Que sí, que se acaba.
Eso he leído por ahí...
Hoy, las nubes manchan de gris y de un calor sucio y pegajoso las calles por aquí. Por la ventana entra un remedo de brisa fresca, pero si uno sale y se queda quieto un ratito en la acera, deja un charco. Lo he comprobado hace un ratito.
Se ha dormido de pena, pero me he levantado considerablemente mejor que ayer: algo es algo.
Y me voy, que quiero hacer unas cositas antes de ir a trabajar... Ya luego les cuento, si eso...
miércoles, 31 de agosto de 2005
finales
Sé que todo el mundo habrá hablado y escrito sobre el tema, pero no me resisto a comentar las últimas entregas de las dos series "de culto" con las que nos ha estado obsequiando la tele pública últimamente: Perdidos y Mujeres desesperadas.
No teman, no quiero aburrirles repitiendo lo que han leído ya en otras pantallas, o incluso en papel. De Perdidos me sorprendió el desparpajo del continuará... Quiero decir, el considerable morro con que los guionistas lo dejan absolutamente todo en el aire, premeditadamente en el aire; incluso exageradamente en el aire. Pero admito que tampoco esperaba otra cosa... De Mujeres desesperadas no les sabría decir. Ata cabos, pero cada uno de ellos da paso a un misterio nuevo, o supone un cambio definitivo en la vida de los personajes. Eso es bueno. Y te deja con ganas de más... que también es bueno.
Me sorprende, también, que estas cosas se estrenen durante el verano, y se repongan a partir de septiembre. Antes no era así. Antes era justo lo contrario... (Y tampoco entiendo, ya que estamos, esa política de reemisión inmediata... ¿Eso no se traduce en una bajada automática de audiencia, dado que la gente acaba de ver la serie y a lo mejor prefiere buscar otra cosa?)
Y ya les dejo, que no son horas...
No teman, no quiero aburrirles repitiendo lo que han leído ya en otras pantallas, o incluso en papel. De Perdidos me sorprendió el desparpajo del continuará... Quiero decir, el considerable morro con que los guionistas lo dejan absolutamente todo en el aire, premeditadamente en el aire; incluso exageradamente en el aire. Pero admito que tampoco esperaba otra cosa... De Mujeres desesperadas no les sabría decir. Ata cabos, pero cada uno de ellos da paso a un misterio nuevo, o supone un cambio definitivo en la vida de los personajes. Eso es bueno. Y te deja con ganas de más... que también es bueno.
Me sorprende, también, que estas cosas se estrenen durante el verano, y se repongan a partir de septiembre. Antes no era así. Antes era justo lo contrario... (Y tampoco entiendo, ya que estamos, esa política de reemisión inmediata... ¿Eso no se traduce en una bajada automática de audiencia, dado que la gente acaba de ver la serie y a lo mejor prefiere buscar otra cosa?)
Y ya les dejo, que no son horas...
martes, 30 de agosto de 2005
lo que es no estar de humor...
Pues sí, que me he levantado hecho un trapo. Y el puto calor no ayuda.
Cuenta atrás: dos días y vacaciones.
Cuenta atrás: una cosita que ayer hablé por teléfono y escribiré para antes del viernes.
Cuenta atrás: un álbum, dos álbumes... cosas pendientes de mucha enjundia. Se avecinan tiempos emocionantes...
Cuenta atrás: en pocos días, Avilés. No, no podré ir. Pero les aconsejo que ustedes sí lo hagan, si pueden: merece la pena.
Cuenta atrás: dos días y vacaciones.
Cuenta atrás: una cosita que ayer hablé por teléfono y escribiré para antes del viernes.
Cuenta atrás: un álbum, dos álbumes... cosas pendientes de mucha enjundia. Se avecinan tiempos emocionantes...
Cuenta atrás: en pocos días, Avilés. No, no podré ir. Pero les aconsejo que ustedes sí lo hagan, si pueden: merece la pena.
lunes, 29 de agosto de 2005
ayer
Aunque no lo crean, ayer fui, después de comer, al cine. Hacía... no sé, meses.
Por supuesto, no hubo dudas respecto a qué película ver. No está la cartelera para mucha fiesta. (No para mí, al menos: que ya casi todo lo que despierta mi curiosidad, que no es mucho, sale en DVD al poco tiempo del estreno...) Tim Burton es, siempre, un valor seguro en mi lista. Y, después de Big Fish, no podía pensar en perderme Charlie y la fábrica de chocolate, una fiesta cromática como sólo él podía plantear sin caer en lo chabacano.
Disfruté la película desde la primera imagen, con ese logo de WB rodeado de la nieve que cae...
(Es, en lo argumental, acaso demasiado blanda. Echo de menos esa crueldad exquisita que envenenaba otros de sus títulos... pero supongo que hay que achacarlo a la novela original...)
Por lo demás, los actores están tremendos (en especial, claro, un Johnny Depp perfectamente desquiciado en uno de los papeles de su vida), el diseño de producción es pura magia... No sé, vayan a verla, qué quieren que les diga... Es un cuento de los de antes.
**********
Además, pude leer ayer (sí, hubo tiempo para mucho) el segundo tomo del Gotham Central de DC, que tenía en lista de espera desde hace tiempo. Un excelente guión, con imágenes del gran Michael Lark, que en estas páginas ha encontrado su espacio natural de expresión, creo, más allá del esteticismo de Terminal City. Me encanta su entintado. Y me encanta la expresividad de sus personajes.
Por supuesto, no hubo dudas respecto a qué película ver. No está la cartelera para mucha fiesta. (No para mí, al menos: que ya casi todo lo que despierta mi curiosidad, que no es mucho, sale en DVD al poco tiempo del estreno...) Tim Burton es, siempre, un valor seguro en mi lista. Y, después de Big Fish, no podía pensar en perderme Charlie y la fábrica de chocolate, una fiesta cromática como sólo él podía plantear sin caer en lo chabacano.
Disfruté la película desde la primera imagen, con ese logo de WB rodeado de la nieve que cae...
(Es, en lo argumental, acaso demasiado blanda. Echo de menos esa crueldad exquisita que envenenaba otros de sus títulos... pero supongo que hay que achacarlo a la novela original...)
Por lo demás, los actores están tremendos (en especial, claro, un Johnny Depp perfectamente desquiciado en uno de los papeles de su vida), el diseño de producción es pura magia... No sé, vayan a verla, qué quieren que les diga... Es un cuento de los de antes.
**********
Además, pude leer ayer (sí, hubo tiempo para mucho) el segundo tomo del Gotham Central de DC, que tenía en lista de espera desde hace tiempo. Un excelente guión, con imágenes del gran Michael Lark, que en estas páginas ha encontrado su espacio natural de expresión, creo, más allá del esteticismo de Terminal City. Me encanta su entintado. Y me encanta la expresividad de sus personajes.
domingo, 28 de agosto de 2005
dimanche, ah...
Solecito. (Cuidado: abrasa.)
Lectura de periódico rápida: una entrevista que Espada le hace a un biólogo de Ciencia-Ficción, y que la hace, parece, con una ceja permanentemente enarcada; de puro asombro, educado y, no sé, quizá un poco escéptico... Poco más.
Hablando del género, ayer regresé a Dan Simmons: El ascenso de Endymion. Es lectura veloz y exuberante, de las que se beben: ¡aventuras espaciales! Space Opera, lo llaman; hay gente nueva, ingleses sobre todo, haciendo cosas sorprendentes con unos mimbres que olían, hace tiempo, a rancio... (El Adam Strange de Ferry va por ahí, pero con componente superheróico. Más soso, más convencional, pero bonito, muy bonito: guiones solventes de Diggle y un trabajo de color curioso de Dave McCaig. Nuestro Ferry, excelente. Casi se diría que ha nacido para estas cosas...)
No he comprobado aún si anoche se grabó en condiciones (entera) la película de Rohmer: Pauline en la playa. (Pienso en unas vacaciones, inminentes ya, con el francés y unos cuantos maestros japoneses como dieta audiovisual... No sería mala cosa, ¿verdad? Pero también están todas esas series que se van acumulando... No sé, ¿para qué necesito la televisión? Con la de cosas enlatadas que hay a mi alcance...)
Ah, pero además, hoy salgo a comer fuera. Apetece. (No teman: procuraré ir por la acera de sombra...)
(La banda sonora del fin de semana: Dear catastrophe waitress, de Belle & Sebastian.)
Lectura de periódico rápida: una entrevista que Espada le hace a un biólogo de Ciencia-Ficción, y que la hace, parece, con una ceja permanentemente enarcada; de puro asombro, educado y, no sé, quizá un poco escéptico... Poco más.
Hablando del género, ayer regresé a Dan Simmons: El ascenso de Endymion. Es lectura veloz y exuberante, de las que se beben: ¡aventuras espaciales! Space Opera, lo llaman; hay gente nueva, ingleses sobre todo, haciendo cosas sorprendentes con unos mimbres que olían, hace tiempo, a rancio... (El Adam Strange de Ferry va por ahí, pero con componente superheróico. Más soso, más convencional, pero bonito, muy bonito: guiones solventes de Diggle y un trabajo de color curioso de Dave McCaig. Nuestro Ferry, excelente. Casi se diría que ha nacido para estas cosas...)
No he comprobado aún si anoche se grabó en condiciones (entera) la película de Rohmer: Pauline en la playa. (Pienso en unas vacaciones, inminentes ya, con el francés y unos cuantos maestros japoneses como dieta audiovisual... No sería mala cosa, ¿verdad? Pero también están todas esas series que se van acumulando... No sé, ¿para qué necesito la televisión? Con la de cosas enlatadas que hay a mi alcance...)
Ah, pero además, hoy salgo a comer fuera. Apetece. (No teman: procuraré ir por la acera de sombra...)
(La banda sonora del fin de semana: Dear catastrophe waitress, de Belle & Sebastian.)
viernes, 26 de agosto de 2005
¡ respira !
Esta mañana, una charla en un café. El primer álbum, por fin, terminado: quedan detalles, ya se harán una idea (terminar la traducción, rotular...), pero está ya. En unos días, en cuanto que tengamos noticias de Bélgica, les ofreceré la exclusiva; nada, unas páginas, lápices... esas cosas que sé que les gustan. Y, con los nervios de esa última página terminada, la primera conversación a tres bandas sobre el segundo libro. Cambio de escenario, cambio de tono (o no), cambio de época histórica... y otra vez la excitación de empezar, no ya de cero, pero empezar otra vez, construir algo desde los cimientos, plantearse retos, avanzar...
**********
En El País, hoy, necrológica de Olga Ramos a cargo de Haro Tecglén. Modélica, me parece. Ágil, cercana, conmovedora, informativa, mordaz, bien escrita.
Si no han tirado el diario, échenle un ojo. Merece la pena.
**********
En el Canal +, la tercera entrega de Matrix, mucho más llevadera que la anterior, pero igual de superflua. La potencia de algunas imágenes ha perdido capacidad de sorprender, dejando al descubierto lo endeble del argumento. Me sigue gustando cierta estética, y esa Trinity que es puro Neuromante, una mantis de titanio y vinilo.
**********
Ya es inminente: se me echan encima las vacaciones, otra vez.
Falta me hacen...
**********
En El País, hoy, necrológica de Olga Ramos a cargo de Haro Tecglén. Modélica, me parece. Ágil, cercana, conmovedora, informativa, mordaz, bien escrita.
Si no han tirado el diario, échenle un ojo. Merece la pena.
**********
En el Canal +, la tercera entrega de Matrix, mucho más llevadera que la anterior, pero igual de superflua. La potencia de algunas imágenes ha perdido capacidad de sorprender, dejando al descubierto lo endeble del argumento. Me sigue gustando cierta estética, y esa Trinity que es puro Neuromante, una mantis de titanio y vinilo.
**********
Ya es inminente: se me echan encima las vacaciones, otra vez.
Falta me hacen...
cosquillas
una araña que camina sobre las plaquetas blancas, deprisa, deprisa, se aleja de la luz deprisa sobre plaquetas azules y plaquetas blancas
y una servilleta de papel para atraparla, para asesinarla, encerrarla, quebrarla
al cubo de la basura
(Y, por la ventana, el olor silencioso de la noche...)
y una servilleta de papel para atraparla, para asesinarla, encerrarla, quebrarla
al cubo de la basura
(Y, por la ventana, el olor silencioso de la noche...)
jueves, 25 de agosto de 2005
conversación
De la lectura del libro en cuestión (Eisner/Miller, Dark Horse) se desprenden algunas conclusiones que tampoco van a sorprender a nadie, supongo. Por ejemplo, que Frank Miller es un tipo bastante limitado y un poco arrogante, y que su visión del mundo se acerca peligrosamente a sus guiones: blanco y negro puro, nada de grises. Por ejemplo, que Eisner era alguien con mucha experiencia vital, pragmático, que solía pensar mucho las cosas antes de aventurarse a hablar.
Nada que sorprenda a nadie, ya digo.
Pero resulta muy entretenido comprobar cómo van desgranando sus diferentes (contrapuestas, a veces) visiones del medio y de la industria. Cómo se esfuerzan (ambos, hay que reconocerlo) por encontrar terrenos comunes. Cómo se demuestran un respeto considerable (y justificado).
