viernes, 31 de diciembre de 2004

2004


se nos va el año... Posted by Hello


Despedir un año.

Unos hacen listas de lo mejor. (Otros, de lo peor...) En los tebeos, en los libros, en los discos, en las películas...

O en su vida.



Yo miro el calendario. Hay cosas anotadas: los días de curso de inglés; más atrás, antes del verano, los del curso de japonés; cumpleaños de amigas; la Semana Negra, las vacaciones, alguna fecha de entrega (completamente obviada, ay... cada vez soy menos fiable en ese sentido).

Los días se me han ido escapando entre los dedos...


En el calendario de 2005 (no lo tengo aún: permítanme la licencia), no hay nada anotado. Eso es lo que importa.

jueves, 30 de diciembre de 2004

en vísperas...

Sí, mañana se acaba el año.

No ha sido el mejor año que uno recuerda... pero no ha sido tan malo. Ha aparecido mi primer libro, se han concretado cosas nuevas (otro libro, colectivo, en breve; un álbum, más allá de los Pirineos, en unos meses; este espacio).

En el terreno personal... bueno, tampoco puedo quejarme. (Otra cosa es el laboral... que promete, en cualquier caso, empeorar en el 2005; vendrán tiempos peores...)


Que mañana muere, en fin, este 2004. Y uno se queda parado a veces y se da cuenta de que no es consciente del paso del tiempo.

No lo soy, no.

2005...


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Por cierto, y entre ustedes y yo: si leyeron ayer (o, quién sabe, hoy mismo) el post del compañero ÁNGEL (busquen aquí al lado, a su derecha y abajo, el enlace; o retrocedan a mi post anterior), deberían echar un ojo a lo que Rafa Marín ha escrito hace nada: pinchen, ya les digo, aquí al ladito... Viene a cuento.

De tebeos, sí. De Historieta. Hablamos de eso.

sueltos...


Peanuts. Segunda entrega de la edición definitiva de Fantagraphics. Posted by Hello


Antes de irme a la cama, que las digestiones desordenadas y los días de compras me tienen el sueño un poco descontrolado, un par de notas.



He terminado hoy de leer el segundo tomo de la reedición que Fantagraphics está haciendo de Peanuts. (Debilidad personal, ya saben; cada vez más.) Independientemente del miedo que me da la noticia de que Planeta pueda estar preparando una versión española (en especial, después de ver la primera entrega de su Rip Kirby, ay), leer este puñado de tiras supone una experiencia extraña. Porque los personajes evolucionan ante nuestros ojos, se van transformando, despacito, pero con paso firme, en los que conocimos, en los que conocemos ahora. Y porque el propio autor evoluciona también, va cambiando poco a poco su manera de dibujar a los críos, pero también su planteamiento a la hora de abordar los gags, e incluso el tipo de historias que cuenta.

En este segundo libro asistimos al entusiasmo de un Charlie Brown que aspira a ser dibujante de tiras cómicas (incomprendido por sus amigos, claro). Asistimos al empeño de una Lucy que es ya la insufrible tocapelotas que todos hemos llegado a amar, a su empeño en contar las estrellas del cielo. Asistimos al descubrimiento, por parte de un Linus aún muy niño, de la manta de seguridad que le acompañará ya durante el resto de la serie. Y asistimos, además, a la llegada a la tira de Pig Pen, tan desastrado y sucio como ingenuo y satisfecho de sí mismo.



Una vez leída la historieta de Chris Ware en The New Yorker, debo decir que me ha parecido un ejercicio de estilo más de un autor que parece obsesionado con los ejercicios de estilo; casi un trabajo de compromiso.



El compañero ÁNGEL, en su blog (o bitácora, o en fin...), hace hoy (bueno, ayer, ya saben) una interesante reflexión en torno a la Historieta. La hace desde dentro, como alguien que se enfrenta a la página. Desde el tablero de dibujo. Y la hace después de mucho pensar; se le nota.

No se la pierdan.

miércoles, 29 de diciembre de 2004

(lo que pudo ser: y 2)


En color, ahora... Posted by Hello


No puedo resistir la tentación de subir una de las planchas coloreadas. (Mala reproducción, ya sé: tengo fotocopias en color; de las de entonces, sí...)


