domingo, 5 de noviembre de 2006

ahora mismo está sonando...

Hay sólo seis maneras de hacer esta comida
y todas llevan niño
en mayor o menor medida.

Pero una bruja experta
como Flora Rostrobruno
cometió el error más grande
y el más inoportuno.

Ella se prendó del niño
que sería su comida,
de su semblante adusto,
de su sonrisa torcida.

Con los dientes afilados
y los bultos en la frente
le pareció tan guapo
que desperdició el banquete.

Las otras siete veces no había pasado igual,
¿qué tendrá este niño de especial?

Se pasó un día entero
para elegir un nombre.
Le gustó su pelo negro,
decidió llamarle Cuervo.

A partir de entonces
se volcó en su educación.
En la casa de una bruja
hay que aprender un montón:
decapitaciones, multiplicacio
nes, la tabla de asesinar,
mal de ojo, rabogato y la eme con la a...

Pasado un tiempo el niño
se convirtió en hombre
y él supo que era el momento
de hacer honor a su nombre.

Con dos cuchillos blancos
con el mango oscuro
dio cuenta de la vieja
Flora Rostrobruno.

"Por mi madre y por mi padre
que convertiste en despojos,
cría cuervos, Rostrobruno,
y te sacarán los ojos."

Así acaba la historia
de una bruja depravada
cuya única flaqueza
fue quererse acompañada.



Flora Rostrobruno, de Antonio Galvañ, Parade. En su álbum Todas las estrellas, editado por Spicnic.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantaría poder escucharlo, pero aquí, en Argentina sólo podemos hacerlo a través de los downloads del Soulseek. Y hasta ahora nadie parece tenerlo...