miércoles, 21 de diciembre de 2005

terror

La duda, la pregunta; la náusea. ¿Qué se le pasa a alguien por la cabeza cuando decide divertirse apaleando a un mendigo, cuando lo empapa de disolvente y le pega fuego sin parar de reir? ¿Qué piensa alguien que hace eso y, enfrentado luego con la realidad, con la policía, con la perspectiva del juicio, la cárcel, se echa a llorar y declara que se le fue la mano?

(Qué expresión: se le fue la mano. Lo que acecha detrás de esa manera de decir...)

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me deja usted sin palabras...

tirafrutas dijo...

Eso ha ocurrido en un cajero aquí al lado de mi lugar de trabajo.

"Se me fue la mano"... Ah, vale, que si no se hubiera muerto, con sólo apalearla y quemarla un poquito no pasa nada...

Anónimo dijo...

Es una expresión muy exacta, reveladora de que quien así habla no se consideraba sujeto a un precepto moral, sino a un límite punitivo, el que establece el código penal. Si legalmente se pudiese asesinar, me temo que no sentiría ni remordimiento, pues para alguien que piensa así el otro no es un igual en otra circunstancia, sino una cosa en el camino, cuyo valor está en su utilidad.

Efectivamente, se les fue la mano: otras camadas del mismo pelaje que andan, ahora, por ahí -y las que anduvieron, que el matonismo y el abuso del que se siente impune ya lo cató uno en la propia cara-, digo, tienen más presente que límites no hay que sobrepasar. Pero no son mejores, sólo algo más listos.

A mí, además, me sube la sangre a la cabeza el haber oído ayer en la radio, un par de veces, referirse a esa muchachada como `niños´. Que repugnante principio de exculpación.

En fin...

tirafrutas dijo...

Y niños son.

En cuerpo y mente.

Anónimo dijo...

¿Niños?

Yo los veo más como carroña.

De mayor o menor edad, eso lo mismo da.

Que yo esto de los menores nunca lo he entendido; resulta que cada vez maduran antes (dicen), pero solo para lo que les conviene.

Un saludo.

Octavio B. (señor punch) dijo...

asquito de mundo, ¿no?
Hay diversiones más sanas...leer, ir al cine, follar, un buen tebeo, el esquí nordico, una canción de miss Bush...la Kate ;)
En fin, feliz Navidad (sólo) a las gentes de bien.
Los hijueputas, agua y pan duro. Y carbón. Y rejas.

Anónimo dijo...

De niños nada, Sergio. Dos de 18 y uno de 16. No son adultos totalmente maduros, de acuerdo, pero se les supone -y hasta se les reconoce legalmente- el grado suficiente de autonomía personal y desarrollo físico y emotivo como para ser responsables de todos sus actos.
Ya vale de infancias que duran hasta los 20 y jóvenes de 40... únicamente para esquivar las responsabilidades.

tirafrutas dijo...

Pues a eso mismo me refería. Son dos chicos de 18 años que vieron a la indigente en el cajero, se fueron en busca del de 16 y volvieron además cargados del instrumental necesario para cometer ese bárbaro acto. No me cabe en la cabeza que eso lo pueda hacer una persona madura en sus cabales. Se comportan como niños, eluden las responsabilidades como niños, juegan como niños... son niños. Y lo que necesitan es un buen correctivo.

La lección la aprenderán ellos y los padres que no los han educado en condiciones. Bien harto estoy de ver niños bien por estas calles de barrio alto, con los huevos bien negros, pero con el comportamiento de un crío impertinente de menos de 10 años y la soberbia que sólo se da en brazos de una sobreprotección.

(Siento la demagogia, pero hoy no tengo un buen día, precisamente. La bilis me rebosa por la comisura del labio de la rabia que tengo por unas cosas sucedidas en el trabajo)

tirafrutas dijo...

Ah, y felices fiestas a todos. Que no se me pase decirlo, leches.

fcnaranjo dijo...

¿Y qué me dicen de ese matiz, común en todos los medios que del suceso se han ocupado: gente de clase media/alta, acomodados, etcétera...?

Como si fuera más terrible por ser de cuna cómoda... O como si fuera un comportamiento automáticamente achacable a gente de menos posibles.

Les ha faltado aclarar que eran españoles, y no de fuera...

Pero sí, todo da mucho asco.

(Sergio: tranqui, que los malos rollos de trabajo no son desconocidos en por aquí, ya sabes... Distancia y paciencia: casi todos acaban por ahorcarse ellos solitos si se les da suficiente cuerda...)

Anónimo dijo...

"Como si fuera más terrible por ser de cuna cómoda..."

Bueno, yo particularmente comprendo más los estallidos de violencia cuando proceden de alguien apaleado por la vida y sin nada que perder, por aquello de la frustración y tal. Que provenga de alguien que la vida la tiene, como quien dice, resuelta, no deja de sorprender y ser algo más incomprensible. Vamos, que frivolizando un poco, me habría sorprendido mucho menos que hubiera sido el mendigo el que le hubiera metido fuego al niño pijo y no al revés (porque a mí, viviendo en esa misma miseria, lo mismo me daba por ahí, no por otra cosa, vaya).

"O como si fuera un comportamiento automáticamente achacable a gente de menos posibles."

Bueno, asumir automáticamente que cuanto menos posibles tenga alguien más predispuesto se encontrará a comportarse violentamente, desesperadamente incluso, resultará injusto, perverso y lo que usted quiera, pero no deja de tener su lógica, como he explicado arriba.

Digamos, frivolizando de nuevo, que un adinerado me podrá matar por mil razones...pero un pobre, además de por esas mil razones, por dinero. Claro que también hay adinerados tela de ambiciosos, no digo que no, pero suelen resultar algo más sutiles a la hora de engrosar sus arcas, sospecho (por tener tienen hasta más opciones a la hora de infringir las leyes, vaya).

Un saludo.

Anónimo dijo...

Al que habría que apalizar pero bien es al tal Ricard P.B., que se define como abogado.

Y si no apalizarle... pues quemarle la casa.

Así de simple.
JCuadrado
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