Es, sobre todo, esclarecedor leer las declaraciones de Eisner en torno a la relación de autores y editores a través de la historia del medio, mucho más realista que el cuento de buenos y malos, de explotadores dickensianos y explotados pobrecitos, que pinta Miller. Es refrescante leer que no puede contemplarse la industria de hace cuarenta años desde una perspectiva contemporánea, que entonces las cosas eran así en todas partes, no únicamente en los tebeos. Que los autores (y mucho cuidado con el término autor...) no son engañados por unos maquiavélicos editores, sino que más bien se dejan engañar: porque hay contratos, y un contrato obliga legalmente a ambas partes; y porque hay abogados; y porque si te fías de la palabra de alguien a quien no conoces más que de una relación de compra y venta de talento (de eso se trata este negocio, al fin y al cabo), allá tú. (La gente, durante los primeros años de la industria del comic-book, no tenía la menor consideración por su propio trabajo, estaban allí, dibujando páginas a toda velocidad, como una manera de hacer dinero mientras planeaban su asalto a las cosas que de verdad tenían importancia y prestigio: la ilustración, la tira de prensa... Incluso más adelante, autores de la talla de John Buscema insistieron a menudo en minusvalorar su propia labor. Resulta difícil, muy difícil, dignificar un medio que es despreciado por sus propios creadores... Y, aún así, cuando Neal Adams inició los primeros movimientos reivindicativos en el seno de la industria, de lo que se hablaba era de dinero, de royalties, nunca de responsabilidad creadora... Todo eso lo explica muy bien el creador de Spirit; y lo hace desde dentro, además, porque él lo vivió como autor, uno de los pocos que sí creía en el medio como forma artística y expresiva.)
Y es esclarecedor, también, comprobar cómo Miller habla de dinero, de ventas, de la excitación de formar parte de eso que llama cultura pop (pero que no aclara en qué consiste), mientras que Eisner habla del medio, de contar historias, de expresar sentimientos, de la Historieta como forma literaria.
El mayor relativiza todo, lo contextualiza, lo mira con distancia. El otro parece más interesado en los absolutos, no se preocupa de matizar; ni se lo plantea.
Y es muy interesante el último tercio del libro. Debería ser de lectura obligada para los profesionales del medio, en general. (Esperemos que alguien lo traduzca y lo edite por aquí; pero que lo traduzca, digo: no que lo masacre, como ocurrió con el Shop Talk...)
El libro se cierra en positivo, además: hay gente nueva, hay nuevos editores, hay un mercado abierto, hay más ganas de contar cosas nuevas que nunca. Los próximos años serán apasionantes para el medio... (Personalmente, dejen que brinde por ello...)
Nada que sorprenda a nadie, ya digo.
Pero resulta muy entretenido comprobar cómo van desgranando sus diferentes (contrapuestas, a veces) visiones del medio y de la industria. Cómo se esfuerzan (ambos, hay que reconocerlo) por encontrar terrenos comunes. Cómo se demuestran un respeto considerable (y justificado).
Es, sobre todo, esclarecedor leer las declaraciones de Eisner en torno a la relación de autores y editores a través de la historia del medio, mucho más realista que el cuento de buenos y malos, de explotadores dickensianos y explotados pobrecitos, que pinta Miller. Es refrescante leer que no puede contemplarse la industria de hace cuarenta años desde una perspectiva contemporánea, que entonces las cosas eran así en todas partes, no únicamente en los tebeos. Que los autores (y mucho cuidado con el término autor...) no son engañados por unos maquiavélicos editores, sino que más bien se dejan engañar: porque hay contratos, y un contrato obliga legalmente a ambas partes; y porque hay abogados; y porque si te fías de la palabra de alguien a quien no conoces más que de una relación de compra y venta de talento (de eso se trata este negocio, al fin y al cabo), allá tú. (La gente, durante los primeros años de la industria del comic-book, no tenía la menor consideración por su propio trabajo, estaban allí, dibujando páginas a toda velocidad, como una manera de hacer dinero mientras planeaban su asalto a las cosas que de verdad tenían importancia y prestigio: la ilustración, la tira de prensa... Incluso más adelante, autores de la talla de John Buscema insistieron a menudo en minusvalorar su propia labor. Resulta difícil, muy difícil, dignificar un medio que es despreciado por sus propios creadores... Y, aún así, cuando Neal Adams inició los primeros movimientos reivindicativos en el seno de la industria, de lo que se hablaba era de dinero, de royalties, nunca de responsabilidad creadora... Todo eso lo explica muy bien el creador de Spirit; y lo hace desde dentro, además, porque él lo vivió como autor, uno de los pocos que sí creía en el medio como forma artística y expresiva.)
Y es esclarecedor, también, comprobar cómo Miller habla de dinero, de ventas, de la excitación de formar parte de eso que llama cultura pop (pero que no aclara en qué consiste), mientras que Eisner habla del medio, de contar historias, de expresar sentimientos, de la Historieta como forma literaria.
El mayor relativiza todo, lo contextualiza, lo mira con distancia. El otro parece más interesado en los absolutos, no se preocupa de matizar; ni se lo plantea.
Y es muy interesante el último tercio del libro. Debería ser de lectura obligada para los profesionales del medio, en general. (Esperemos que alguien lo traduzca y lo edite por aquí; pero que lo traduzca, digo: no que lo masacre, como ocurrió con el Shop Talk...)
El libro se cierra en positivo, además: hay gente nueva, hay nuevos editores, hay un mercado abierto, hay más ganas de contar cosas nuevas que nunca. Los próximos años serán apasionantes para el medio... (Personalmente, dejen que brinde por ello...)
miércoles, 24 de agosto de 2005
películas (II)
La carne es débil, en fin.
Ozu: Buenos días, El sabor del sake, Cuentos de Tokyo.
Mizoguchi: Cuentos de la luna pálida, El intendente Sansho, Utamaro y sus 5 mujeres, La emperatriz Yang Kwei-fei.
Kurosawa: Rashomon.
Keisuke Kinoshita: La balada de Narayama. (Una versión anterior a la conocida por aquí...)
Teinosuke Kinugasa: La puerta del infierno. (La pasó Garci no hace mucho: horrible doblaje; aquí se la puede disfrutar en versión original con subtítulos...)
No, no tengo ni idea de dónde voy a guardarlas.
Y no, tampoco sé cuándo podré verlas.
(Más grave aún: no creo que resista la tentación de hacerme con más; Ozu y Mizoguchi, qué demonio...)
**********
Tengo, además, un librito compilando el Adam Strange que dibujó no hace mucho nuestro Ferry para DC. Un trabajo limpito. Lo leeré en breve, y les cuento qué tal...
**********
Televisión.
Por un lado, esta noche emitirán el segundo de los capítulos que se saltaron de El ala oeste, y que enlaza con el que pudo verse el lunes. Por si ustedes lo van grabando y los ven cada varios días, como suelo hacer yo...
Por otro lado, mañana termina la primera temporada (en emisión analógica) de Perdidos, que ha acabado por engancharme como ni yo mismo pensé que lo consiguiera. Curiosamente, en una pirueta casi grotesca, TVE anuncia que, también mañana, y a continuación, se iniciará la reposición de la serie. Podremos ver, por este orden (y no sé si con interludio publicitario o a pelo), el último capítulo y el primero.
**********
Vuelve el calor, ¿se lo he contado ya?
Ozu: Buenos días, El sabor del sake, Cuentos de Tokyo.
Mizoguchi: Cuentos de la luna pálida, El intendente Sansho, Utamaro y sus 5 mujeres, La emperatriz Yang Kwei-fei.
Kurosawa: Rashomon.
Keisuke Kinoshita: La balada de Narayama. (Una versión anterior a la conocida por aquí...)
Teinosuke Kinugasa: La puerta del infierno. (La pasó Garci no hace mucho: horrible doblaje; aquí se la puede disfrutar en versión original con subtítulos...)
No, no tengo ni idea de dónde voy a guardarlas.
Y no, tampoco sé cuándo podré verlas.
(Más grave aún: no creo que resista la tentación de hacerme con más; Ozu y Mizoguchi, qué demonio...)
**********
Tengo, además, un librito compilando el Adam Strange que dibujó no hace mucho nuestro Ferry para DC. Un trabajo limpito. Lo leeré en breve, y les cuento qué tal...
**********
Televisión.
Por un lado, esta noche emitirán el segundo de los capítulos que se saltaron de El ala oeste, y que enlaza con el que pudo verse el lunes. Por si ustedes lo van grabando y los ven cada varios días, como suelo hacer yo...
Por otro lado, mañana termina la primera temporada (en emisión analógica) de Perdidos, que ha acabado por engancharme como ni yo mismo pensé que lo consiguiera. Curiosamente, en una pirueta casi grotesca, TVE anuncia que, también mañana, y a continuación, se iniciará la reposición de la serie. Podremos ver, por este orden (y no sé si con interludio publicitario o a pelo), el último capítulo y el primero.
**********
Vuelve el calor, ¿se lo he contado ya?
películas
Están emitiendo en la 2 el Nosferatu de Herzog, en una copia que me parece un poquito pobre, mal doblada... Reconozco un cierto encanto hipnótico en las imágenes... pero creo que no tengo ya paciencia para estas cosas... (Igual he blasfemado, pero tampoco sería la primera vez; ya dije en otra parte que Joseph Conrad me aburre sobremanera, por ejemplo.)
Tengo en lista de espera (entre muchas otras) el 2046 de Wong Kar Wai, del que espero momentos más intensos, qué quieren... O El cocinero, su mujer, el ladrón y su amante, del señor Greenaway: una debilidad personal.
(Por cierto, y ya que hablamos de intensidad, he visto que en la FNAC hay un puñado de DVDs a buen precio: Ozu, sin ir más lejos. A ver si mañana mismo...)
Tengo en lista de espera (entre muchas otras) el 2046 de Wong Kar Wai, del que espero momentos más intensos, qué quieren... O El cocinero, su mujer, el ladrón y su amante, del señor Greenaway: una debilidad personal.
(Por cierto, y ya que hablamos de intensidad, he visto que en la FNAC hay un puñado de DVDs a buen precio: Ozu, sin ir más lejos. A ver si mañana mismo...)
martes, 23 de agosto de 2005
camino de septiembre...
Me han dicho que bajaron las temperaturas este fin de semana por acá... pero parece que la cosa se ha reconfigurado esta mañana, y al sol ya empieza a no poderse estar. En fin...
Nada, un par de cositas: que se ha muerto el señor Moog, a los 71 años. Ya saben, el de los sintetizadores... Seguramente irá a algún tecnoparaíso diseñado por Moebius y Miguel Ángel Martín...
Y que, si bien he optado por no decir nada de los helicópteros siniestrados y los fallecidos en Afganistán, por respeto (y por pudor), cada día me parece más siniestro, más repugnante, el ejercicio de necrofilia electoral que se está escenificando a su costa. Y disparo a ambos bandos. E incluso al tercero, la izquierda coplera (o cupletera, no sé) exigiendo la retirada de las tropas y demás. Creo que al actual ministro de la Defensa habría que echarlo del país; mejor nos iría a todos, aunque solamente fuera en lo moral; y en lo estético, claro, que lo del aterrizaje en Florentino´s fue... obsceno. Pero es que, para obscenidades, escuchar a los voceros del PP exigir ahora transparencia y responsabilidades y preguntar por las identificaciones y pedir que comparezca el boss... después de sus diferentes desprecios al Parlamento y a la opinión pública cuando mandaban... (Ojito: me parece obscena e innoble su actitud; que pidan lo que pidan, no está mal pedido, seguramente: transparencia y demás. Es la paradoja de quién lo pide; que no lo piden, además: lo exigen. Hienas.)
Nada, un par de cositas: que se ha muerto el señor Moog, a los 71 años. Ya saben, el de los sintetizadores... Seguramente irá a algún tecnoparaíso diseñado por Moebius y Miguel Ángel Martín...
Y que, si bien he optado por no decir nada de los helicópteros siniestrados y los fallecidos en Afganistán, por respeto (y por pudor), cada día me parece más siniestro, más repugnante, el ejercicio de necrofilia electoral que se está escenificando a su costa. Y disparo a ambos bandos. E incluso al tercero, la izquierda coplera (o cupletera, no sé) exigiendo la retirada de las tropas y demás. Creo que al actual ministro de la Defensa habría que echarlo del país; mejor nos iría a todos, aunque solamente fuera en lo moral; y en lo estético, claro, que lo del aterrizaje en Florentino´s fue... obsceno. Pero es que, para obscenidades, escuchar a los voceros del PP exigir ahora transparencia y responsabilidades y preguntar por las identificaciones y pedir que comparezca el boss... después de sus diferentes desprecios al Parlamento y a la opinión pública cuando mandaban... (Ojito: me parece obscena e innoble su actitud; que pidan lo que pidan, no está mal pedido, seguramente: transparencia y demás. Es la paradoja de quién lo pide; que no lo piden, además: lo exigen. Hienas.)
lunes, 22 de agosto de 2005
honey, I´m home!
Eso, que ya estoy de vuelta.
Fue breve, ya les dije.
