A Sergio Bleda lo conocí hace demasiados años, cuando era un chaval melenudo y tímido. Su carrera ha ido por sendas muy diversas, muchas de ellas lejos de mi radar. Hace poco, en Gijón, volví a coincidir con él después de tanto tiempo y comprobé que ha madurado, que tiene la cabeza en su sitio, que es una buena idea charlar con él, que sabe mucho de una profesión difícil. Este libro demuestra que, además, sus trabajos han crecido con él.
Si están por aquí el viernes próximo, acérquense... Seguro que no se arrepienten. (Y lo saludan de mi parte, que a mí ese horario me viene fatal.)
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