Un puñado de buenos recuerdos, ya lo creo... Uno de los mejores, la estimulante sensación de que todo va bien, de que las páginas van saliendo; ver el lápiz, la tinta luego... Ese subidón que se siente cuando tienes entre manos un proyecto que va cuajando.



Ahora ando planeando cosas, metido en proyectos más... profesionales, digamos. (Sé que no acabo de ser claro nunca: haré los anuncios pertinentes cuando todo esté atado y bien atado.) La sensación, pese a los años transcurridos, pese al escepticismo acumulado, es la misma: entusiasmo, incredulidad... y ganas de más.

Una sensación que no quisiera dejar de experimentar nunca.

Arqueologías (4) : Lo que pudo ser.


Robots, vehículos gigantes, lobos surrealistas... Posted by Hello


Volvamos, una vez más, a finales de los años ochenta. En concreto, el proyecto del que dejo muestra aquí arriba, tiene fecha, en mis archivos, de 1989/90.

Ya hablé de esa época antes, cuando cada lunes comíamos en cierto restaurante alemán de la Plaza de los Cubos (Madrid, al ladito de Plaza de España); comíamos, digo, cada lunes, y éramos legión. Mucha gente que iba y venía, gente a la que veíamos cada semana y gente que pasaba de cuando en cuando.

¿Nombres? Bueno... desde Trashorras hasta Santiago Segura o José Antonio Calvo, pasando por Méndez, Olivares, Agustín Oliver, Machuca, Carlos Puerta, Almela, Lorenzo Díaz, Aísa, ÁNGEL... (Me temo que más de uno se me quedará en el tintero y desde ya me disculpo: mi memoria no es lo que fue.)

Reuniones en las que se hablaba mucho y de todo. Comidas durante las que se planeaba, cada semana, la conquista del mundo... o, en su defecto, cien proyectos para hacernos con el mercado español, francés... el que fuera. (Por entonces, el salto a los USA era algo inalcanzable... Estaba más cerca Francia, parecía más accesible. También en eso han cambiado las cosas desde entonces, ya ven... aunque habría mucho que hablar al respecto: en otro momento.)

Por entonces, y para ir concretando, la novedad era, en España, el suplemento infantil de periódicos de tirada nacional. (No es que fuera un fenómeno nuevo, por supuesto; pero sí parecieron abrirse a nuevas propuestas, a nuevos autores.) Y nos planteamos la necesidad de presentar un proyecto (uno más). Nos repartimos diferentes tareas, discutimos durante muchas tardes de posibles personajes, de argumentos atractivos, de métodos de trabajo...

Seamos breves: de los guiones me encargué yo (cada página, consensuada en la correspondiente reunión de redacción), de los lápices se responsabilizaron Almela y Aísa, la tinta fue cosa de Machuca. El color, para el que se ideó una compleja intendencia que acabó por no cuajar del todo, fue a parar a manos de Carlos Puerta y ÁNGEL. A esto hay que añadir, claro, que todos los citados (y los no citados) aportaron, por separado, distintos diseños de objetos, ambientes y personajes, así como diferentes ideas para el argumento o para los diálogos.

¿El resultado? Alrededor de veinte páginas (puede que más) entintadas, dos de ellas a todo color. Y un parón, no tengo muy claro si debido a que las puertas que se podrían haber abierto en El País (o donde fuera) se nos cerraron en las narices.

Contempladas hoy las copias de aquel trabajo, debo decir que, aparte de un diseño de las chicas protagonistas quizá demasiado impersonal, el resultado sigue siendo sólido, atractivo.

Ay, la nostalgia...



¿El argumento? Bueno... tampoco era un prodigio de imaginación: la clásica aventura de muchachita que se ve transportada a un mundo mágico (o así) del que no entiende nada. Planteamos que fuera raptada por una tribu más o menos primitiva, arrebatada luego por unos autómatas y salvada por un lobo con sandalias y camisa de palmeras (creación exclusiva e inequívoca de Carlos Puerta), que no podrá evitar que un pájaro gigante se la lleve para dar de cenar a sus pollos. Una vez rescatada de nuevo por los buenos, la chica tendrá una revelación y decidirá tomar las riendas de la historia, harta de ser un mero trofeo que va pasando de mano en mano; de manera que la segunda mitad del álbum hubiera tenido una protagonista fuerte y decidida poniendo las cosas en su sitio.



