Los días pasan y yo voy retrasando el obligado repaso al año que terminó, que fue de cambios y esperas y sorpresas... y de buenos tebeos, también, pero de eso hablaron ya todos y no sé si me voy a animar: casi mejor plantearse qué hay de prometedor previsto para 2014; otro día.
Retraso, en fin, una entrada que resuma el 2013 y me doy cuenta, de golpe, de que han pasado ya tres años desde que me mudé al edificio Baxter, tres y ni uno menos. El papel va acumulándose, los incidentes provocados por la cercanía de la Zona Negativa son ya casi costumbre y ni llaman la atención, los gorriones se pasean por el balcón como Pedro por su casa, que es una cosa de mucho regocijo y que le da color a las mañanas, y, bueno, los ruidos de gente nocturna han ido a más, no sé bien si será cosa de las gentecillas del Hombre Topo o que la población de cazurros se está multiplicando... imagino que más bien lo segundo, que los supervillanos son poco dados al escándalo así, porque sí...
Poco más les cuento. Que tres años son nada, you know...
Buenos días.
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