Anoche, en medio del campo, mirar el cielo fue increíble. Se me olvida siempre cuántas estrellas pueden verse lejos de Madriz...
Pero esta ciudad tiene algo, ¿saben? No lo sé explicar, pero en el autocar, de vuelta, miraba hoy las calles, los edificios iluminados por un sol ya casi pegado al horizonte, esa luz otoñal, oro y sombra... Y hasta la maquinaria de las omnipresentes obras me parecía hermosa. No sé estar lejos...
Por lo demás, qué decirles: del libro, que casi he leído en un cincuenta por ciento, me queda muy, pero muy clara, una cosa; y es que Miller está encantado de conocerse.
**********
La semana promete ser rara.
Tengo, además, algunas cosas por hacer...
Y me rondan en la cabeza algunos proyectos para el mes próximo. Todo se andará: igual hasta les cuento, en unos días, por dónde van a ir mis tiros inmediatos...
Fue breve, ya les dije.
Anoche, en medio del campo, mirar el cielo fue increíble. Se me olvida siempre cuántas estrellas pueden verse lejos de Madriz...
Pero esta ciudad tiene algo, ¿saben? No lo sé explicar, pero en el autocar, de vuelta, miraba hoy las calles, los edificios iluminados por un sol ya casi pegado al horizonte, esa luz otoñal, oro y sombra... Y hasta la maquinaria de las omnipresentes obras me parecía hermosa. No sé estar lejos...
Por lo demás, qué decirles: del libro, que casi he leído en un cincuenta por ciento, me queda muy, pero muy clara, una cosa; y es que Miller está encantado de conocerse.
**********
La semana promete ser rara.
Tengo, además, algunas cosas por hacer...
Y me rondan en la cabeza algunos proyectos para el mes próximo. Todo se andará: igual hasta les cuento, en unos días, por dónde van a ir mis tiros inmediatos...
sábado, 20 de agosto de 2005
paréntesis
Nada, cosa de poco: el martes estoy otra vez aquí.
Me llevo un libro que acabo de comprar: Eisner/Miller. Se trata de una entrevista entre ambos, propiciada por Diana Schutz y conducida por Charles Brownstein, que ha editado Dark Horse. Hablan de sus cosas y desde la admiración mutua, pero también desde la inquietud por el medio y la industria, y desde el entusiasmo del creador que quiere romper, inventar, llegar más lejos. La cosa promete.
El martes, ya digo, estoy aquí. Como un clavo. Y ya les cuento...
Me llevo un libro que acabo de comprar: Eisner/Miller. Se trata de una entrevista entre ambos, propiciada por Diana Schutz y conducida por Charles Brownstein, que ha editado Dark Horse. Hablan de sus cosas y desde la admiración mutua, pero también desde la inquietud por el medio y la industria, y desde el entusiasmo del creador que quiere romper, inventar, llegar más lejos. La cosa promete.
El martes, ya digo, estoy aquí. Como un clavo. Y ya les cuento...
diez años
Uno amanece con tebeos en Babelia, un gesto que se diluye en el tono insustancial de la cosa.
Unos días antes, el jueves, el mismo periódico incluyó en sus páginas un reportaje sobre Periplo imaginario, la exposición que se ha inaugurado en Siena en torno a Hugo Pratt con motivo del décimo aniversario de su muerte. (Diez años ya, sí... Mejor no insistir en lo del paso del tiempo y eso...) Acuarelas, páginas de sus historietas... y una sensación general de que se rinde tributo a un artista, a alguien importante, a un narrador; a un creador.
El artículo era digno, incluso emotivo.
Diez años ya... No se entiende la Historieta moderna sin Hugo Pratt. Fue el primer clásico que rompió moldes sin abandonar la tradición. Fue un narrador, ya está dicho; con todas las consecuencias. Para él, el dibujo no era más que otro elemento narrativo, como las palabras, como los lugares, como los personajes. Se inició como seguidor aventajado de Caniff y Robbins, y acabó en un grado de abstracción y síntesis que muchos no han entendido: sus últimos álbumes son de una belleza plástica, de una desnudez y de una pureza arrebatadoras.
Muchos autores de hoy le deben casi todo, incluso si no lo saben...
Nosotros le debemos el placer que Corto y un buen montón de sus personajes nos han proporcionado.
Unos días antes, el jueves, el mismo periódico incluyó en sus páginas un reportaje sobre Periplo imaginario, la exposición que se ha inaugurado en Siena en torno a Hugo Pratt con motivo del décimo aniversario de su muerte. (Diez años ya, sí... Mejor no insistir en lo del paso del tiempo y eso...) Acuarelas, páginas de sus historietas... y una sensación general de que se rinde tributo a un artista, a alguien importante, a un narrador; a un creador.
El artículo era digno, incluso emotivo.
Diez años ya... No se entiende la Historieta moderna sin Hugo Pratt. Fue el primer clásico que rompió moldes sin abandonar la tradición. Fue un narrador, ya está dicho; con todas las consecuencias. Para él, el dibujo no era más que otro elemento narrativo, como las palabras, como los lugares, como los personajes. Se inició como seguidor aventajado de Caniff y Robbins, y acabó en un grado de abstracción y síntesis que muchos no han entendido: sus últimos álbumes son de una belleza plástica, de una desnudez y de una pureza arrebatadoras.
Muchos autores de hoy le deben casi todo, incluso si no lo saben...
Nosotros le debemos el placer que Corto y un buen montón de sus personajes nos han proporcionado.
la sombra de marinetti
(Bonito título, ¿verdad? Uno imagina cosas tenebrosas, conjuras futuristas, enemigos embozados, dirigibles en llamas...)
No, en serio: en Valvoline había siempre un aire como de vanguardia clásica, si se me permite la paradoja. Tzara y Marinetti, ya saben, el Cabaret Voltaire, la velocidad, la inspiración demoledora, el ruidismo, incendiar los museos... Las páginas de Igort y de Carpinteri, algo hemos hablado más abajo...
Mattotti abandonó, en el seno de Valvoline, un expresionismo de corte social, minucioso y dúctil, por la burbujeante ruptura del color y la geometría. Fue en las páginas de este libro que Sinsentido pondrá en breve en las tiendas, un álbum lleno de juventud, de inquietudes y de tanteos, de invenciones, de jardines de papel.
Después vendría el fauvismo terrible de Fuegos, el terciopelo críptico de Murmure y de Labyrinthes, el retorno a la línea pura y sonámbula... Después vendría el Mattotti que conocemos todos. Pero este libro fue (debió ser) para él como abrir la ventana y ver que el cielo es azul, que las nubes, a veces, pareciera que arden...
No, en serio: en Valvoline había siempre un aire como de vanguardia clásica, si se me permite la paradoja. Tzara y Marinetti, ya saben, el Cabaret Voltaire, la velocidad, la inspiración demoledora, el ruidismo, incendiar los museos... Las páginas de Igort y de Carpinteri, algo hemos hablado más abajo...
Mattotti abandonó, en el seno de Valvoline, un expresionismo de corte social, minucioso y dúctil, por la burbujeante ruptura del color y la geometría. Fue en las páginas de este libro que Sinsentido pondrá en breve en las tiendas, un álbum lleno de juventud, de inquietudes y de tanteos, de invenciones, de jardines de papel.
Después vendría el fauvismo terrible de Fuegos, el terciopelo críptico de Murmure y de Labyrinthes, el retorno a la línea pura y sonámbula... Después vendría el Mattotti que conocemos todos. Pero este libro fue (debió ser) para él como abrir la ventana y ver que el cielo es azul, que las nubes, a veces, pareciera que arden...
viernes, 19 de agosto de 2005
más papel
Manu Larcenet es otro de esos autores prolíficos del otro lado de los Pirineos que sorprenden con cada nuevo trabajo, bien por el salto cualitativo con respecto al anterior, bien por el cambio inopinado de tema (o bien por la originalidad de su planteamiento, que también...). Si uno lee el listado de obras que suele aparecer en sus álbumes, se siente un poco abrumado... No tanto como con titanes como Sfar o Trondheim, claro... pero poco le falta. (Con ambos ha trabajado en más de una ocasión, por cierto, con resultados desiguales, pero efectivos.)
Después de las dos entregas de Los combates cotidianos (¿se tituló así aquí?) y de Une aventure rocambolesque de... (Sigmund Freud y Vincent Van Gogh; éste sí está editado en castellano, por Norma), lo último que he podido leer suyo es esta jocosa aventura cuya portada les dejo aquí al lado. Se trata de un acercamiento, en clave de humor y lleno de ternura, al mito de Robin Hood. El sheriff, Lord Greystoke, el Papa, Little John, Mariana y el propio Robin reciben un tratamiento irreverente, resuelto en episodios de seis páginas y con un final desolador.
El estilo de Larcenet es de apariencia desaliñada, pero de trazo firme y muy bello, expresivo, en la línea del mejor Conrad (y, por tanto, si nos remontamos, del mejor Franquin).
Confiemos en que vayan apareciendo sus libros en castellano, después del éxito de Los combates cotidianos. (Porque lo tuvo, supongo... o quiero suponer: ¿alguien conoce cifras de ventas? No, lo pregunto en serio... no quiero risas...)
**********
(He podido leer, también, la tercera entrega de Inspecteur Moroni, la serie de Guy Delisle. Se titula Le syndrome de Stokholm y no merece la pena que les muestre imágenes, el álbum es más bien soso y Delisle parece que se aburra de su personaje, porque insiste en convertirlo en mero testigo; ni siquiera eso: comparsa de la acción, que por lo demás tampoco es emocionante. Se lo pueden ahorrar...)
Después de las dos entregas de Los combates cotidianos (¿se tituló así aquí?) y de Une aventure rocambolesque de... (Sigmund Freud y Vincent Van Gogh; éste sí está editado en castellano, por Norma), lo último que he podido leer suyo es esta jocosa aventura cuya portada les dejo aquí al lado. Se trata de un acercamiento, en clave de humor y lleno de ternura, al mito de Robin Hood. El sheriff, Lord Greystoke, el Papa, Little John, Mariana y el propio Robin reciben un tratamiento irreverente, resuelto en episodios de seis páginas y con un final desolador.
El estilo de Larcenet es de apariencia desaliñada, pero de trazo firme y muy bello, expresivo, en la línea del mejor Conrad (y, por tanto, si nos remontamos, del mejor Franquin).
Confiemos en que vayan apareciendo sus libros en castellano, después del éxito de Los combates cotidianos. (Porque lo tuvo, supongo... o quiero suponer: ¿alguien conoce cifras de ventas? No, lo pregunto en serio... no quiero risas...)
**********
(He podido leer, también, la tercera entrega de Inspecteur Moroni, la serie de Guy Delisle. Se titula Le syndrome de Stokholm y no merece la pena que les muestre imágenes, el álbum es más bien soso y Delisle parece que se aburra de su personaje, porque insiste en convertirlo en mero testigo; ni siquiera eso: comparsa de la acción, que por lo demás tampoco es emocionante. Se lo pueden ahorrar...)
jueves, 18 de agosto de 2005
la piel
Encuentro en el rincón de Magda una imagen y una llave para acceder a más. Se trata de la obra de Francine Van Hove. Son escenas íntimas, de una belleza melancólica y un poco amanerada. Escenas protagonizadas por mujeres, solas o en grupo. Mujeres de piel cálida, de gesto ensimismado. Mujeres hermosas, tranquilas, agitadas por mareas internas, por dudas, por recuerdos. Mujeres que llevan la vida marcada en cada gesto, en la dejadez de ese cuello, en la curva de la nuca, en el juego de luces de la clavícula, en los mechones que caen, indolentes, sobre la frente.
Mujeres que invitan a fumar un cigarrillo a su lado, a escuchar, a soñar.
Mujeres de ojos cerrados y piel viva... todo en ellas es piel, tacto, invitación a lo íntimo, silencio cómplice. Todo en ellas es crepúsculo y ensueño.
folletón
La belleza de lo descomunal, de la pura narración descabellada. En ella hunden sus raíces los autores de esa nueva BD que nos llega con cuentagotas: David B, Sfar, Blain, Larcenet...
Leí anoche Urani, un libro resuelto a cuatro manos por los dos primeros y editado en la ya legendaria colección Poisson Pilote, de Dargaud. Es todo un despropósito, con un tigre de pasado oscuro y presencia regia, con una superheroína subvencionada por la Unión Europea y que es una giganta rubia de memoria frágil y manos corrosivas. Con una ciudad que hunde sus raíces en la Europa arquetípica, unas raíces que comparte con Yggdrasil, el árbol primigenio. Una ciudad construída alrededor de un cementerio y que genera las pesadillas más extrañas en sus habitantes.
Episodios cortos, a cargo de Sfar o de David B, alternativamente. Un festín para el lector hambriento de historias y de misterios. Una celebración del género (el folletón), tan querido por cierta cultura (con minúscula, sí: es la cultura que a mí me importa, la pequeña, la común, la que genera permanentes novedades a mi alrededor, la que no me trata de usted y con desprecio); tan querido, decía, por cierta tradición cultural (popular) francesa.
¿Quién dijo que no hay tebeos nuevos, que los géneros murieron, que ya es todo aburrido en nuestro papel impreso?
