Buenos días.
Es sábado, y la costumbre me lleva a husmear en el digiBabelia, aunque cada semana el ejercicio sea más estéril. Hoy, como casi siempre, rescatamos a Max y a un Muñoz Molina indignado y bronco que, después de hacer un hermosa consideración de la bicicleta como objeto literario, poético y sensual (de la que destaco, porque no la conocía y me ha maravillado, la anécdota de un Henry James ciclista accidental que atropella, desbocado, a una niña que se convertirá, con el paso del tiempo, en Agatha Christie), vuelve a hacer hincapié en lo peor de nuestro país como sociedad.
Por lo demás... qué calor, ¿no?
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