jueves, 30 de diciembre de 2010

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Me gustan mucho los manifiestos. Cuando descubrí las vanguardias de principios del pasado siglo, me entusiasmaron esos textos fundacionales, agresivos y a menudo casi ridículos, hermosos en su arrogancia.

Por eso, este manifiesto post-campbell que aspira a definir el movimiento de la novela gráfica (el título me parece ingenioso y adecuado, por cierto: eppur si muove) lo he leído en cuanto que he tenido noticia de él, y lo he disfrutado. Tengo mis dudas: si Campbell incluía cierta carga humorística, me parece un error renunciar a ella... No pretendamos ponernos solemnes. Por otra parte, suscribo cien por cien las cosas que se dicen: las aspiraciones y pretensiones, lo que nuestros tebeos tendrían que ser o aspirar a ser. Pero, hombre... tal y como se plantea, a ver quién es el guapo que no lo suscribe. Como decía Burroughs: nada es verdad, todo está permitido. Si eso que se quiere llamar novela gráfica viene marcado por la voluntad del autor, si todo se define a partir de su intención... pues sí, entonces todos somos novelistas gráficos.

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