sábado, 7 de febrero de 2009

work place, yesterday


Ayer me encontré con A, que me dio clases de japonés hace ya unos años. Parecía contenta de verme, o más bien de dar con alguien conocido. Me contó que ella y O (su marido, que también nos dio clases) no viven ya en Madriz, que se han instalado en Salamanca. Allí, él imparte un curso en la universidad de Historia de Japón, y los dos siguen con sus clases a dúo.

Ayer hubo una buena noticia para un par de compañeros (amigos, además), y hubo también noticia (no sé calificarla ni entraré en más detalles, pero yo me entiendo y alguien más lo hará, seguro) a propósito de un incidente que no deja de asombrarme y que está generando un extraño desfile de malos rollos que amenaza con salpicar más de la cuenta.

Ayer hizo un día más que raro, con nevadas fulminantes y ratos de sol y un frío de los que se te quedan a vivir. Y dos de las chicas se fueron de viaje. Y leí en el tren La montaña mágica, de Taniguchi, que me pareció demasiado ligero y como que se deja cosas en el tintero en el empeño de podar estilo y lenguaje para hacerse pasar por BD, pero que es bonito de narices.

Ayer fue ayer y hoy es sábado, y me largo casi ya a casa de mamá, a comer de cuchara, que qué bien viene con la que cae.

1 comentario:

Eva Vázquez dijo...

Justo ayer me lo leí yo también y di gracias a los dioses por no habermelo comprado, que decepción, y que bueno que la Fnac te permita leer algunas cosas asi con calma salvandote de la compra erronea