Días largos estos últimos, accidentados. Con lluvia a ratos, con mucho correr de un sitio para otro, con poco tiempo para detenerse a pensar. Y sin tiempo, apenas, para nada más.
Pasará. En unos días.
En la espera, qué les voy a contar... Que apetece salir al balcón y acodarse un ratito, con una cerveza fría a mano, a mirar a la calle. Que huele bien la noche. Que hay que ponerse a hacer la cena: ya están los huevos, los ajetes tiernos, el queso.
Y de los skrulls ya hablamos mañana, si acaso...
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