Otro martes que amanece plomizo, como prefigurando semanita nefasta. (Luego será lo que sea... pero uno se levanta predispuesto, así.) Hay silencio en casa, hoy. Se escucha el trajín de la gente de la obra, que anda abriendo túneles bajo mis pies. Y se escucha el ruido de la lavadora, amordazado por el del ventilador del ordenador. Pasan pocos coches.
Tengo a mano el paraguas, para cuando salga, no sea que.
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