Leí anoche Urani, un libro resuelto a cuatro manos por los dos primeros y editado en la ya legendaria colección Poisson Pilote, de Dargaud. Es todo un despropósito, con un tigre de pasado oscuro y presencia regia, con una superheroína subvencionada por la Unión Europea y que es una giganta rubia de memoria frágil y manos corrosivas. Con una ciudad que hunde sus raíces en la Europa arquetípica, unas raíces que comparte con Yggdrasil, el árbol primigenio. Una ciudad construída alrededor de un cementerio y que genera las pesadillas más extrañas en sus habitantes.
Episodios cortos, a cargo de Sfar o de David B, alternativamente. Un festín para el lector hambriento de historias y de misterios. Una celebración del género (el folletón), tan querido por cierta cultura (con minúscula, sí: es la cultura que a mí me importa, la pequeña, la común, la que genera permanentes novedades a mi alrededor, la que no me trata de usted y con desprecio); tan querido, decía, por cierta tradición cultural (popular) francesa.
¿Quién dijo que no hay tebeos nuevos, que los géneros murieron, que ya es todo aburrido en nuestro papel impreso?
terruños
La lectura de Baroja, esa soltura. Y la última entrega de sus memorias, La guerra civil en la frontera.
Unas frases que cierran el prólogo, y que definen, me parece, lo que es este país. Eso que detesto con toda mi alma, la mismidad secreta de ser español:
El librito lo edita Caro Raggio, y va ya por la segunda edición. Conviene leerlo... (como todo lo de Baroja, claro).
Unas frases que cierran el prólogo, y que definen, me parece, lo que es este país. Eso que detesto con toda mi alma, la mismidad secreta de ser español:
España es un país para reaccionarios, para gente que sabe vivir. Hay
poco sentido de justicia. Al español le gusta el chanchullo constante, el
capricho, la postura. Este sí, el otro no. De ahí no saldrá jamás.
-Este tipo tiene cinco destinos magníficos.
-Y no trabajará ni irá nunca a la oficina.
-Nunca, hasta las pagas se le llevan a casa.
-¡Qué tío!
Y esto produce admiración.
El librito lo edita Caro Raggio, y va ya por la segunda edición. Conviene leerlo... (como todo lo de Baroja, claro).
miércoles, 17 de agosto de 2005
salón-comedor
Esta cosa de la Internet, que es casi magia. Uno pone en el éter un texto, alguien lo captura, lo lee, contesta. Uno pone, en su texto, un enlace, que a su vez lleva a otro sitio, a diez lugares conectados así, lateralmente, un poco al azar de las afinidades particulares de quien escribe. Y de esa madeja, de esa maraña impredecible llegan respuestas, mensajes que son casi una aventura y, por supuesto, mapas de un tesoro.
Hace ya casi un año (once meses, día más o día menos), cuando aún trasteaba yo aquí sin hacerlo público, me llegó un mensaje, un comentario de alguien de ultramar (Argentina, si no recuerdo mal) que había leído mis tres días de bitácora y saludaba desde su, también, poquito tiempo en el aire. Curioseé, como era de ley, y encontré un post bonito, emotivo, contando de una noche, de mirar pasar los trenes desde el auto parado, de la modorra tierna de haber bebido algo de más al lado de alguien especial...
Hace unos meses, descubrí en los comentarios una nota de alguien que, en castellano macarrónico, decía que, en efecto, el tal Carrere no era nada conocido, que no le sonaba de nada. Curioseé, de nuevo: una quinceañera gringa escribía su blog desde clase, mientras su profesor les hablaba no recuerdo si de La roja insignia del valor o de Sin novedad en el frente. La saludé, me devolvió el saludo (le pareció muy divertido mezclar idiomas así: ella estudiaba allá español). Abandonó el blog al poco tiempo. Le gustaban mucho Stone Temple Pilots, si mal no recuerdo.
Cuando hace poco les comenté a ustedes de la bitácora de la vendedora de Avon y la enlacé, ella tardó apenas un día en responder con un Muchos gracias!
Y hace dos días recibí una carta digital de Argentina, otra vez. Una jovencita, D, había tropezado con este espacio de manera accidental y decidió decir ¡Hola! Lectora de Benedetti, estudiante de Filosofía, enamorada de Buenos Aires.
Todo esto así, de manera espontánea, accidental.
Por no hablar de la gente que entra en el rincón de los comentarios para dejar su opinión, para saludar, para preguntar, para dejar constancia de que están ahí...
Como dejar las ventanas abiertas y leer en voz alta.
(Una noche, hace ya mucho, descubrí a un gato en el alféizar de la ventana abierta, precisamente. Era tarde, hacía calor. Él miraba, no se decidía. Estaba congelado en esa posición elástica, a punto de saltar adentro. Le miré, me miró. Se volvió, se fue.)
Hace ya casi un año (once meses, día más o día menos), cuando aún trasteaba yo aquí sin hacerlo público, me llegó un mensaje, un comentario de alguien de ultramar (Argentina, si no recuerdo mal) que había leído mis tres días de bitácora y saludaba desde su, también, poquito tiempo en el aire. Curioseé, como era de ley, y encontré un post bonito, emotivo, contando de una noche, de mirar pasar los trenes desde el auto parado, de la modorra tierna de haber bebido algo de más al lado de alguien especial...
Hace unos meses, descubrí en los comentarios una nota de alguien que, en castellano macarrónico, decía que, en efecto, el tal Carrere no era nada conocido, que no le sonaba de nada. Curioseé, de nuevo: una quinceañera gringa escribía su blog desde clase, mientras su profesor les hablaba no recuerdo si de La roja insignia del valor o de Sin novedad en el frente. La saludé, me devolvió el saludo (le pareció muy divertido mezclar idiomas así: ella estudiaba allá español). Abandonó el blog al poco tiempo. Le gustaban mucho Stone Temple Pilots, si mal no recuerdo.
Cuando hace poco les comenté a ustedes de la bitácora de la vendedora de Avon y la enlacé, ella tardó apenas un día en responder con un Muchos gracias!
Y hace dos días recibí una carta digital de Argentina, otra vez. Una jovencita, D, había tropezado con este espacio de manera accidental y decidió decir ¡Hola! Lectora de Benedetti, estudiante de Filosofía, enamorada de Buenos Aires.
Todo esto así, de manera espontánea, accidental.
Por no hablar de la gente que entra en el rincón de los comentarios para dejar su opinión, para saludar, para preguntar, para dejar constancia de que están ahí...
Como dejar las ventanas abiertas y leer en voz alta.
(Una noche, hace ya mucho, descubrí a un gato en el alféizar de la ventana abierta, precisamente. Era tarde, hacía calor. Él miraba, no se decidía. Estaba congelado en esa posición elástica, a punto de saltar adentro. Le miré, me miró. Se volvió, se fue.)
martes, 16 de agosto de 2005
gris sucio
Así tenemos el cielo acá, en Madriz, esta mañana. Gris de bochorno, de calor; no de lluvia, claro. Gris de aceras polvorientas, gris triste de verano interminable.
Hojeo el periódico. Hoy, algunas lecturas: Ana María Moix sobre Juan García Hortelano, las habituales agudezas de Cueto. En el editorial, Savater hace una reflexión acertada, si bien no acabo de ver hacia dónde apunta... pero lo mejor del texto está en su armazón literario, y en su primera mitad, cuando habla de las lecturas de peso que uno deja para el verano y se recrea con Thomas Mann y La montaña mágica. Esta frase, que me encanta (por pueril, y por real):
Hojeo el periódico. Hoy, algunas lecturas: Ana María Moix sobre Juan García Hortelano, las habituales agudezas de Cueto. En el editorial, Savater hace una reflexión acertada, si bien no acabo de ver hacia dónde apunta... pero lo mejor del texto está en su armazón literario, y en su primera mitad, cuando habla de las lecturas de peso que uno deja para el verano y se recrea con Thomas Mann y La montaña mágica. Esta frase, que me encanta (por pueril, y por real):
Mientras la estás leyendo, no dejas de pensar: "Ya nadie escribe
así." Y añades con un suspiro: "¡Menos mal!"
lunes, 15 de agosto de 2005
still here
Que sí, que aquí sigo. A pesar del stand by de estos días...
Es que ando un poco cansado, ¿saben? El calor, a lo mejor...
Continúo, sí, recuperando lecturas, poniéndome al día. Despacito.
Y continúo viendo cositas en mi televisión... Pocas, pero escogidas con cuidado.
**********
Entre las lecturas, el libro de bocetos que Sinsentido le editó a Horacio Altuna. Impecable objeto que contiene, además, una entrevista muy reciente con el autor de El loco Chávez.
Ah, pero la entrevista...
Yo, no sé; a veces me parece que no entiendo muy bien. Pero Altuna, que es un tipo perfectamente encantador y razonable, poco dado a decir bobadas en público, dice aquí unas cuantas. (La edad, que a lo mejor ciega un poco: porque no son bobadas muy distintas de las que, de cuando en cuando, dicen los Carlos Giménez, Font y demás glorias nacionales...)
Para empezar, esas cosas (muy despreciativas) que dice del manga y hasta de los tebeos de superhéroes, que si colonizan, que si vienen en un CD que lo pones y sale el tebeo editado... No sé, ya digo...
Esas insensateces sobre el estado actual de la industria, en la que ha desaparecido el tebeo costumbrista, ahogado por la gobalización gringa. (Que digo yo que, en las librerías que yo frecuento, veo siempre unos cuantos títulos que sólo pueden calificarse de costumbristas... y no todos son tebeítos de estos que llaman slice of life, que ahí están unas cuantas cositas francesas, ¿o me equivoco? ¿O es que él ya no mira mucho en librerías...?)
O esas quejas de que el dibujante que empieza tiene que irse fuera a trabajar. Que él puede decir lo que quiera, pero si se compró una casa en Sitges no fue por lo bien que pagaba Toutain por publicar aquí, sino porque lo suyo lo editaban en un buen puñado de países: trabajar, en fin, para fuera... Ahora, igual que antes.
Esos comentarios poco amables para el dibujante que desperdicia su talento haciendo trabajos alimenticios que no le llenan o no le dicen nada... Él apunta a quienes trabajan para Estados Unidos, entre otros, pero no se apunta a sí mismo y sus páginas para Playboy, que no le interesaban nada ( eso sí lo dice), pero le proporcionaron una buena plata (se la proporcionan todavía: es quizá su trabajo más reeditado, y si no el más leído... sí puede ser el que más se utiliza...)
Bah... no sé...
(Hay también recuerdos de sus tiempos de agencia, está su empeño en concienciar a una profesión poco dada a lo colectivo, y esas cosas pequeñas que cuenta de su trabajo ante el tablero, cómo se enfrenta a él; y Trillo, y el Loco, la presión y la belleza de hacer una tira diaria y dejarla crecer y tomar su propio ritmo... Hay mucho amor por la profesión, por el medio...)
**********
Ni me releo. No sé si debería escribir estas cosas cuando estoy cansado. O cabreado (que también).
Luego, hay quien si molesta... pero es lo que me pasó por la cabeza al leer el libro, y aquí se lo dejo a ustedes.
Para eso es este espacio, después de todo...
Es que ando un poco cansado, ¿saben? El calor, a lo mejor...
Continúo, sí, recuperando lecturas, poniéndome al día. Despacito.
Y continúo viendo cositas en mi televisión... Pocas, pero escogidas con cuidado.
**********
Entre las lecturas, el libro de bocetos que Sinsentido le editó a Horacio Altuna. Impecable objeto que contiene, además, una entrevista muy reciente con el autor de El loco Chávez.
Ah, pero la entrevista...
Yo, no sé; a veces me parece que no entiendo muy bien. Pero Altuna, que es un tipo perfectamente encantador y razonable, poco dado a decir bobadas en público, dice aquí unas cuantas. (La edad, que a lo mejor ciega un poco: porque no son bobadas muy distintas de las que, de cuando en cuando, dicen los Carlos Giménez, Font y demás glorias nacionales...)
Para empezar, esas cosas (muy despreciativas) que dice del manga y hasta de los tebeos de superhéroes, que si colonizan, que si vienen en un CD que lo pones y sale el tebeo editado... No sé, ya digo...
Esas insensateces sobre el estado actual de la industria, en la que ha desaparecido el tebeo costumbrista, ahogado por la gobalización gringa. (Que digo yo que, en las librerías que yo frecuento, veo siempre unos cuantos títulos que sólo pueden calificarse de costumbristas... y no todos son tebeítos de estos que llaman slice of life, que ahí están unas cuantas cositas francesas, ¿o me equivoco? ¿O es que él ya no mira mucho en librerías...?)
O esas quejas de que el dibujante que empieza tiene que irse fuera a trabajar. Que él puede decir lo que quiera, pero si se compró una casa en Sitges no fue por lo bien que pagaba Toutain por publicar aquí, sino porque lo suyo lo editaban en un buen puñado de países: trabajar, en fin, para fuera... Ahora, igual que antes.
Esos comentarios poco amables para el dibujante que desperdicia su talento haciendo trabajos alimenticios que no le llenan o no le dicen nada... Él apunta a quienes trabajan para Estados Unidos, entre otros, pero no se apunta a sí mismo y sus páginas para Playboy, que no le interesaban nada ( eso sí lo dice), pero le proporcionaron una buena plata (se la proporcionan todavía: es quizá su trabajo más reeditado, y si no el más leído... sí puede ser el que más se utiliza...)
