Las siete, cuando escribo esto. Casi las siete.
En el curro, mi gente aún tiene una hora por delante hasta que se acabe la jornada. Me pregunto si habrá pasado algo nuevo, si el lío de los días de vacaciones se habrá solucionado o sigue la cosa malamente...
Los pies se me quedan fríos. No importa que haya o no calefacción: los dedos, como hielos.
Música en voz bajita: cancioncitas japonesas (Sakura y Usagi y cosas así... folklore, infantiles...) de cuando en el trabajo tenían a bien organizar cursos del idioma.
Y un enlace a la astronave, que hay texto nuevo: sobre Metralla, de Rutu Modan, un álbum que les aconsejo con entusiasmo.
En el curro, mi gente aún tiene una hora por delante hasta que se acabe la jornada. Me pregunto si habrá pasado algo nuevo, si el lío de los días de vacaciones se habrá solucionado o sigue la cosa malamente...
Los pies se me quedan fríos. No importa que haya o no calefacción: los dedos, como hielos.
Música en voz bajita: cancioncitas japonesas (Sakura y Usagi y cosas así... folklore, infantiles...) de cuando en el trabajo tenían a bien organizar cursos del idioma.
Y un enlace a la astronave, que hay texto nuevo: sobre Metralla, de Rutu Modan, un álbum que les aconsejo con entusiasmo.
2 comentarios:
En su curro la cosa sigue igual, tirando a peor; con el mismo caos e indecisiones pero con la fecha cada vez más cerca...
¿Que esperaba, hombre de Dios?
Y además, si todos los gusanos se arrastrasen, tampoco veríamos el suelo...
Un saludo y hasta ¿el sábado?
Ramón
Joder...
(Euh... no, hasta el martes, más bien...)
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