viernes, 25 de febrero de 2011

breviario de antes de cenar

Largo día primaveral. Víspera, además, de un fin de semana casero y relajado, si nada se tuerce.

Por supuesto que las cosas se mueven ahí, en segundo término. Las que se pueden contar y las que no. Por ejemplo, la última jugada skrull, que pretende echarnos el martes un pulso del que no sé qué esperan, pero sí qué van a encontrar: a las nueve en punto estaremos allí (y mira que me jode madrugar, librando), hombro con hombro, para evitar que se nos tome por el pito del sereno.

(Y, también por supuesto, no todo lo que se mueve ahí detrás es malo: recibo noticias regocijantes que no voy a adelantar aquí porque ya adelanté en otras ocasiones y todo quedó en nada... pero estén atentos, que ya les tengo yo al día... y sepan que estoy muy impaciente por contárselo...Y contento, también: mucho.)

¿Más? No sé: que tengo abierta la ventana que da a la terraza y hace una muy buena noche. Que aprovecharé el fin de semana para traer más cosas desde la baticueva (música, papel, deuvedés...) y para ir abriendo algunas cajas con copas, platos y demás intendencia. Que terminaré con alguna lectura pendiente.

Mañana les cuento, en fin. Buenas noches.

Buenas noches.

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