viernes, 14 de octubre de 2005

en sepia


Futuros añejos, con olor a papel gastado, a vinilo y polvo, a madera vieja.

El ruido de una máquina de escribir, el timbre de un teléfono.

Afuera, arriba, en la azotea, la sombra de un dirigible. Gris, recortado contra el cielo rojo.

Y una cámara fotográfica. Me encanta el sonido de la cámara, el obturador, el chasquido metálico... Me provoca un escalofrío, la piel se me eriza y noto como una mano que se deslizara por la espalda y me presionara la nuca...





Y la luna llena oculta entre nubes de vértigo...