La polémica del fin de semana, a raíz de un texto muy descriptivo de Antonio Martín, que supone una instantánea poco tranquilizadora de la actual realidad industrial del medio en España, pero en el que introduce un par de alusiones, no sé si irónicas pero sí poco afortunadas, a los que aplauden (me incluiría, pero no creo que Martín me lea) la bonanza creativa que vivimos desde hace algún tiempo.
Poco que añadir a lo que se aporta en los comentarios. Insistir, eso sí, en que los males de la industria tienen más que ver (además de la situación general del país, que eso es más que obvio) con su propia estructura (tirando a cicatera, casi siempre) que con otras cosas, y que sabríamos más de ellos si editores, distribuidores y libreros fueran, en general, un poquito menos opacos. Y reiterar que, con crisis o sin ella, hoy se producen tebeos excelentes. Muchos. Y eso es bueno para mí como lector y para un medio que necesita abrir su horizonte a públicos que no sean consumidores habituales de historieta. Es bueno para que los tebeos se normalicen como producto de consumo, de ocio.
Otra cosa es que , hoy por hoy, la gente pueda permitírselos.
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