Bah... no sé...
(Hay también recuerdos de sus tiempos de agencia, está su empeño en concienciar a una profesión poco dada a lo colectivo, y esas cosas pequeñas que cuenta de su trabajo ante el tablero, cómo se enfrenta a él; y Trillo, y el Loco, la presión y la belleza de hacer una tira diaria y dejarla crecer y tomar su propio ritmo... Hay mucho amor por la profesión, por el medio...)
**********
Ni me releo. No sé si debería escribir estas cosas cuando estoy cansado. O cabreado (que también).
Luego, hay quien si molesta... pero es lo que me pasó por la cabeza al leer el libro, y aquí se lo dejo a ustedes.
Para eso es este espacio, después de todo...
sábado, 13 de agosto de 2005
soleado
Notas apresuradas:
Bret Easton Ellis presenta nueva novela, cuyo primer capítulo habla de un escritor que triunfó demasiado pronto, y de cómo eso le afectó. (Sí, el nombre del personaje es, también, Bret Easton Ellis...) Veremos...
Google anuncia un impasse en su labor escaneadora de libros... a instancias de las grandes editoriales, y en previsión de resolver algunos problemas de derechos... Como seguramente saben ya, están elaborando una gigantesca biblioteca virtual de acceso libre. Proyecto que pone francamente nerviosos a los editores... Veremos...
Hoy, de madrugada, La 1 estrena nueva serie, Push Nevada, escrita por Ben Affleck. En La 2 nos regalan, también a deshoras, un ciclo dedicado al maestro Eric Rohmer. (En versión original con subtítulos, por fortuna...) Veremos...
En Babelia, hoy, otro texto magnífico de Lobo Antunes (tengo una cuenta pendiente con este hombre: uno de estos días voy a comprar unas cuantas de sus novelas, llevo demasiado tiempo sin decidirme, y cada uno de sus artículos en Babelia me parece una joya...). Además, unas ilustraciones espectaculares de Fernando Vicente.
Ha vuelto el verano riguroso, por cierto. Busquen la acera de sombra...
Bret Easton Ellis presenta nueva novela, cuyo primer capítulo habla de un escritor que triunfó demasiado pronto, y de cómo eso le afectó. (Sí, el nombre del personaje es, también, Bret Easton Ellis...) Veremos...
Google anuncia un impasse en su labor escaneadora de libros... a instancias de las grandes editoriales, y en previsión de resolver algunos problemas de derechos... Como seguramente saben ya, están elaborando una gigantesca biblioteca virtual de acceso libre. Proyecto que pone francamente nerviosos a los editores... Veremos...
Hoy, de madrugada, La 1 estrena nueva serie, Push Nevada, escrita por Ben Affleck. En La 2 nos regalan, también a deshoras, un ciclo dedicado al maestro Eric Rohmer. (En versión original con subtítulos, por fortuna...) Veremos...
En Babelia, hoy, otro texto magnífico de Lobo Antunes (tengo una cuenta pendiente con este hombre: uno de estos días voy a comprar unas cuantas de sus novelas, llevo demasiado tiempo sin decidirme, y cada uno de sus artículos en Babelia me parece una joya...). Además, unas ilustraciones espectaculares de Fernando Vicente.
Ha vuelto el verano riguroso, por cierto. Busquen la acera de sombra...
noche
Fats Waller está escrito por un Carlos Sampayo brillante y afilado, y tiene imágenes de Igort, uno de esos artistas que coincidieron en Valvoline (Carpinteri, Mattotti... hasta Burns...) y desde entonces no ha hecho más que desnudar su trazo, reducirse a lo esencial, liberarse de lastres barrocos.
Me pregunto qué habrá sido de Carpinteri. Para mí, el más dotado de todos ellos... (¿Lo recuerdan? Hay cosas suyas en viejos números de El Víbora.)
Valvoline era un grupo, un colectivo, un experimento, un volatín a destiempo.
En Fats Waller hay poesía, hay una visión amable de la mitología del jazz y de la mitología de la creación artística; y de la mitología de la compasión.
A mí, me encanta asomarme a estas horas (casi la una de la madrugada) a la ventana, respirar la noche, dejar que el silencio me limpie los oídos.
(La una... ¿qué hago aquí, aún? Por las mañanas no hay manera de levantarse, y ahora...)
Fats Waller está editado, con mimo, por Sinsentido, y es de una belleza cubista: planos de realidad que confluyen a veces en ángulos insólitos, un paisaje de apariencia caótica, una sinfonía de sirenas de fábrica. Una aventura y las calles húmedas, y humo de tabaco, y sonrisas manchadas de carmín, y papeles arrugados, y licor barato, y barcos silenciosos en la niebla, y canciones.
Me pregunto qué habrá sido de Carpinteri. Para mí, el más dotado de todos ellos... (¿Lo recuerdan? Hay cosas suyas en viejos números de El Víbora.)
Valvoline era un grupo, un colectivo, un experimento, un volatín a destiempo.
En Fats Waller hay poesía, hay una visión amable de la mitología del jazz y de la mitología de la creación artística; y de la mitología de la compasión.
A mí, me encanta asomarme a estas horas (casi la una de la madrugada) a la ventana, respirar la noche, dejar que el silencio me limpie los oídos.
(La una... ¿qué hago aquí, aún? Por las mañanas no hay manera de levantarse, y ahora...)
Fats Waller está editado, con mimo, por Sinsentido, y es de una belleza cubista: planos de realidad que confluyen a veces en ángulos insólitos, un paisaje de apariencia caótica, una sinfonía de sirenas de fábrica. Una aventura y las calles húmedas, y humo de tabaco, y sonrisas manchadas de carmín, y papeles arrugados, y licor barato, y barcos silenciosos en la niebla, y canciones.
viernes, 12 de agosto de 2005
imaginario
Ayer llegué a casa con los tres tomos de Terry y los piratas que Planeta ha editado hasta hoy. Era una cuenta pendiente. (Tengo por leer, aún, unos cuantos Rip Kirby. Voy despacito con mi puesta al día... y con una pereza que me deja cada mañana clavado a la cama y que a ver si me quito de encima uno de estos días...)
Los ojeé y los hojeé. El más reciente, claro, empieza ya a ser espectacular. Los tres son un ejemplo de edición pobretona. (Pero estas cosas están ya dichas por ahí... y dichas por gente que de esto sabe más que yo.)
Llevaba en la mochila, también, la octava entrega de 20 Century Boys. Un excelente tebeo, más allá de su condición zurda (se lee en sentido contrario, ya saben) y de una calidad de reproducción más que discutible.
Y en la mesa se van acumulando (despacito... que no me prodigo mucho por librerías últimamente, y cuando lo hago compro menos cosas que nunca) álbumes por leer: Fats Waller, un par de cosas francesas, el tomo de Gasoline Alley... incluso el volumen gigante de Locas, que aún espera unas vacaciones prolongadas para que pueda sumergirme en sus páginas con todo el tiempo del mundo por delante...
Suenan los Cure del principio (Three imaginary boys, Killing an arab...)
Los ojeé y los hojeé. El más reciente, claro, empieza ya a ser espectacular. Los tres son un ejemplo de edición pobretona. (Pero estas cosas están ya dichas por ahí... y dichas por gente que de esto sabe más que yo.)
Llevaba en la mochila, también, la octava entrega de 20 Century Boys. Un excelente tebeo, más allá de su condición zurda (se lee en sentido contrario, ya saben) y de una calidad de reproducción más que discutible.
Y en la mesa se van acumulando (despacito... que no me prodigo mucho por librerías últimamente, y cuando lo hago compro menos cosas que nunca) álbumes por leer: Fats Waller, un par de cosas francesas, el tomo de Gasoline Alley... incluso el volumen gigante de Locas, que aún espera unas vacaciones prolongadas para que pueda sumergirme en sus páginas con todo el tiempo del mundo por delante...
Suenan los Cure del principio (Three imaginary boys, Killing an arab...)
trasteando
Sí, trasteando por ahí he encontrado esto, que viene al pelo de lo que comentaba hace un par de días...
Estas cosas, por lo general me hacen cierta gracia, pero no les suelo dar mayor importancia. (Aunque la tienen, soy consciente de ello...)
Ah, pero es que el cartel de la película me parece tan fuera de tono, tan anti-Mihura, tan de pésimo gusto...
Por lo demás, y aunque no venga a cuento ni de lejos, en La 2 están pasando ahora un Oliveira... (Lo intenté un par de veces hace un tiempo, con toda mi buena voluntad, pero no pude: jamás me aburrí tanto. No entiendo esa veneración que se le tiene por ahí...)
s.o.s.
Parece que La Cárcel de Papel pasa por un momento de crisis tecnológica, o algo. El resultado es que se ha perdido mucha información, posteos pasados, un buen montón de comentarios... Álvaro está ahí, a brazo partido. A ver si entre todos (los que sepan de esto, claro...que uno, de tejemanejes informáticos, ni idea...) se puede volver a poner en pie el invento.
La Cárcel... es, de una u otra forma, importante para todos. Incluso si sólo fuera como foro común de discusión... pero creo que es más que eso. Hay, además, mucha Historia del mundillo en sus archivos...
No digo más. Pásense por allí, si pueden. Echen un ojo. Vean qué puede hacerse...
(Y, Álvaro: suerte.)
La Cárcel... es, de una u otra forma, importante para todos. Incluso si sólo fuera como foro común de discusión... pero creo que es más que eso. Hay, además, mucha Historia del mundillo en sus archivos...
No digo más. Pásense por allí, si pueden. Echen un ojo. Vean qué puede hacerse...
(Y, Álvaro: suerte.)
jueves, 11 de agosto de 2005
"no se tienen noticias del Mayor..."
La sorpresa de la mañana: El Garaje Hermético de El País. En el precioso blanco y negro original. (Reproduce, imagino, la edición que en tiempos leímos en Eurocomic... Tendría que levantarme y comprobarlo página por página, pero ando liado, tengo que salir... y me puede la pereza.)
No se puede hojear sin detenerse casi en cada plancha. Es hipnótico.
Leerlo en su momento fue una experiencia efervescente. Recuperarlo ahora viene a confirmar que hay obras atemporales que se recrean a sí mismas con cada nueva lectura, obras clave que jamás pierden la frescura del descubrimiento.
No es una historieta fácil. No es una lectura cómoda. Es desconcertante, es a veces de una ingenuidad desesperante. Es una propuesta enloquecida, recrea la lógica del sueño con una precisión turbadora. Es un ejercicio de surrealismo y una declaración de principios (narrativos, temáticos, formales, incluso morales...). Es una celebración de lo accidental como proceso creativo.
Es un regalo.
No se puede hojear sin detenerse casi en cada plancha. Es hipnótico.
Leerlo en su momento fue una experiencia efervescente. Recuperarlo ahora viene a confirmar que hay obras atemporales que se recrean a sí mismas con cada nueva lectura, obras clave que jamás pierden la frescura del descubrimiento.
No es una historieta fácil. No es una lectura cómoda. Es desconcertante, es a veces de una ingenuidad desesperante. Es una propuesta enloquecida, recrea la lógica del sueño con una precisión turbadora. Es un ejercicio de surrealismo y una declaración de principios (narrativos, temáticos, formales, incluso morales...). Es una celebración de lo accidental como proceso creativo.
Es un regalo.
miércoles, 10 de agosto de 2005
una caña
Hoy ha habido suerte y he salido del trabajo más pronto de lo previsible. (Diez minutos antes, no vayan a creer...) El paseíto hasta Atocha ha sido agradable, gracias a que la temperatura se ha mantenido hoy en los límites de lo civilizado; el cielo estaba gris caramelo y antes de entrar en el metro ha habido tiempo de tomar una caña en Candy. Una caña rápida (esos diez minutos... quizá alguno más) en buena compañía, un par de sonrisas, una andanada de buenos recuerdos...
En casa, los dos episodios finales de la tercera temporada de El Ala Oeste. (Brillantes... y eso que hay, claro, un par de momentos políticamente... irritantes; para mí, quiero decir; desde mi visión del mundo. Pero, en cualquier caso, brillantes, insisto.)
El día acaba bien, ya ven.
En casa, los dos episodios finales de la tercera temporada de El Ala Oeste. (Brillantes... y eso que hay, claro, un par de momentos políticamente... irritantes; para mí, quiero decir; desde mi visión del mundo. Pero, en cualquier caso, brillantes, insisto.)
El día acaba bien, ya ven.
ah, pero... ¿llueve?
Bueno, ya no. Pero sí esta mañana, hace un rato... Un gusto.
El cielo ya vuelve a estar azul y el sol está ahí otra vez... Verano, en fin...
**********
De compras, aprovechando que todas las aceras eran de sombra. Nada, unas chucherías: mozzarella (para ensaladitas ligeras con tomates y aceite y su poquito de orégano), vino, café, alguna pizza sabrosa, un poco de carne...
**********
Esta mañana, también. En El País. Juan Cueto ironiza a propósito de Mujeres desesperadas y los géneros... (Cueto, en estas columnitas veraniegas, vuelve a ser el que fue: irónico, insisto; rápido, culto, deslenguado. Y por delante de muchos.)
