martes, 15 de febrero de 2011

breviario pasado por agua

A última hora de la tarde suele apostarse aquí abajo, a tiro de piedra desde la terraza (cualquier día, no descarto nada), uno de esos chavales no recuerdo ahora si con cresta o con rastas. A veces le acompaña una punkette de las de antes. Joviales ambos, piden la voluntad, ya saben. Nada que objetar... excepto que él viene armado con una flauta que no se cansa de tocar... una pesadilla. No me importan los ruidos del tráfico, los gritos de la gente que no sabe para qué sirve el portero automático, el escándalo generalizado de una calle comercial... pero esa flautita, esa musiquilla que se repite una vez y otra, y otra más, en un bucle irritante... Qué quieren, me pone de los nervios.

En fin...

En otro orden de cosas, día pasado por agua. Y de qué manera.

He comido fuera, he hecho alguna compra, he leído algo, he puesto otra lavadora. Y he recibido noticias del frente, con novedades poco halagüeñas (joder con los skrulls: donde menos lo esperas salta uno). Mañana veremos, que a media tarde hay reunión con la plana mayor. Me pondré mi camiseta nueva.

1 comentario:

jota dijo...

TIENES PERRO-FLAUTA BAJO LA VENTANA? QUE BONITO...