Ayer fue un día gris. Gris porque el cielo se vistió de tinta y agua, gris porque estuvo lloviznando a ratos, esa lluvia liviana, casi en suspensión, contra la que ningún paraguas sirve. Yo lo pasé en casa, pegado a la pantalla del ordenador a ratos, o leyendo.
Ayer leí un texto de Rodrigo Fresán, en Babelia, sobre Kafka en la playa, la última novela de Murakami, que está ya editada por Tusquets y que nadie debería dejar de leer. Un texto breve que sintetiza a la perfección el mundo del escritor, esa particular mezcla de costumbrismo pop y fantasía de regusto surrealista.
Ayer pude ver el episodio de Queer as folk que dejé el viernes grabando: Michael, el protagonista, se decide a dar un paso adelante y consigue comprar su propia tienda de tebeos, la misma de la que es cliente fiel desde la adolescencia. (En general, todo el capítulo gira en torno a los sueños, las esperanzas...)
Hoy, ya ven, el día se ha levantado soleado, y he mirado el periódico, me he hecho unas fotografías en un fotomatón (¡cómo han evolucionado estos chismes!: antes conseguías una ristra de primeros planos en la que se multiplicaba por cuatro un rostro de fugitivo de la ley que a duras penas reconocías como el tuyo; ahora eliges pose, número de copias, tardas nada y sales casi guapo... Lo que es la tecnología...). Y he encontrado, después de larga búsqueda, mi copia (casera) del Back to mono de Phil Spector, que llevaba extraviada meses y que empezará a sonar en un ratito, justo después del London calling de los Clash. Y he descubierto que Álvaro Ortiz abrió su blog, que les recomiendo. Y me he acordado de esto (ya hablaremos, en cuanto me haga con ello).
Y queda aún mucho día por delante. (Y mucho por hacer, también.) Hoy hay cosas interesantes en la televisión (para variar): El show de Truman, Los impostores, Fantasmas de Marte, Roma ciudad abierta, La vida privada de Enrique VIII, Lady Halcón... Luego no digan que no.
1 comentario:
Cierto es: el domingo la tele parecía una filmo...
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