No nos engañemos: tampoco, de haberse publicado, hubiera cambiado el mercado, la industria o los derroteros de la Historieta en nuestro país. Pero está bien desempolvar viejos proyectos, y viejos logros. (Porque fue un logro: conseguimos trabajar en equipo, y hacerlo bien, además.) Permite ver con cierta perspectiva algunas de las cosas que hoy se publican... y no hablo sólo de nuestro mercado.

martes, 28 de diciembre de 2004

un regalo...


Por fin, una selección de la obra de Charles Addams al alcance de todos. Posted by Hello


El día no ha sido corto...


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Ya hemos hablado por aquí de esta compilación de trabajos de Addams. De manera entusiasta. El libro de Valdemar, con todo, no es perfecto. (Si bien el mero hecho de que exista, de que se haya editado, ya es mucho.) La reproducción, ay... Muchas de las imágenes resultan demasiado confusas: por el tamaño y porque los grises se difuminan y acaban por hacer que el dibujo no se entienda.

Y sé de sobra que el editor, en este caso, no tiene culpa de nada; tiene que trabajar con los materiales que le proporciona la gente que le cede los derechos.


Uno se pregunta qué pasa de un tiempo a esta parte, por qué ya nadie proporciona originales o buenas copias de los mismos. ¿Por qué se limitan a enviar, en el mejor de los casos, el tebeo para que se escanee aquí? (O, peor aún, ¿por qué se envían escaneados malos?)


Por supuesto, este pequeño desahogo no debe impedir que se lancen todos a sus librerías de confianza para conseguir el libro. Su salud mental se lo agradecerá. La sutileza, la inteligencia del trabajo de Addams es digna de estudio. (Y de devoción.)

notas...


Viñetas de Chris Ware en The New Yorker. Posted by Hello


Lunes de frío, seguido de un martes no menos helado.


Ingenuidad: entrar en la FNAC ayer a ver si acaso... Gente para aburrir y una gran cantidad de cosas que uno se hubiera llevado a casa de no ser por las aglomeraciones en las cajas. (Lo que tampoco fue malo, si se mira desde un punto de vista presupuestario...)

(Lo malo es que sigo sin calendario para el año próximo...)


Alguna compras, no obstante, en librerías menos masivas. El Rip Kirby que edita Planeta (aún no sé qué pensar: el papel es malo y no le hace ningún favor, pero la reproducción es bastante razonable, así como el precio; pero luego está el diseño de portada, horrendo...). La última entrega de The New Yorker, revista cool donde las haya (y altamente snob, como debe ser); número especial dedicado a la ficción, que incluye cuatro planchas nuevas de Chris Ware: Dick Public. Varios DVDs de clásicos japoneses a precios no escandalosos (Oshima y Kurosawa, en concreto).

Y la primera temporada de Angel.


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(Como nota de interés, señalar que en Madrid Cómics se puede comprar, a un precio envidiable, el trabajo de KB que no hace mucho reseñaba yo aquí mismo: Tras el ratón. Sería buena idea que, los que son de Madrid, se pasaran por allí y le echaran un ojo...)


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¿Más cosas? Por ahora no... Después de toda la mañana al asalto de los supermercados de la zona, pocas ganas quedan de contar cosas...

Quizá luego.



El sol, eso sí, apenas se ve hoy: muchas nubes.

Y mucho frío, claro...

lunes, 27 de diciembre de 2004

lunes de hielo

Anoche nevó.

Uno se queda siempre mirando, cuando ve nevar. El borrón amarillo de la luz de las farolas.

Y el frío...



Esta mañana daba mucha pereza levantarse. El sol entraba por la ventana (aún está ahí, ilumina el teclado), pero los cristales estaban fríos, muy fríos.

Las manos heladas mientras compro el pan, el periódico. (Aguda, la columna de hoy de Mendoza. Bonito, el artículo-contraataque de Trapiello; esperemos la respuesta de Marías, que cada día está más señoritingo, aunque me duela admitirlo...)


Suena el primer LP de DJShadow. En unos minutos saldré a la calle otra vez.



Lunes.

domingo, 26 de diciembre de 2004

control de daños...


Cubierta e ilustraciones interiores de Brett Helquist. Posted by Hello


(Segundo intento...)

