sábado, 30 de diciembre de 2006

en órbita

El cosmonauta sigue con sus lecturas, despacio pero seguro. No se percibe el tiempo allí arriba, no igual que aquí. Los días vienen medidos por las veces que el horizonte corta la negrura del espacio en el tragaluz cenital, o por las veces que uno vuelve a escuchar el mismo disco de Jobim.




Keko, esta vez. Va por ustedes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor de esto de Keko: el texto de Pere Joan; y los dibujos.

Lo peor: el resto.