Esta semana, de encuentros y reencuentros y alguna despedida, he podido ver María y yo, la película que adapta el tebeo maravilloso de Gallardo, y la he disfrutado por muchas razones: porque está muy bien hecha y respeta hasta donde se puede el libro, y cuando se aleja de él no lo traiciona; porque María tiene, en efecto, supercarisma; porque en todo momento hay una mirada que no renuncia al sentido del humor y el optimismo.
Esta semana he leído Lo que me queda por vivir, la última novela que ha publicado Elvira Lindo. Una novela que he disfrutado mucho, y que, siendo una historia de amor entre una joven madre y su hijo llena de ternura (peligroso terreno, propicio a la sobredosis de almíbar), resulta de una sobriedad sorprendente y muy refrescante. Tiene momentos muy hermosos, y una escritura apasionante. (La he terminado esta misma mañana: después de leer la prensa y con los pies en alto, cien páginas del tirón. Entre ellas, el capítulo séptimo: seguramente las mejores páginas que le he leído nunca a la autora.)
Esta semana, hoy, ha regalado el diario Público la primera entrega de Cosmos, la serie documental de Carl Sagan que a todos nos fascinó en su momento. (Creo que lo he dicho ya en alguna parte: fue gracias a Cosmos que entendí cómo funciona la tabla periódica, por qué cada elemento está donde está y cómo no puede estar en otro lugar...)

Esta semana, ya digo, de encuentros y reencuentros. La próxima empieza con madrugón para acercarse al edificio Baxter a pagar unos materiales de colores, y continúa con la jornada de huelga del miércoles, una reunión (si nada cambia) el jueves con los skrulls para marcar territorio y empezar a trabajar, y un fin de semana de trabajo.
Se me adelantó.
ResponderEliminarTengo pendiente de leer el de Lindo.
Yo (ya sabe usted que aprovecho cualquier ocasión de hacerle gastar euros) le hago una insistente y refrescante y satírica y divertida y talentosísima recomendación:
Dos crímenes, de Jorge Ibarguengoitia.