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Les contaba esta mañana que he encontrado esto de aquí arriba revolviendo en un estrato razonablemente accesible de mi caótica biblioteca. (Se lo contaba esta mañana, sí... en un post cuidadoso y elaborado que se me fue al garete cuando intenté colgarlo. Ya sé, ya sé... Escribir primero en un documento aparte y cortar y pegar luego... No escarmiento... Además, es más aburrido; prefiero la inmediatez de escribir directamente en la ventana, corregir a ojo y subir directamente el resultado.)


Es la primera edición (española) del primer libro de la serie. 2001, Lumen. Me llamó la atención en su momento por su aspecto premeditadamente añejo, y por la ilustración de cubierta. Y por las palabras del autor en la contraportada: Querido lector; siento decirte que el libro que tienes en las manos es extremadamente desagradable. Y por la primera frase del primer capítulo, que dice así: Si estáis interesados en historias con un final feliz, será mejor que leáis otro libro.

Irresistible, ¿no les parece?

Se lo pareció a mucha gente: no tardó en aparecer una segunda edición, e incluso una tercera, no hace mucho. (Ahora, con la película recién estrenada, imagino que habrá más...)


Ah, la película... Sólo he visto las escenas de promoción pertinentes en las televisiones, y he tenido oportunidad, también, de leer y escuchar algunos comentarios al respecto. Son esos comentarios lo que me ha empujado a escribir estas líneas. (Y las que esta mañana se perdieron en el éter maldito...)

Más que hablar de las bondades (o no) de la película, a todo el mundo parece que le haya dado por... reflexionar (palabra comodín donde las haya) sobre los derroteros estéticos que parecen seguir las ficciones infantiles de un tiempo a esta parte. Incluso tienen la desfachatez de sorprenderse (¿?) de que los niños no quieran ya héroes positivos e historias alegres, o blancas, o de final feliz... ¡Como si hubiera sido así alguna vez!

Los viejos cuentos eran crueles e imaginativos, terribles, oscuros, antes de que Perrault, los victorianos y Disney los edulcorasen, antes de que la corrección política contemporánea los transformase en un mero derivado de la sacarina. Los viejos cuentos eran ideales, me parece, para la imaginación de un niño, cruel e inventiva también, salvaje y oscura.

Leí no hace mucho (¿Martín Garzo en Babelia, quizá?) que el niño no necesita, ni quiere, explicaciones racionales que le cuenten que no debe temer a la oscuridad. Lo que él demanda es un héroe con quien identificarse, un personaje que se enfrente a los monstruos que, por supuesto, habitan en todo pasillo sin luz, en todo armario cerrado, debajo de cada cama. Que se enfrente a ellos y los venza. En su literatura, en su fantasía, caben la princesa y el hada madrina, por qué no; pero también el bosque tenebroso, el lobo hambriento, el monstruo. Sobre todo, el monstruo.

Y hoy, de pronto, cuando no saben qué decir, cuando les fallan los referentes y sólo saben citar, y no todos, a Tim Burton o a Harry Potter, los de siempre parecen preocuparse por la abundancia de tonos oscuros en determinada ficción más o menos infantil. (De hecho, he leído no sé dónde que la película tuvo que ser retocada para el estreno, que se rodaron escenas nuevas para que no fuera todo tan macabro...)


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Ni que decir tiene, ni este Lemony Snicket ni la señora de Hogwarts, ni Burton ni Gorey, tienen demasiado que ver con la tradición que recopilaron los Grimm, por ejemplo. Porque ellos añaden a sus invenciones algo terriblemente moderno: ironía. Afortunadamente para nuestros chavales... y para nosotros, creo.


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¿El libro? No está mal. Se lee con una sonrisa permanente en los labios.

Probablemente la película merezca la pena. Por lo visto hasta ahora, el diseño de producción es... irresistible.

(Pereza: esa voz que me conduce al sofá y me dice que espere al DVD; que, total, seguro que no tarda en salir y vendrá lleno de extras golosos...)


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(Vértigo: este post hace el número ciento veintiséis; hace ya más de tres meses que abrí este espacio.)



Nieva en Madrid: una noche de cristal.

sábado, 25 de diciembre de 2004

navidad...

Cielo azul.