**********
Hay algo por ahí que me irrita de manera especial; personal, incluso. Es esa Ninette que firma Garci, con una chica que dice que es actriz y un cartel que parece el anuncio de un puticlub de posguerra... (pero en fino, eso sí: lencería y fotoshop...)
Es que yo a esas obras les tengo cariño. (Y a las adaptaciones anteriores.)
Y me van a perdonar, pero es que no entiendo nada...
El cielo ya vuelve a estar azul y el sol está ahí otra vez... Verano, en fin...
**********
De compras, aprovechando que todas las aceras eran de sombra. Nada, unas chucherías: mozzarella (para ensaladitas ligeras con tomates y aceite y su poquito de orégano), vino, café, alguna pizza sabrosa, un poco de carne...
**********
Esta mañana, también. En El País. Juan Cueto ironiza a propósito de Mujeres desesperadas y los géneros... (Cueto, en estas columnitas veraniegas, vuelve a ser el que fue: irónico, insisto; rápido, culto, deslenguado. Y por delante de muchos.)
**********
Hay algo por ahí que me irrita de manera especial; personal, incluso. Es esa Ninette que firma Garci, con una chica que dice que es actriz y un cartel que parece el anuncio de un puticlub de posguerra... (pero en fino, eso sí: lencería y fotoshop...)
Es que yo a esas obras les tengo cariño. (Y a las adaptaciones anteriores.)
Y me van a perdonar, pero es que no entiendo nada...
mascullando
Sale uno del trabajo tan cabreado a veces (tan a menudo ya que casi habría que escribir a diario) que, en el viaje de vuelta a casa, cuesta trabajo centrarse en la lectura, y hay tardes que ni una página se avanza...
Bah...
**********
En el libro, el primer texto habla de Centauros del desierto, esa película majestuosa y terrible de John Ford, ya saben. De la relación que tuvo el autor, Lethem, a lo largo de su vida, con el film. Dice cosas interesantes, no ya al respecto de Ford o de Wayne, que no: lo hace sobre los géneros, sobre los códigos y su contextualización. Me explico: él viene de una tradición intelectual de las de órdago, con padres contraculturales y formación de corte europeísta y sesentaiochista, por así decir. La gente con la que se movía se sabía de memoria todo Godard, pero de esos directores americanos a los que los franceses, por cierto, idolatraban (eso: Ford, Hawks...) no sabían ni papa; ¡western de Hollywood, y de los años cincuenta! ¡¡Anatema!! La primera vez que vio la película, en una especie de cineclub universitario, el resto del público se partía de risa, o se largaba directamente. No la entendían. Estaba codificada para otro contexto, digamos...
En fin, que no he podido evitar volver, mientras lo leía, sobre lo de siempre: códigos genéricos, códigos mediáticos... ¿Por qué la gente, depende qué gente, no lee tebeos? No creo que sirvan de mucho Persépolis, Maus o... ¿algo más? El problema está en el medio mismo: el lector medio no lo es de Historieta, porque el lector medio ha desaprendido a leerla al poco de ingresar en la adolescencia, más o menos. Taniguchi quizá sería un excelente ariete para rendir públicos nuevos, pero como decía hace unos meses, tiene un problema: utiliza viñetas para contar sus historias.
Y luego están los códigos de género... A ver si nos vamos desengañando: nada con superhéroes va a convencer a nadie de que los tebeos no son para chavales con problemas para socializar. Nada con gente vestida con taparrabos y con un espadón en la mano va a hacerlo, tampoco. (Y nada con ratones antropomorfos, ya que estamos...) ¡Codigos, por amor de dios! Pero si hay gente que, directamente, no tolera elementos fantásticos o tecnológicos en su best-seller de aeropuerto...
(En otro espacio digital, cierta cantidad de lectores consideraban los primeros volúmenes de Terry y los piratas, editados con torpeza ejemplar por Planeta, aburridos, infantiles, indignos de su leyenda. Muchos de ellos se aburrieron, también, con Rip Kirby. No sé cuántos de ellos verían hoy, enterita, Centauros del desierto... ¿Cuántos la disfrutarían como lo que es, una obra de arte?)
Códigos, insisto... (Como si el público distinto estuviera ahí, aguardando en la librería generalista a que Frank Miller edite sus fantasías de cinema noire en un formato que parezca respetable para lanzarse sobre las páginas y disfrutar de ellas...)
Códigos: ¿cuánta gente que no ha leído superhéroes nunca podría leer The Dark Knight Returns o Year One? Leerlo y entenderlo, apreciarlo en su totalidad... (Entenderlo, en fin: con eso sería suficiente.) Sé que esto lo he dicho ya en otros lugares, quizá sobre papel, no sé... y me parece que es hablar una y otra vez de algo que ya todos sabemos... pero a veces me da la impresión de que hay una pared contra la que nos empeñamos todos (pero todos) en darnos cabezazos, una vez, y otra, y otra más...
Bah...
**********
En el libro, el primer texto habla de Centauros del desierto, esa película majestuosa y terrible de John Ford, ya saben. De la relación que tuvo el autor, Lethem, a lo largo de su vida, con el film. Dice cosas interesantes, no ya al respecto de Ford o de Wayne, que no: lo hace sobre los géneros, sobre los códigos y su contextualización. Me explico: él viene de una tradición intelectual de las de órdago, con padres contraculturales y formación de corte europeísta y sesentaiochista, por así decir. La gente con la que se movía se sabía de memoria todo Godard, pero de esos directores americanos a los que los franceses, por cierto, idolatraban (eso: Ford, Hawks...) no sabían ni papa; ¡western de Hollywood, y de los años cincuenta! ¡¡Anatema!! La primera vez que vio la película, en una especie de cineclub universitario, el resto del público se partía de risa, o se largaba directamente. No la entendían. Estaba codificada para otro contexto, digamos...
En fin, que no he podido evitar volver, mientras lo leía, sobre lo de siempre: códigos genéricos, códigos mediáticos... ¿Por qué la gente, depende qué gente, no lee tebeos? No creo que sirvan de mucho Persépolis, Maus o... ¿algo más? El problema está en el medio mismo: el lector medio no lo es de Historieta, porque el lector medio ha desaprendido a leerla al poco de ingresar en la adolescencia, más o menos. Taniguchi quizá sería un excelente ariete para rendir públicos nuevos, pero como decía hace unos meses, tiene un problema: utiliza viñetas para contar sus historias.
Y luego están los códigos de género... A ver si nos vamos desengañando: nada con superhéroes va a convencer a nadie de que los tebeos no son para chavales con problemas para socializar. Nada con gente vestida con taparrabos y con un espadón en la mano va a hacerlo, tampoco. (Y nada con ratones antropomorfos, ya que estamos...) ¡Codigos, por amor de dios! Pero si hay gente que, directamente, no tolera elementos fantásticos o tecnológicos en su best-seller de aeropuerto...
(En otro espacio digital, cierta cantidad de lectores consideraban los primeros volúmenes de Terry y los piratas, editados con torpeza ejemplar por Planeta, aburridos, infantiles, indignos de su leyenda. Muchos de ellos se aburrieron, también, con Rip Kirby. No sé cuántos de ellos verían hoy, enterita, Centauros del desierto... ¿Cuántos la disfrutarían como lo que es, una obra de arte?)
Códigos, insisto... (Como si el público distinto estuviera ahí, aguardando en la librería generalista a que Frank Miller edite sus fantasías de cinema noire en un formato que parezca respetable para lanzarse sobre las páginas y disfrutar de ellas...)
Códigos: ¿cuánta gente que no ha leído superhéroes nunca podría leer The Dark Knight Returns o Year One? Leerlo y entenderlo, apreciarlo en su totalidad... (Entenderlo, en fin: con eso sería suficiente.) Sé que esto lo he dicho ya en otros lugares, quizá sobre papel, no sé... y me parece que es hablar una y otra vez de algo que ya todos sabemos... pero a veces me da la impresión de que hay una pared contra la que nos empeñamos todos (pero todos) en darnos cabezazos, una vez, y otra, y otra más...
martes, 9 de agosto de 2005
bochorno II
Eso. Que me jode que parezca que aquí sólo se habla de sudar y de dormir fatal por el calor... pero es que no hay quien pare... Un espanto. Pegadito a la camiseta estoy, se lo puedo asegurar...
En estas condiciones, a ver quién es el guapo que piensa...
Yo, por si un acaso, les dejo acá la cubierta del libro que, en principio y si la calor no me hace desistir (que uno, con la temperatura, se hace más voluble que de costumbre, lo crean o no), empezaré hoy mismo a leer. En el metro, sí. (Que, hablando de cocerse...)
Jonathan Lethem, sí. Uno de esos tipos espabilados que mezcla géneros en sus ficciones con la agilidad y la falta de prejuicios de un buen DJ. Uno de esos personajes que habla (escribe) en publicaciones como The New Yorker o Harper´s o Granta, y lo hace sobre música, sobre tebeos, sobre literatura, sobre lo que sea... pero siempre desde una mirada personal, perfectamente reconocible, contemporánea.
El libro recoge algunos de esos artículos.
De sus novelas, algunas he leído: Huérfanos de Brooklyn me gustó; me gustó mucho más Cuando Alice se subió a la mesa; me aburrió soberanamente Paisaje con muchacha. En inglés, tengo en lista de espera The Fortress of Solitude.
Ya les iré contando, en fin...
En estas condiciones, a ver quién es el guapo que piensa...
Yo, por si un acaso, les dejo acá la cubierta del libro que, en principio y si la calor no me hace desistir (que uno, con la temperatura, se hace más voluble que de costumbre, lo crean o no), empezaré hoy mismo a leer. En el metro, sí. (Que, hablando de cocerse...)
Jonathan Lethem, sí. Uno de esos tipos espabilados que mezcla géneros en sus ficciones con la agilidad y la falta de prejuicios de un buen DJ. Uno de esos personajes que habla (escribe) en publicaciones como The New Yorker o Harper´s o Granta, y lo hace sobre música, sobre tebeos, sobre literatura, sobre lo que sea... pero siempre desde una mirada personal, perfectamente reconocible, contemporánea.
El libro recoge algunos de esos artículos.
De sus novelas, algunas he leído: Huérfanos de Brooklyn me gustó; me gustó mucho más Cuando Alice se subió a la mesa; me aburrió soberanamente Paisaje con muchacha. En inglés, tengo en lista de espera The Fortress of Solitude.
Ya les iré contando, en fin...
lunes, 8 de agosto de 2005
bochorno
Puf...
Vaya día, ¿verdad? Nublado y asfixiante. Qué horror.
Esta mañana no ha habido manera de conectar: cosas de wanadoo, imagino... Me pasa a veces. Es irritante, pero poco frecuente... por fortuna.
He estado un buen rato al teléfono, entre una cosas y otras. (Sí, charlando con mi amiga M y, por otro lado, resolviendo alguna cosita del trabajo: no, parece que este año no habrá curso de japonés; un asco... y a ver si un día de estos localizo a alguien que me traduzca la nómina...)
He comprado helado. Por fin he descubierto un sitio, al lado mismo de casa, donde los venden ricos, de los que me gustan... (¡De dulce de leche, además...!)
Luego, de tertulia. Complicado tema: con bares y restaurantes habituales cerrados, estamos un poco huérfanos... Tertulia relajada, hoy. (Ah, pero he visto que han editado ya un pack con El Prisionero en DVD... Otra joya...)
Y, en casa, más panteras rosas y un episodio de Urgencias...
Pero no se va el calor. No hay manera de que se vaya...
Vaya día, ¿verdad? Nublado y asfixiante. Qué horror.
Esta mañana no ha habido manera de conectar: cosas de wanadoo, imagino... Me pasa a veces. Es irritante, pero poco frecuente... por fortuna.
He estado un buen rato al teléfono, entre una cosas y otras. (Sí, charlando con mi amiga M y, por otro lado, resolviendo alguna cosita del trabajo: no, parece que este año no habrá curso de japonés; un asco... y a ver si un día de estos localizo a alguien que me traduzca la nómina...)
He comprado helado. Por fin he descubierto un sitio, al lado mismo de casa, donde los venden ricos, de los que me gustan... (¡De dulce de leche, además...!)
Luego, de tertulia. Complicado tema: con bares y restaurantes habituales cerrados, estamos un poco huérfanos... Tertulia relajada, hoy. (Ah, pero he visto que han editado ya un pack con El Prisionero en DVD... Otra joya...)
Y, en casa, más panteras rosas y un episodio de Urgencias...
Pero no se va el calor. No hay manera de que se vaya...
domingo, 7 de agosto de 2005
otro domingo
De los de ventilador y persiana bajada, además...
Paeándome por mi lista de favoritos (aquí al lado la tienen, un poco más abajo), descubro una triste tendencia en los blogs que he ido descubriendo recientemente: se van cerrando. Da la sensación de que constituyen una etapa que, en un determinado momento, se supera... y da paso a otra, sin bitácora, sin exposición pública en la Red...
No sé, imagino que es normal. En especial en esos espacios que son puramente personales, incluso íntimos... (Que son, sí, los que más me interesan, por lo que tienen de despojamiento, de cercanía, de emoción.)
