Hace frío hoy...
La mañana ha sido tranquila, con mucha lectura y el sol entrando por la ventana.
La semana se acaba hoy... y ya era hora.
Lecturas, como les decía. Primero,
L´homme qui ne volait pas mourir, libro 48 de
Spirou et Fantasio. Editado por Dupuis, escrito por
Morvan y con imágenes de
Munuera. Tenía curiosidad por ver a qué sabe esta nueva etapa en la vida de papel del eterno botones y su compañero, máxime cuando el responsable gráfico es de la tierra. Y, qué quieren... mucho tiene que cambiar la cosa para que yo vuelva a picar...
El álbum (es ya el segundo de los nuevos responsables) peca de precipitación en su desarrollo. Hay, también, un esquematismo quizá excesivo en el planteamiento del argumento y en el tratamiento de los personajes. Y hay, además, una puesta en página que abusa de los planos generales, de los cenitales, de las angulaciones forzadas, de los panorámicos. Una puesta en la que se resuelve una persecución (una de las muchas que hay en el libro) en planos generales. Una puesta en la que la línea de
Munuera tiene aciertos, pero también resulta, a veces, muy poco expresiva.
No sé... Para mí ha sido una decepción. No me gusta el color, ni me gusta el aspecto general de las páginas. No me gusta que el argumento, la peripecia, se resuelva en un puñadito de páginas y de cualquier manera, mientras el resto se dedica a unas persecuciones que se pretenden frenéticas y acaban por aburrir.
No me gusta. Y bien que lo siento... pero no.
¿Más lecturas? Bueno, sí, he terminado de ponerme al día con
20th Century Boys. Justo a tiempo para enterarme de que en Japón acaba de publicarse el libro vigésimo... y aún no han acabado. La cosa va para largo, parece...
Y he leído un especial de
Tomorrow Stories en el que
Kevin Nowlan demuestra que, incluso con el automático, es capaz de entregar un trabajo excelente. Hay, además, un bonito epitafio para
Will Eisner firmado por
Moore,
Veitch y
Klein, ya saben, los conjurados responsables de las aventuras de Greyshirt.
Y, ya que hablamos de
Eisner, comentarles que el número 6 de
Comic Book Artist es un grueso especial de homenaje al creador de Spirit. Abundancia de textos diversos (no lo he leído aún). Abundancia, también, de colaboraciones gráficas, de lo excepcional (
Darwyn Cooke) a lo patético (casi todo lo demás).
Sin abandonar el apartado de lecturas, ayer descubrí, para mi gozo, que hay un nuevo
Chesterton editado por
Acantilado. Se trata de
Correr tras el propio sombrero (y otros ensayos), supera las 600 páginas y en él se habla, claro, de lo divino y de lo humano, con énfasis en lo último. (A destacar apartados como
Escribir mal, en el que se defiende la novela de quiosco,
Defensa de las novelas de detectives o
Defensa del absurdo.)
¿Más?
En efecto:
Rick Geary, con ayuda de
Mike Richardson en el guión, entrega uno de sus documentados trabajos en torno, esta vez, a la enigmática figura de
Arthur Cravan, que fue boxeador y activista dadá, desertor, estafador, fanfarrón... y que pudo ser, tras su misteriosa desaparición,
B. Traven, enigmático autor de
El tesoro de Sierra Madre. El libro está editado con primor por Dark Horse, y por sus páginas desfilan personajes como
Picabia y
Trotski,
Duchamp o
Mina Loy. ¿El título?
Cravan, claro.
Poco más les cuento, por ahora. La tarde va avanzando despacito... Apetece, no sé... no hacer nada, ¿verdad?