La navidad debe ser esto: leer toda la mañana tiras de Peanuts (Linus y la Gran Calabaza y Pecas Patty y Rerun...) y sentir que se te van quedando los pies fríos mientras llega la hora de salir a por otra comida familiar, cuando aún no has terminado de metabolizar del todo la cena.

Y escuchar a Yo La Tengo con la luz encendida, porque, con sol o sin sol, no se crean que entra mucha luz por la ventana.


(Y pensar que mañana, domingo, haré pasta para comer. Pasta; sin adornos y sin entrantes, sin superpostres: tomate, poquito de picante y queso, copa de vino.)

viernes, 24 de diciembre de 2004

La Gran Calabaza


Posted by Hello


Con cierto retraso, la Gran Calabaza ha tenido a bien obsequiarme con dos libros que me proporcionarán, a buen seguro, muchas horas de lectura gozosa. Por un lado, la segunda entrega del Complete Peanuts de Fantagraphics. (Una joya, ya saben.) Por otro, el Locas de Jaime Hernández; tapa dura, setecientas páginas: un delirio. (Fantagraphics, también...)

(Muchas horas de lectura... y más de un texto entusiasta aquí, por supuesto...)


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En efecto, la noche fue de mucha risa y abundante bebida. (Y comida: aún no he acabado de digerir los postres...) En la calle hacía frío y había menos gente de lo previsible, teniendo en cuenta que era, sí, jueves, y estábamos en zona de copas.

Sin embargo, levantarme a la hora de siempre no me ha costado trabajo. Me hacía falta trasnochar, supongo: desentumece, elimina óxidos anímicos.


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Sigo ahora, si me disculpan, con mis lecturas. Y, en un ratito, abriré una cerveza fría y me pondré con la comida; algo ligerito, que toca cenar en casa de mamá y ya se imaginarán...

jueves, 23 de diciembre de 2004

navidad...


Flora y Fauna les desean, ambas, unas felices fiestas... Posted by Hello


Mañana es Nochebuena. Habrá, probablemente, cien cosas por hacer, un montón de regalos por comprar. Muy poquitas ganas, además: que esta noche hay cena con amigos, de esos a los que no se suele ver tan a menudo como antes... (bueno, y de los otros también); y nos acostaremos tarde.

Les dejo acá la felicitación que el bueno de Aísa (uno de esos talentos ocultos, casi perdidos ya, de nuestra Historieta; de la que pudo ser) ha tenido a bien elaborar para este rincón.


Les dejo, por qué no, alguna recomendación para estos días, si acaso encontraran tiempo para leer, escuchar, mirar...

Juana de Arco, de Leiva, en Sinsentido. Todo lo que puedan encontrar de Peanuts, sea en el idioma que sea. Jaime Hernández, un gigante. Big Fish, Sleepy Hollow, Eduardo Manostijeras, Ed Wood; y Pesadilla antes de Navidad, claro. Chesterton, Charles Addams, Ed Gorey, Lafcadio Hearn. Eduardo Mendoza. Y Jobim; y Carla Bruni.

Y Sonic Youth, por qué no...


Por lo demás, y para no romper con la costumbre: hoy hace, también, un sol espléndido. Y un frío importante. Abríguense bien... y no olviden sus gafas oscuras.

miércoles, 22 de diciembre de 2004

una baja...

Sí, aquí al lado, en la columna donde tengo los enlaces (desordenados, a lo mejor un poco arbitrarios... o no). El Mecanógrafo ya no está.

Su autor se ha cansado, parece. Ha decidido no seguir. (Por ahora, al menos.)



Yo, por otra parte, estoy cada vez más enganchado al formato, a este contacto diario con un supuesto lector ahí, al otro lado de la línea, de la pantalla, del teclado.


Confío, compañero, en que antes o después vuelva a su máquina de escribir.


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Por lo demás, y como adelantaba esta mañana, ha tocado incursión en gran superficie para rellenar la despensa de viandas sabrosas.

Continúo, ahora, con alguna lectura. Y tomando notas: hay un texto que alguien espera desde hace semanas. Bastantes. Va tomando forma; parece que voy teniendo, por fin, la cabeza más clara.

lecturas...

Mañana de sol y frío. Cielo azul, muy azul...

Madrid y el invierno: cielos despejados y escarcha en cada alféizar, en cada parabrisas, en cada minúsculo charco.


