miércoles, 9 de noviembre de 2005

en espera

Les contaba de mi montón de pendientes de lectura, y aquí les dejo algunas cubiertas para que se hagan una idea del tipo de cosas que a uno le va pidiendo el cuerpo conforme pasan los meses (aunque luego, la falta de tiempo y oportunidad va haciendo que las apetencias cambien y en esas estamos...).



Para empezar, una compilación de la obra breve de John Crowley, escritor muy personal que se hizo con una cierta popularidad (polémica) gracias a su muy particular Pequeño, grande, y del que tenemos aquí noticia gracias a Minotauro, que ha publicado bastantes de sus trabajos.

En Novelties & Souvenirs se incluyen prácticamente todos sus relatos (que no son muchos), entre los que yo destaco con verdadero entusiasmo Great work of time, una novela corta de viajes temporales y realidades paralelas cuajada de imágenes inolvidables y escrita con una elegancia propia de otra época.




Compré también, hace unos meses, el Diario de Hiroshima de Michihiko Hachiya, que promete ser lectura de digestión lenta. Por la fuerza de lo que cuenta y (a tenor de lo hojeado) por el estilo conciso, metódico y como casual con que lo hace.

Lo leeré... pero no puedo adelantar cuándo. (No tengo yo ahora el cuerpo para depende qué, no sé si me explico...)



Lo que, sin embargo, sí estoy a punto de ponerme a leer es The portrait of Mrs. Charbuque, una novela de Jeffrey Ford que tuvo en su momento muy buenas críticas y que, por una de esas intuiciones que a uno lo guían en sus planes de lectura (y que me descubrieron a gente como Murakami o Stephenson, en su momento), estaba deseando tener en mis manos. Es una de esas obras fronterizas que abordan lo fantástico desde una perspectiva inédita... o una de esas novelas que desarrollan una trama más o menos convencional utilizando una sensibilidad propia del fantástico (de la ciencia-ficción, incluso). Les contaré conforme vaya adentrándome en sus páginas.




La otra queda para más adelante. Está resuelta en otro registro. Si la anterior transcurre a finales del siglo XIX y tiene una ambición literaria (de tono, de forma) acorde, The girl in the glass se desarrolla durante la Gran Depresión y está escrita en un estilo más seco, propio de la época.

Les iré contando, insisto.



Ya ven por dónde van los tiros de mis apetencias literarias estos días. No descarto que, en una semana, la cosa vaya por derroteros diferentes... Así soy yo en lo que a lecturas se refiere: inconstante, disperso, impredecible... (O no tanto, vaya usted a saber...)


Por cierto... ¿les he dicho que tenemos por aquí un sol espectacular hoy?