Eres muy, muy amable. Vergüenza ajena es poco. Me recuerdan a esos reencuentros de conocidos después de tropecientos años, que cuando quieren llevar una conversación más allá de la nostalgia son incapaces y empiezan a largar batallitas, intentando llevar el ascua a su sardina en todos los temas.
Eres muy, muy amable. Vergüenza ajena es poco. Me recuerdan a esos reencuentros de conocidos después de tropecientos años, que cuando quieren llevar una conversación más allá de la nostalgia son incapaces y empiezan a largar batallitas, intentando llevar el ascua a su sardina en todos los temas.
ResponderEliminarQué pena de papel de desperdiciado
(pues esto tiene pinta de estar muy editado... piensa que podía haber sido mucho peor: más largo)
ResponderEliminarPues sí...
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