Pero que lo sea no impide que, después de mi paseo vespertino por el éter, me haya quedado una cierta sensación de melancolía entre los dedos... como si tuviera pendiente una despedida... (Con ellos, quiero decir: no tengo intención de irme.)
**********
Escucho ahora mismo a una banda nórdica del sello Siesta, Le Future Pompiste. Música de aliento retro, suave, impostada, impecable. Pop de cristal. Hay ecos de Stereolab, por si se hacen una idea, pero también (aunque menos) de Belle and Sebastian... Una banda sonora, en fin, más bien primaveral que de pleno agosto, pero qué quieren...
**********
He leído el primer álbum de Los Cazadores de Tesoros, de David B. Edición de Sinsentido, ya saben. (Continúo, ya ven, inasequible al desaliento en mi intención de recuperar lecturas perdidas...)
Un libro espectacular. Me ha gustado mucho. Es una pura efervescencia de imágenes, de ideas, de sorpresas... ¡Caramba! (Y a mí no se me sorprende a menudo...)
**********
Y mañana, semana nueva... A ver si acaso...
Paeándome por mi lista de favoritos (aquí al lado la tienen, un poco más abajo), descubro una triste tendencia en los blogs que he ido descubriendo recientemente: se van cerrando. Da la sensación de que constituyen una etapa que, en un determinado momento, se supera... y da paso a otra, sin bitácora, sin exposición pública en la Red...
No sé, imagino que es normal. En especial en esos espacios que son puramente personales, incluso íntimos... (Que son, sí, los que más me interesan, por lo que tienen de despojamiento, de cercanía, de emoción.)
Pero que lo sea no impide que, después de mi paseo vespertino por el éter, me haya quedado una cierta sensación de melancolía entre los dedos... como si tuviera pendiente una despedida... (Con ellos, quiero decir: no tengo intención de irme.)
**********
Escucho ahora mismo a una banda nórdica del sello Siesta, Le Future Pompiste. Música de aliento retro, suave, impostada, impecable. Pop de cristal. Hay ecos de Stereolab, por si se hacen una idea, pero también (aunque menos) de Belle and Sebastian... Una banda sonora, en fin, más bien primaveral que de pleno agosto, pero qué quieren...
**********
He leído el primer álbum de Los Cazadores de Tesoros, de David B. Edición de Sinsentido, ya saben. (Continúo, ya ven, inasequible al desaliento en mi intención de recuperar lecturas perdidas...)
Un libro espectacular. Me ha gustado mucho. Es una pura efervescencia de imágenes, de ideas, de sorpresas... ¡Caramba! (Y a mí no se me sorprende a menudo...)
**********
Y mañana, semana nueva... A ver si acaso...
sábado, 6 de agosto de 2005
aniversarios
De muertes, toca hablar; pero lo hacen ya muchos, en todas las pantallas circundantes, y hasta en los papeles. Hiroshima. Enola Gay. Ya saben...
La semilla nuclear que se sembró hace sesenta años no cuajó únicamente en muerte y destrucción. Dio lugar a un trauma nacional, dio lugar a una sombra que, desde entonces, planea sobre todos nosotros, una amenaza permanente que los diferentes vaivenes internacionales (caídas de muro, nuevos mapas, alianzas inéditas) no han podido desterrar.
Dio lugar, también, al nacimiento de Gojira y de una serie de ficciones espectacularmente crepusculares que, desde entonces, nos acompañan y hasta nos definen.
Dio lugar a que cada año, los televisores del mundo entero se pueblen con imágenes de pesadilla en un gris sucio y poroso, acompañadas por el gesto adusto, de circunstancias, de tantos gobernantes que miran al horizonte, ceremonias de luto, flores y campanadas.
Año tras año, la fecha se ha transformado en eso, una ceremonia, casi una obligación social vaciada de contenido.
(Deberes para hoy: recuperar, si hubiera suerte, Lluvia negra, esa película espectral; en su defecto, repasar Gen de Hiroshima, el manga de Keiji Nakazawa.)
La semilla nuclear que se sembró hace sesenta años no cuajó únicamente en muerte y destrucción. Dio lugar a un trauma nacional, dio lugar a una sombra que, desde entonces, planea sobre todos nosotros, una amenaza permanente que los diferentes vaivenes internacionales (caídas de muro, nuevos mapas, alianzas inéditas) no han podido desterrar.
Dio lugar, también, al nacimiento de Gojira y de una serie de ficciones espectacularmente crepusculares que, desde entonces, nos acompañan y hasta nos definen.
Dio lugar a que cada año, los televisores del mundo entero se pueblen con imágenes de pesadilla en un gris sucio y poroso, acompañadas por el gesto adusto, de circunstancias, de tantos gobernantes que miran al horizonte, ceremonias de luto, flores y campanadas.
Año tras año, la fecha se ha transformado en eso, una ceremonia, casi una obligación social vaciada de contenido.
(Deberes para hoy: recuperar, si hubiera suerte, Lluvia negra, esa película espectral; en su defecto, repasar Gen de Hiroshima, el manga de Keiji Nakazawa.)
incursiones...
Esta mañana he pasado por algunas librerías. Hacía tiempo...
No he traído novedades, apenas. Alguna cosita; un Previews; ese paperback de 100 bullets que acaba de llegar, y que probablemente termine de confirmar mi aburrimiento; un par de libros: compilación de artículos de Jonathan Lethem, algo nuevo de Banana Yoshimoto. Poco más. (Bueno, también la nueva entrega del Fanzine Enfermo y el Urani de David B y Sfar... Caprichos, ya ven...)
Vino tinto con la cena.
Una noticia: Chaykin, ya que de él hablábamos hace poco, está haciendo un álbum del oeste (un western, decimos los que aún creemos en los géneros) para la filial italiana de Disney. Contará, parece, con edición en inglés...
Un comentario: leído el Rabioso de Baru, uno se confirma en la admiración que siente por este tipo; es eficaz, estético e intenso. (La edición, claro, es impecable...)
Otra noticia: recibo en el correo (electrónico), además de un spam crónico de procedencia asiática y con señoritas sonrientes en portada, unas páginas del álbum que tenemos a medias el señor Lorenzo Díaz, Ricardo Machuca y yo mismo. Casi está ya terminado. Y las planchas son... espectaculares, qué demonios. (Que si no lo digo, reviento...) Como ya sabrán todos por noticias en otros espacios, la edición española correrá a cargo de Dibbuks... Será el año próximo. Ya les iré dando noticias...
¿Más cosas? Que el calor vuelve a ser infernal estos días... y va a ir a más, según parece.
Y que ya mismo es sábado.
(Por cierto, que la semana próxima, con El País, tocan los dos tomos de El Garaje Hermético, de Moebius. No sé qué edición será, no sé si será en color o en glorioso blanco y negro; sí sé que es, en cualquier caso, imprescindible. Me adelanto ahora, no sea que el miércoles se me olvide, que ya a mi edad...)
No he traído novedades, apenas. Alguna cosita; un Previews; ese paperback de 100 bullets que acaba de llegar, y que probablemente termine de confirmar mi aburrimiento; un par de libros: compilación de artículos de Jonathan Lethem, algo nuevo de Banana Yoshimoto. Poco más. (Bueno, también la nueva entrega del Fanzine Enfermo y el Urani de David B y Sfar... Caprichos, ya ven...)
Vino tinto con la cena.
Una noticia: Chaykin, ya que de él hablábamos hace poco, está haciendo un álbum del oeste (un western, decimos los que aún creemos en los géneros) para la filial italiana de Disney. Contará, parece, con edición en inglés...
Un comentario: leído el Rabioso de Baru, uno se confirma en la admiración que siente por este tipo; es eficaz, estético e intenso. (La edición, claro, es impecable...)
Otra noticia: recibo en el correo (electrónico), además de un spam crónico de procedencia asiática y con señoritas sonrientes en portada, unas páginas del álbum que tenemos a medias el señor Lorenzo Díaz, Ricardo Machuca y yo mismo. Casi está ya terminado. Y las planchas son... espectaculares, qué demonios. (Que si no lo digo, reviento...) Como ya sabrán todos por noticias en otros espacios, la edición española correrá a cargo de Dibbuks... Será el año próximo. Ya les iré dando noticias...
¿Más cosas? Que el calor vuelve a ser infernal estos días... y va a ir a más, según parece.
Y que ya mismo es sábado.
(Por cierto, que la semana próxima, con El País, tocan los dos tomos de El Garaje Hermético, de Moebius. No sé qué edición será, no sé si será en color o en glorioso blanco y negro; sí sé que es, en cualquier caso, imprescindible. Me adelanto ahora, no sea que el miércoles se me olvide, que ya a mi edad...)
viernes, 5 de agosto de 2005
otro enlace
Jugoso, además. Cortesía, también, del gran Lorenzo Díaz.
Se trata de una entrevista reciente con Joss Whedon, responsable de Angel y Buffy y Firefly, guionista de Astonishing X-Men, flamante director de la película Serenity.
Que ustedes lo disfruten.
Se trata de una entrevista reciente con Joss Whedon, responsable de Angel y Buffy y Firefly, guionista de Astonishing X-Men, flamante director de la película Serenity.
Que ustedes lo disfruten.
jueves, 4 de agosto de 2005
darwin
Por cierto, y antes de que se me olvide comentarlo... Arcadi Espada comenta hoy en su blog la noticia de que Bush ha declarado que darwinismo y creacionismo deberían enseñarse en las escuelas del Imperio en igualdad de condiciones. Y lo hace a su manera demoledora.
Ya sé que hay mucha gente a la que todo esto le suena a poca cosa, a anécdota de eso que llamamos la América Profunda, a chiste de los Osos Montañosos... pero cuando por aquí se anda discutiendo también si el plan divino, si el ciego azar; cuando hay una polémica romana al respecto de si Darwin sí o no; cuando la libertad de enseñanza se confunde con la obligación del catecismo... puede que el escándalo (moral, intelectual... no sé cómo definirlo: los pelos como escarpias) parezca fuera de lugar, banal incluso... A mí no me lo parece.
La ciencia es lo que es, y lo que se sabe se sabe, y no valen preconcepciones bíblicas, no valen interpretaciones... Cada uno, es obvio, tiene todo el derecho a creer lo que quiera, pero no a imponerlo, creo.
O algo así... me van a perdonar la dispersión, pero es que va haciendo ya más calor del saludable, y fíjense qué horas...
Ya sé que hay mucha gente a la que todo esto le suena a poca cosa, a anécdota de eso que llamamos la América Profunda, a chiste de los Osos Montañosos... pero cuando por aquí se anda discutiendo también si el plan divino, si el ciego azar; cuando hay una polémica romana al respecto de si Darwin sí o no; cuando la libertad de enseñanza se confunde con la obligación del catecismo... puede que el escándalo (moral, intelectual... no sé cómo definirlo: los pelos como escarpias) parezca fuera de lugar, banal incluso... A mí no me lo parece.
La ciencia es lo que es, y lo que se sabe se sabe, y no valen preconcepciones bíblicas, no valen interpretaciones... Cada uno, es obvio, tiene todo el derecho a creer lo que quiera, pero no a imponerlo, creo.
O algo así... me van a perdonar la dispersión, pero es que va haciendo ya más calor del saludable, y fíjense qué horas...
quien tuvo...
No deja de ser curioso que, de los últimos envíos de tebeo de ultramar, Howard Chaykin sea el autor que leo con más satisfacción. Y digo que me llama la atención porque desapareció de escena durante un tiempo, dedicado a sus escarceos televisivos, y durante esos años nadie parecía recordarle. Era una figura de los setenta, de los ochenta. Uno de esos renovadores que un buen día desaparece, y menos mal, porque la mayoría de ellos, si regresan, lo hacen para demostrar que se han quedado anclados diez años atrás...
El señor Chaykin no. Su American Flagg! es, todavía, un hito difícil de superar. Sus cínicas relecturas de figuras míticas como La Sombra y Blackhawk continúan, hoy, levantando ampollas. (Pero, sobre todo, leer esos trabajos es tan excitante, tan revelador ahora como lo fue en el momento de su publicación. Poca gente ha podido, ha sabido, asumir sus hallazgos.)
Y regresó, no hace mucho. Con altibajos, pero por la puerta grande. Como guionista, primero, de la mano de un ayudante y en el sello Vertigo. (Chaykin fue siempre hombre de equipo, de estudio.) Como autor completo (dentro de un orden, no olvidemos de qué mercado hablamos: coloristas, rotulistas...) más adelante, y hasta hoy mismo.
Ahora hemos podido terminar de leer Legend, su colaboración con un envejecido Russ Heath, que ha resultado un fiasco (en buena medida debido a la incapacidad del veterano ilustrador para estar a la altura de un guión inteligentemente camp y quizá demasiado respetuoso con determinadas convenciones). Pudimos disfrutar, también, de su correspondiente Solo, en el que jugó a tocar diferentes géneros e incluso nos regaló un guiño autobiográfico (y autoparódico). Y estamos disfrutando (yo, al menos, lo estoy disfrutando mucho) de City of tomorrow, thriller de ficción científica que recupera sus mejores constantes: descaro, frescura, lencería negra, armas de fuego, un montaje cinematográfico y pirotécnico inimitable y un dominio de los recursos gráficos envidiable. En sus páginas descubrimos que Chaykin está más en sintonía con William Gibson y Elmore Leonard que con Stan Lee y Jack Kirby. Lo cual, sin querer faltar a nadie al respeto, explica que sus tebeos no suenen a ya leído y que tengan, siempre, un aire contemporáneo que ningún otro autor sabe aportar.
