lunes, 18 de diciembre de 2006

lunes de corcho

Las cenas "de empresa" sirven para muchas cosas, y quizá la más relevante sea que al día siguiente, hayas bebido más o menos, hayas o no cenado bien, hayas fumado o no, la boca te sepa a trapo sucio y sientas la cabeza acorchada.

Sirven también para que tipos sin afeitar con los que no te llevas bien desde hace un tiempo se despidan de tí con sendos y tambaleantes besos en las mejillas, muy de madrugada. Y para volver a reirte hasta el flato con gente que sí aprecias. Y para bailar un poquito, que es una cosa que casi nunca hago porque soy un auténtico pato cojo, pero que visto lo visto y comprobado que había público que lo hacía peor (muuuuucho peor, con diferencia), pues venga... (Y para más cosas memorables que no cuento, pero que tú y yo sabemos.)

Y para pasear por un Madriz fantasmal, de cristal húmedo, a la busca de un taxi.


Y para dormir fatal, que no está uno ya para muchos excesos de a deshoras...


En fin, en cualquier caso se dio bien. Ya hacía un par de años que no me apuntaba, por diferentes desencuentros y desganas generalizadas. Ha estado bien...



Al turrón, ahora.

A ver, dos noticias. O una noticia y un enlace. O dos enlaces con noticia. (¿Ven lo que les decía del corcho...?)

Primero, que desde Entrecómics nos ofrecen entrevista con Steven T Seagle, guionista intrigante con notables títulos en su currículum.




Segundo, que Álvaro Pons estrena cabeza de playa en la primera división de lo noticiero digital: Diario De Tebeos, blog alojado en la web de ep3. Un paso de gigante, creo. Y un notición para cerrar un año pródigo en pequeños avances en el reconocimiento mediático del tebeo como realidad asimilada.

Y ahora, si me disculpan, tengo una cama por hacer y unas aspirinas que masticar... Ejem...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!!
Como siempre, un placer recibirte "en casa": muchas gracias por tu enlace... y que el corcho no te dure mucho,pero sí las risas!!!

Besitos,
Mar

Carla de La lá dijo...

Las resacas-cenas-de-empresa, tienen una cualidad más diabólica que la del licor dulcecito.

Anónimo dijo...

A mí esas cenas me gustan: son familias que jamás serán familia.
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