Ayer leí el nuevo libro editado por Ponent Mon de Tatsumi: Venga, saca las joyas. Desolador, como siempre. Tengo en lista de espera, también, Novia por correo, que ya leí en su momento, en inglés. (Creo que el formato, más pequeño que el de la edición original, no le hace ningún favor al trabajo de Kalesniko...)

Me pasé, el lunes, por alguna librería: muchas novedades. Demasiadas para pararse a hojearlas, siquiera. Cuando avancen los días, cuando tenga tiempo, decidiré qué compro, qué leo, qué comento aquí...


Esta tarde tocará hacer alguna compra, antes de que los mercados se llenen aún más de gente a la caza del marisco, el cordero o el besugo.

Mientras tanto... hay más cosas por leer, más cosas por escribir...

Y amigos a los que ver, claro. O con los que, al menos, charlar por teléfono.



Ah, la navidad...

(No, tampoco a mí me ha tocado la lotería, ya ven...)

martes, 21 de diciembre de 2004

¿la aventura de lo cotidiano? quizá...


un clásico... personal Posted by Hello


Veinticinco años de una tira diaria en la que se sigue de cerca la vida cotidiana de una familia canadiense, con sus alegrías y sus miserias, con sus amoríos, sus altibajos, sus problemas, sus dramas.

No parece atractivo, ¿verdad? Y sin embargo... Mi relación con For better or for worse ha sido irregular en el tiempo. Cada vez que me hacía con un libro recopilatorio me enganchaba sin remedio. Después, sin tener más noticias, con el tomo guardado en la correspondiente estantería (cuando aún tenía espacio en las estanterías, claro... ay...), me tranquilizaba, los personajes se retiraban a la trastienda de mi memoria y continuaba con otras cosas. Hasta que el siguiente libro aparecía en mi vida, y todo volvía a empezar.

Ha vuelto a ocurrir. Este tomo, que resume con mucha picardía la trayectoria de la serie, apuntando las diferentes tramas, centrándose en unos y otros personajes, dejando al lector accidental con ganas de más, ha confirmado mi adicción irremediable: y he decidido que me aprovecharé de los amigos para ir pidiendo los libros que me faltan (no son pocos, por cierto) a los EEUU. Sin prisas. Pero con firmeza, con decisión: esta vez sí.


¿Género? Comedia familiar, con no pocas incursiones en el drama de interés humano. (Algo así... Es complicado de explicar en pocas palabras...)

No, la autora (Lynn Johnston) no inventa grandes cosas, no innova, no crea lenguaje. Se limita a utilizar los recursos del medio (y del género) para crear una obra conmovedora, inteligente y sensible que quizá no va a pasar a las enciclopedias compiladoras de obras maestras indiscutibles (y permítanme la ironía), pero que consigue interesar al lector, engancharlo.

Debe ser bonito poder leer las andanzas de este puñado de personajes a diario, tira a tira, como hacen los norteamericanos.

Y debe ser bonito, también, tener, como autor, la oportunidad de hacer eso: a diario, veinticinco años, desarrollar un mundo paralelo en el que tus creaciones tomen forma, crezcan, respiren, vivan... Lynn Johnston lo hace como muy pocos.


(Estos días, leyendo el libro, se me han vuelto a humedecer los ojos con la muerte del perro de la familia, Farley, y me he reído a carcajadas en otros momentos. Poca gente me provoca tantos sentimientos con sólo unos personajes de papel, con unas palabras en un bocadillo, con unos trazos sobre un pedazo de papel...)

lunes, 20 de diciembre de 2004

casi martes...

El lunes está a punto de acabarse. Un día largo... y lleno de cosas; noticias; sorpresas.

De mañana, asamblea en el trabajo: se confirma que, por fortuna, las cosas no van a ser tan fáciles para los de arriba. (O, como ya dije: nos joderán, al final... pero les va a costar más de lo que pensaban...)

Después, comida de amigos, noticias, sorpresas, proyectos... Un vértigo.


El lunes casi se acaba ya. A ver mañana...

domingo, 19 de diciembre de 2004

Candy´s

Solecito. (Dicen que viene el invierno, ya por fin... Desde el norte de Europa.)

Cosa de disfrutarlo. (El sol, digo.)


