Es decir, que el famoso Códice Calixtino, o como se llame, después de la exposición que nadie hubiera ido a ver de no ser porque lo robaron, pasará a un lugar secreto y sólo podrá ser consultado por altos cargos eclesiásticos... ¿Esto no era patrimonio de todos? Pregunto, nada más.
Luego está este ministro de Cultura y Educación que se pasa por los huevos lo que diga el Supremo y va a seguir dando dinero público (de todos y laico, en fin) a colegios que discriminan a sus alumnos por razones de género, y que son, mayormente, cercanos al Opus Dei. Vaya.
Y corre por ahí el rumor de que los profesores de religión, elegidos a dedo por las autoridades eclesiásticas y pagados con dinero público (de nuevo, de todos y laico), no sufrirán recortes en su sueldo ni serán despedidos, como interinos que son. ¿Sabe alguien si esto es cierto?
Y, para rematar, el chiste del Ecce Homo restaurado por esa señora... que lo hacía por vocación y con el consentimiento implícito del párroco... (por vocación quiere decir de gratis, vamos).
¿Estado aconfesional, dice no sé dónde... en la Constitución? Pues eso.
1 comentario:
Lo bueno que tiene es que no que retrocedamos realmente, es solo que ahora disimulan menos.
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