viernes, 23 de diciembre de 2005

tradiciones


Repasar la lista de la Lotería de Navidad e ir arrugando, uno a uno, los décimos y las participaciones no agraciados; es decir, todos.

Escuchar en la radio programas-resumen que te descubren un puñado de canciones que no recuerdas haber escuchado y que no sabes ya cómo encontrar... Canciones bonitas, de esas que se te agarran al corazón.

Descubrir que la programación televisiva se descompone, se dispersa, implosiona... y que de repente hay tiempo para disfrutar de todas esas series y películas que no sabías cuándo podrías ver, acumuladas en los montones de pendiente del salón.

Abrir el buzón (físico o digital, tanto da; o ambos) y comprobar, oh, que se te volvió a olvidar felicitar a esa persona que, sin embargo, año tras año insiste en no olvidarse de tí.

Dejar para el último día lo de comprar los regalos obligados. Tan para el último día que... en algún caso, aprovechas las rebajas de enero para hacerlo. (Pero sin planearlo de manera consciente... por accidente, siempre. *cof* *cof* )

Mirar por la ventana de la cocina mientras los cacharros de la noche anterior languidecen en la pila, esperando el agua caliente y el fairy...

Preparar el calendario del año nuevo inminente (de Charles Addams, esta vez, ya les dije): apuntar los días libres previstos, los cumpleaños importantes, esas cosas.

Turrón de chocolate.


Dolor de riñones: demasiado tiempo sentado delante del ordenador, demasiado tiempo sentado entre tebeos, libros, revistas; demasiados días de levantarse algo más tarde de lo acostumbrado.

Comidas y/o cenas con amigos. (Menos, este año... pero las hay; o las habrá.)

Recordarse, demasiado tarde y casi todas las semanas, que no es buena idea pasear por el centro de la ciudad, que no es buena idea entrar en FNAC o Corte Inglés o similares cuando sólo se ven cabezas alrededor, un denso mar de cabezas entusiastas; que no es buena idea llevarse, con la inconsciencia propia de las fechas, la tarjeta de crédito por si acaso...

Cenas y/o comidas familiares. Inevitables, aburridas... la esencia misma de la Navidad.



Regalarles a ustedes con imágenes... inesperadas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo por sugerir... ¿Se pueden declar anticonstitucinales las navidades?
Me explico. En plenas fechas de babosa fraternidad su jefe de usted, me llama a casa para tocarme los webs. Tengo que comprar cosas inútiles, a las prisas y sin ganas; se me abren los esfinteres cuando escucho lo de Belen, la burra, los peces y el río; tendré que volver a escuchar las campanas de la D.G.S mientras me como unas uvas carísimas...
Sin querer sin iconoclasta (o sí, que igual me da) quedamos en Marzo, o en septiembre o cuando le plazca; nos tomamos lo que haga falta Chez Candy y celebramos el nuevo año en Gamínides, Moldavia, el Séptimo Cielo o donde se tercie.
Mientras tanto pienso llevar adelante un boicot activo, sin llegar a los extremos de eliminar de mi dieta ni el cava catalán ni el praliné de café de La Casa.
Un abrazo, páselo bien y (sin cinismos ni falsos deseos de "buena voluntad") espero que a muchos que a usted ya sabe, les den por donde los dos pensamos y los demás tengamos un próspero y féliz año nuevo.
Ramón, escuchando a Muddy Waters para que se le pase el mosqueo.

fcnaranjo dijo...

Ah... Anticonstitucionales ya deben serlo, me parece... por lo de la separación iglesia-estado, el laicismo y tal...

En cuanto a mi jefe (y suyo... no queramos escurrir aquí el bulto), ¿no tendrá que ver con el domingo pasado? Me consta que a nuestra común amiga M, cuyo turno cubrió usted el domingo, le han dicho que másle vale que justifique su ausencia no ya el sábado, sino el citado domingo... y el lunes.

Como ve, la cosa se va perfilando odiosa ya desde antes de que el año nuevo empiece: yo, en lo personal, estoy a ver si me hago con una copia del Estatuto de los Trabajadores, ya que el Puto Convenio se lo pasan por el forro de los cojones con esa alegría que usted y yo sabemos...

(Y todo esto, estando de vacaciones... ¡La que nos espera!)

Un saludo, y quedamos en eso: en Casa Candy, hasta que no queden botellines en la bodega...