Como siempre que debo madrugar, dormí poco y mal. No dejé que sonara el despertador.
Desayuné sin hambre y con roscón, fregué la taza.
En la calle me encontré en el cielo una rodajita de luna, como de manicura francesa. Los coches brillaban, escarchados, a la luz naranja de las farolas.
En el metro, disfruté de la prosa de Susanna Clarke. Tiene un inglés precioso, casi mágico. Es irónica y burbujeante, casi apetece leerla en voz alta, recrearse en cada frase.
Salir otra vez a la calle: un grado, marcaba el termómetro en la esquina del Botánico. Caminar con las manos en los bolsillos y Let´s go to bed sonándome en la cabeza una y otra vez...
3 comentarios:
Puede que nos cruzaramos... ¿en la esquina del Botánico con Moyano?
Yo volvía con mucho frío y muchas risas...
Besitos
Eran poco menos de las ocho y media... Tendría gracia, sí... :)
másss...
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