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Durante los últimos años, a la salida del trabajo, se ha convertido en una rutina (fea palabra que no siempre ha de tener connotaciones negativas: hay también costumbres agradables) parar en un determinado bar de la zona de Atocha para tomar una caña, a veces dos, antes de entrar en el metro y volver a casa. A veces somos cuatro, cinco. O dos. En cualquier caso, un ratito (no más de media hora, por lo general) para la conversación intrascendente, para sacudirse de encima la rémora de una tarde que a lo mejor no ha sido afortunada. Un tiempo para compartir eso, una caña, unos chistes. Para cortar trajes. Para maldecir. Para relajarse.

El bar es de los clásicos, no demasiado limpio. De hecho, a menudo se ven las carreras erráticas de alguna cucaracha; en la pared; o en el techo. O en la barra, a veces.

Son bichos pequeños, por lo general. Rubios. A veces hacen gala de una indolencia (y de una insolencia) un poco irritante, como si se supieran dueñas del lugar y quisieran hacérnoslo ver.

(No, tampoco yo entiendo por qué seguimos frecuentando el bar, vista la fauna habitual... Se le coge cariño a los sitios. Además, tiran las cañas francamente bien; no es un dato desdeñable.)

En su momento, alguien hizo una broma al respecto de una cucaracha especialmente remolona que insistía en pasearse delante de nuestras narices... La bautizó así, Candy. Desde entonces, claro, cualquier espécimen que se deje ver es bautizado de la misma manera. (Y el bar es "el de Candy", ni que decir tiene.)


Anécdotas entomológicas aparte, el bar (ese bar, para mí; busquen ustedes el suyo) es un espacio que significa muchas cosas, una burbuja de tiempo en la que las cosas pueden ser contempladas con cierta distancia y la charla relajada, la ironía, construyen las barreras necesarias para levantarse al día siguiente y enfrentarse a lo que sea. Barreras cotidianas: los amigos.

Un espacio efímero, un tiempo precioso. Nuestro. Mío. (Por mucho que Candy se empeñe en reivindicar sus derechos territoriales...)


Si las cosas siguen adelante (y todo parece indicar que seguirán; esto no hay quien lo pare), en breve saldré más tarde del trabajo. Cada día. La parada en los dominios de Candy se convertirá, seguramente, en algo menos habitual: en una excepción, quizá.

Pérdidas.

Sí, claro: habrá otras cosas, otros espacios, otras rutinas. Siempre encontramos la manera. (Porque hay que hacerlo; si no, a ver quién es el guapo que se levanta por las mañanas...)

En un tiempo. No mucho, supongo. Espero.



Ah, pero echaremos de menos a Candy.

sábado, 18 de diciembre de 2004

Blain


Cuarta entrega de Isaac, el pirata. Posted by Hello


Christophe Blain nació en Argentuil (Francia) en 1970. Inició su carrera profesional, alentado por su amigo David B (el de La ascensión del Gran Mal), en Dupuis, con un libro primerizo y sorprendente, Le réducteur de vitesse (1999), que recibió el premio al autor revelación en Angouléme.

Su estilo, directo, feísta y minucioso, es fácilmente reconocible; y propicio para los registros que suele frecuentar en sus obras, ya sea sobre guiones propios o ajenos (Trondheim, Sfar, David B). Libros oscuros, siempre, que oscilan entre el surrealismo macabro y la Aventura teñida de gótico.

Acabo de leer la cuarta entrega de su serie más conocida, Isaac el pirata. El protagonista, pintor vocacional y marinero (y pirata) accidental, regresa a su París de origen y descubre que su prometida no le espera ya, las cosas han cambiado más de lo que él se atrevió a temer. Con su inconfundible compañero de aventuras (esa nariz de Polichinela...), se ve envuelto en las actividades de una banda de ladrones de estirpe dickensiana (aunque teñida del romanticismo pulp de un Gaston Leroux) y, con el transcurrir de los días, dará con el paradero de ella... lo que deja abierta la puerta al siguiente episodio del folletón.

Su buen hacer convierte a sus libros de La Mazmorra (Crepúsculo) en los mejores de la serie. Pertenece a esa generación dispersa y tremendamente creativa que se mueve en torno a L'Association, gente que trabaja por igual en la independencia y en la industria más comercial, sin bajar el listón, sin ceder un ápice en la dificultad de sus propuestas. (Propuestas que, por otra parte, no son tan... difíciles, para no abandonar el calificativo. Propuestas que recogen una cierta tradición europea de tebeo de evasión y la desarrollan con la audacia del que descubre un juguete nuevo y pone todo su empeño en comprobar hasta dónde puede llegar con él.)



