristeza que suelen infligirle a la semana y a los que por ella transitamos, pero no consigo recordarla. Era divertida. Irónica, en fin. Pero esta memoria, cada vez más acorchada...
Tampoco importa. Sí importa más (sin exagerar, que estamos a mediados de enero y conviene no hacer aspavientos a lo tonto) que hay por ahí un puñadito de libros que querría tener ahora mismo a mano, cosas que me está apeteciendo leer y aún no tengo (o cosas que me está apeteciendo tener y a lo mejor luego no leo, pero): algún Kawabata que, me consta, anda por ahí, en castellano; lo de Esther Tusquets, que me llamó la atención mucho en su momento y que seguramente sí leeré en cuanto que caiga en mis manos. La biografía de Schulz, que estará de camino, creo. Lluvia negra, novela que dio lugar a una película desoladora y bellísima de Imamura. (Y, como de costumbre, enumerar títulos, autores, se convierte casi en declaración de intenciones. O en barómetro emocional. O qué sé yo... igual en eso mismo: en costumbre.)
Por lo demás, el retorno al trabajo está ahí ya, a la vuelta de un par de días. No es algo que me robe horas de sueño. Al contrario: como siempre, está la perspectiva de reencontrarme con mi gente (y eso es lo mejor). Pero también la de reintegrarse a una rutina cada vez más hiriente, de desgaste y desánimo crecientes. Lo uno por lo otro y la casa sin barrer...
(Y esta noche, en Cuatro y a las 21'30, The closer, tercera temporada. Una serie memorable que, por lo que me han adelantado los que la ven en digital, no decae en ningún momento.)
Qué post más bonito...es como ver la película de nuestras vidas...con música y todo...eres un cineasta-bloguero.
ResponderEliminarHaré caso a tu recomendación y veré The Closer ;)
un beso dominguero desde el sur
Gracias!!!
ResponderEliminar(Tú hazte con The closer: verás como no te arrepientes...)
Yo le añado otro, que es casi obligación recomendarlo.
ResponderEliminarEl aliento del cielo
Carson McCullers
Ed. Seix Barral
Reúne toda -casi toda- la penetrante, hipnótica y sobrecogedora obra de la escritora americana.
Turbadora genialidad.
Nadie ha reflejado de una forma tan extraña y tan moderna, tan palpable y tan sin mensaje la soledad, el fracaso, la frustración, la necesidad de amar y, sobre todo, de ser amado.
Eso es escribir.
Caramba... Anotado queda.
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