(Continúo, por cierto, a la espera de esa edición en tapa dura de su American Flagg!, anunciada para hace ya unos cuantos meses y que no acaba de llegar... y me temo lo peor, ay...)
El señor Chaykin no. Su American Flagg! es, todavía, un hito difícil de superar. Sus cínicas relecturas de figuras míticas como La Sombra y Blackhawk continúan, hoy, levantando ampollas. (Pero, sobre todo, leer esos trabajos es tan excitante, tan revelador ahora como lo fue en el momento de su publicación. Poca gente ha podido, ha sabido, asumir sus hallazgos.)
Y regresó, no hace mucho. Con altibajos, pero por la puerta grande. Como guionista, primero, de la mano de un ayudante y en el sello Vertigo. (Chaykin fue siempre hombre de equipo, de estudio.) Como autor completo (dentro de un orden, no olvidemos de qué mercado hablamos: coloristas, rotulistas...) más adelante, y hasta hoy mismo.
Ahora hemos podido terminar de leer Legend, su colaboración con un envejecido Russ Heath, que ha resultado un fiasco (en buena medida debido a la incapacidad del veterano ilustrador para estar a la altura de un guión inteligentemente camp y quizá demasiado respetuoso con determinadas convenciones). Pudimos disfrutar, también, de su correspondiente Solo, en el que jugó a tocar diferentes géneros e incluso nos regaló un guiño autobiográfico (y autoparódico). Y estamos disfrutando (yo, al menos, lo estoy disfrutando mucho) de City of tomorrow, thriller de ficción científica que recupera sus mejores constantes: descaro, frescura, lencería negra, armas de fuego, un montaje cinematográfico y pirotécnico inimitable y un dominio de los recursos gráficos envidiable. En sus páginas descubrimos que Chaykin está más en sintonía con William Gibson y Elmore Leonard que con Stan Lee y Jack Kirby. Lo cual, sin querer faltar a nadie al respeto, explica que sus tebeos no suenen a ya leído y que tengan, siempre, un aire contemporáneo que ningún otro autor sabe aportar.
(Continúo, por cierto, a la espera de esa edición en tapa dura de su American Flagg!, anunciada para hace ya unos cuantos meses y que no acaba de llegar... y me temo lo peor, ay...)
desde lejos
En algún momento me llegó el rumor, de segunda mano, de que lo que contaba Delisle en Pyongyang era pura ficción, un poco en la línea del Seth de La vida es buena... Entonces no había leído la obra. (Ni siquiera había salido la edición española.) Pensé que el libro se centraba sobre todo en su trabajo de supervisión de animación en Corea, en la faceta profesional... y no me extrañó el rumor; sonaba razonable.
Después de haberlo leído ya no. Veo que el bulo tiene que ver, en todo caso, con esas afirmaciones psicotrónicas de los que vuelven de Cuba hablando maravillas del régimen y alabando que hasta los taxistas tienen dos carreras universitarias, como poco.
Pyongyang cuenta, en primera persona, la experiencia del autor durante los pocos meses que pasó en Corea del Norte. Y lo hace desde una distancia irónica y desapasionada; en ningún momento abandona un tono de sorpresa que atrapa al lector y lo lleva de la mano durante 176 páginas. Es un trabajo notable, eficaz. Minucioso en su capacidad de observación, generoso en su retrato de los personajes, divertido. Y personal. Eso es lo importante: consigue ser personal, sonar personal, parecer personal. (Incluso si fuera ficción, y estoy seguro de que no lo es, resultaría... personal.)
Una lectura estimulante, editada con corrección por Astiberri. El autor, Guy Delisle, canadiense de nacimiento, tiene varios títulos en L'Association y La Pastèque, perfectamente heterogéneos, y ha entregado tres regocijantes álbumes de Inspecteur Moroni en Poisson Pilote, que les aconsejo con fervor.
**********
Por lo demás, si me permiten, contarles que el día ha sido irregular, quizá demasiado largo; y muy cansado. Demasiado cansado.
(Ah... y caluroso: mucho.)
Me he visto, hace un rato, los dos capítulos de El ala oeste que emitieron lunes y martes, y me confirmo en lo que ya sabía y no me canso de decirles: de lo mejor que puede verse ahora en televisión.
Y ahora, en unos minutos, conectaré el vídeo para grabar la entrega de esta noche. Les tengo que dejar, ustedes sabrán hacerse cargo...
miércoles, 3 de agosto de 2005
una joya
Lo edita Turismo de la Provincia de Sevilla (la Diputación). La producción está a cargo del Grupo Pandora. Las cosas de Pedro Tabernero, en fin.
Hay tres más, sí. Todos merecen la pena: Edelman, Alfredo, Pérez-Enciso. (Fíjense que no hablo de los textos: este de aquí al lado, el que tengo, el más bonito, está escrito por Juan Madrid... un tipo que no me interesa en absoluto.)
Ah, pero este... Miguel Calatayud. En estado de gracia. Unas acuarelas espectaculares, bellísimas, en las que el paisaje se disfraza de geometría blanda, oro y azul. Y una tipografía... no sé cómo contarles...
El placer de hojear despacio un libro editado con gusto añejo y un cuidado que hoy ya no se encuentra fácilmente.
Me consta que en Madrid Cómics están a la venta los otros tres: el de Calatayud se vendió inmediatamente; no sé si habrán podido reponer.
Merece la pena que les echen un ojo... (Pérez-Enciso, insisto: le recuerdo de las cubiertas de algunos libros de Manuel Vicent y de las portadas de los discos de Esclarecidos; un tipo de mirada exquisita, también.)
Hay tres más, sí. Todos merecen la pena: Edelman, Alfredo, Pérez-Enciso. (Fíjense que no hablo de los textos: este de aquí al lado, el que tengo, el más bonito, está escrito por Juan Madrid... un tipo que no me interesa en absoluto.)
Ah, pero este... Miguel Calatayud. En estado de gracia. Unas acuarelas espectaculares, bellísimas, en las que el paisaje se disfraza de geometría blanda, oro y azul. Y una tipografía... no sé cómo contarles...
El placer de hojear despacio un libro editado con gusto añejo y un cuidado que hoy ya no se encuentra fácilmente.
Me consta que en Madrid Cómics están a la venta los otros tres: el de Calatayud se vendió inmediatamente; no sé si habrán podido reponer.
Merece la pena que les echen un ojo... (Pérez-Enciso, insisto: le recuerdo de las cubiertas de algunos libros de Manuel Vicent y de las portadas de los discos de Esclarecidos; un tipo de mirada exquisita, también.)
martes, 2 de agosto de 2005
con la cena casi hecha
Que a las horas que llego a casa, en fin... mejor prevenir.
Sí, a lo que iba... ¿Les hablé anoche del puñadito de tebeos que me llegó de ultramar? Nada, cositas de las de lectura rápida y un par de joyas con grapa: el Solo dedicado a Darwyn Cooke, un nuevo Astonishing X-Men (Whedon-Cassaday), el Albion de la familia Moore, un Geary, la nueva novelita-manga de Jill Thompson (The dead boy detectives). Además de un Locus, un Hogan´s Alley y un libro lleno de dibujos de García López, ese monstruo.
Les iré contando conforme vaya leyendo. (Claro que ahora ando con la señorita Modotti, y después me pondré con el Pyongyang, que me lo han prestado...)
Ah, el verano...
**********
Cortesía de Lorenzo: echen un ojo, cuando tengan un momento. Es la bitácora de una vendedora de Avon. Yo lo voy a añadir a mis favoritos ya...
En otro registro, pero casi igual de fascinante, encontré en alguna parte (ya no recuerdo bien) esto otro. No se lo pierdan.
**********
Contra todo pronóstico, y no sé si por llevar un poco la contraria, El País es mucho más entretenido en agosto. Se multiplican las colaboraciones más o menos literarias o de opinión; y se tarda un ratito más en leerlo. (Por ejemplo, hoy hay un artículo de Isabel Coixet sobre John Berger que, además de estar escrito con delicadeza, provoca un saludable apetito de sus libros. Además, está Millás.)
**********
Hoy, por cierto, ha amanecido un cielo azul que da gusto mirarlo... pero cuidado con el sol: abrasa.
lunes, 1 de agosto de 2005
nubes
De vuelta a casa, cuatro goterones; ya saben, esa lluvia que no acaba de serlo, ese aire que empuja el calor hacia el interior de las casas, donde se acurruca, se oculta, se torna espeso y casi se lo oye respirar despacio, a la espera de la noche. En el cielo, un espectáculo de nubes coloreadas en la mejor tradición Maxfield Parrish: melocotón sedoso. (De ahí la imagen de aquí al lado...)
El día fue bien; charla edificante, un puñado de tebeos (ya les contaré en cuanto que tenga un ratito para escanear), algunas copas. Restaurante nuevo, que tampoco nos dura mucho: en un par de días cierra, también, por vacaciones.
En casa, un telediario y un episodio de Urgencias.
(¿De qué se ha hablado? De tantas cosas... Por ejemplo, de editores, ya ven... De clásicos, también: ¿qué va a pasar, por fin, con el Prince Valiant que prometía Planeta? De cine...)
agosto
Buenos días.
Sí, hoy es el primer día de agosto. Uno de eso meses que no se definen del todo, uno de esos tiempos en que todo alrededor parece accidental, provisional: los bares de costumbre cierran, como cierran los kioscos, los puestos del mercado, los programas de televisión o ciertas secciones del periódico. Uno debe cambiar sus rutinas, aunque sea mínimamente... con lo que tiene eso de desconcierto y de incomodidad.
Claro que esos cambios, a veces, acaban por ser definitivos. Porque descubres otra panadería en la que te atienden mejor, o que tiene bollitos más tiernos. O a lo mejor regresas al kiosco que abandonaste el año pasado, o encuentras otro mejor, más surtido. O entras en ese bar que te daba pereza y te encanta, contra todo pronóstico...
Un mes, en cualquier caso, raro.
Hubo un tiempo en que Madrid se quedaba vacío, ciudad fantasma, sombra de sí misma. Pero de eso hace ya mucho. Ahora, si bien es cierto que se ve menos tráfico y hay menos gente en la calle, ni por asomo podríamos decir que la ciudad se queda desierta...
(Eso sí: el transporte público se ralentiza; menos trenes, menos autobuses, hacen que vayamos tan ensardinados como durante el resto del año, pero las esperas sean más prolongadas.)
Pero Madrid está tan bonita en agosto como durante el resto del año, eso sí.
**********
(Perfecto ejemplo, aquí arriba, de entrada banal y que casi pareciera de compromiso... El calor es lo que tiene: ha vuelto por sus fueros, y a mí me agota cada día más. Puf...)
**********
Aviso a navegantes, por cierto: que esta noche regresa El ala oeste a la 2 de nuestra televisión.
Yo, por mi parte, igual hago esta mañana alguna incursión por ahí, en busca de más lecturas o algo... (¿Música?) Ya les contaré luego, a la que caiga la noche...
Sí, hoy es el primer día de agosto. Uno de eso meses que no se definen del todo, uno de esos tiempos en que todo alrededor parece accidental, provisional: los bares de costumbre cierran, como cierran los kioscos, los puestos del mercado, los programas de televisión o ciertas secciones del periódico. Uno debe cambiar sus rutinas, aunque sea mínimamente... con lo que tiene eso de desconcierto y de incomodidad.
Claro que esos cambios, a veces, acaban por ser definitivos. Porque descubres otra panadería en la que te atienden mejor, o que tiene bollitos más tiernos. O a lo mejor regresas al kiosco que abandonaste el año pasado, o encuentras otro mejor, más surtido. O entras en ese bar que te daba pereza y te encanta, contra todo pronóstico...
Un mes, en cualquier caso, raro.
Hubo un tiempo en que Madrid se quedaba vacío, ciudad fantasma, sombra de sí misma. Pero de eso hace ya mucho. Ahora, si bien es cierto que se ve menos tráfico y hay menos gente en la calle, ni por asomo podríamos decir que la ciudad se queda desierta...
(Eso sí: el transporte público se ralentiza; menos trenes, menos autobuses, hacen que vayamos tan ensardinados como durante el resto del año, pero las esperas sean más prolongadas.)
Pero Madrid está tan bonita en agosto como durante el resto del año, eso sí.
**********
(Perfecto ejemplo, aquí arriba, de entrada banal y que casi pareciera de compromiso... El calor es lo que tiene: ha vuelto por sus fueros, y a mí me agota cada día más. Puf...)
**********
Aviso a navegantes, por cierto: que esta noche regresa El ala oeste a la 2 de nuestra televisión.
Yo, por mi parte, igual hago esta mañana alguna incursión por ahí, en busca de más lecturas o algo... (¿Música?) Ya les contaré luego, a la que caiga la noche...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)