Por acá no hay un movimiento equivalente. No hay gente capaz de desarrollar un trabajo intimista, personal, y ponerse, a la vez y sin ceder en su nivel de exigencia, al servicio de un proyecto comercial.

Claro que... tampoco hay una industria que permita las dos cosas. (Es más: está por ver que haya una industria que permita alguna de las dos...)


(Dicho sea todo esto, claro, salvando las pertinentes y muy escasas excepciones; que, como sabemos, no hacen sino confirmar la regla.)

una mirada inquieta


Posted by Hello


En 2003, De Ponent editó un libro intrigante y difícil, Cementerio de las horas, firmado por KB (Enrique Cabezón García), autor ligado a la agrupación Planeta Clandestino y agitador (bonita palabra, ¿verdad?) del panorama independiente de La Rioja. El álbum quería ser un ejercicio lírico, un experimento en el que la palabra poética se fundía con el signo gráfico en una búsqueda consciente de algo más, de una manera de hacer y de expresar diferente, más profunda. Más abstracta, también.

El resultado fue tan estimulante como gratificante. (Y esperanzador, también: aún queda gente inquieta ahí fuera, tanteando, explorando, inventando...)



No hace mucho, llegó a mis manos un pequeño cuaderno editado (con ayuda de la Semana del Cine Fantástico y de Terror de Donostia) por Ediciones del 4 de Agosto y firmado, también, por KB: Tras el ratón.

De nuevo, un ejercicio en los límites del medio. Esta vez son las palabras, las puras palabras, las protagonistas. Dos, tres líneas diferentes de texto entrelazadas en un relato que se beneficia de los recursos de la Historieta (congelar, detener, ralentizar el instante en una polaroid de tiempo: la viñeta) en un malabarismo formal, también, intrigante.

(El relato en sí, el cuento, es conmovedor. Retrata un personaje femenino con una sensibilidad que no es habitual en nuestros tebeos, y lo hace sin juzgar, sin cargar las tintas y sin caer en tópicos peligrosos.)


El resultado, el balance final de Tras el ratón es, quizá, menos satisfactorio que en el caso de Cementerio de las horas. Está la duda de hasta qué punto se trata o no de Historieta. Y está la duda de hacia dónde podría conducir el camino que se abre desde sus páginas, si es que a alguna parte conduce. Pero lo que importa es la voluntad de explorar, de búsqueda. La inquietud de la mirada. No es una actitud que abunde en nuestras viñetas...

viernes, 17 de diciembre de 2004

pequeñeces


Sencillez, ternura, buen gusto en la composición... Posted by Hello


Durante los últimos años he seguido, gracias a los libros que publica Andrews McMeel, la tira diaria que firma Patrick McDonnell, un ejercicio de estilo que amenaza siempre con agotarse en sí mismo y consigue, siempre, seguir adelante con una pirueta nueva, con una vuelta de tuerca inédita.

Su autor, McDonnell, es un buen conocedor del medio. (No en vano colaboró en la elaboración de Krazy Kat: the comic art of George Herriman, el libro definitivo sobre un creador esencial.) Y trabaja con un mínimo de elementos, con la lección bien aprendida y con una exquisita sensibilidad plástica.

Como en el caso de sus maestros (Herriman, Schulz), cada una de sus tiras es una obra cerrada en sí misma, un minúsculo teatro, un poema visual.

Leyendo el último libro (Dog-Eared), se confirma la madurez de la serie y de su creador. (Hay, es cierto, un puñado de tiras, como en cada uno de los libros anteriores, peligrosamente azucaradas; y hay, también, otro puñado de auténticas joyas de puro lirismo y de pura diversión.) El juego de referencias de las dominicales no deja de sorprender, y la eficacia con que la pura línea, quebradiza, frágil, se alía con la mancha para crear espacios, sensaciones, emociones, es un recordatorio de que el medio, nuestro medio (la Historieta, no olvidemos: tebeos), tiene armas para llegar muy lejos, para expresar muchas cosas. Armas que no suelen utilizarse a menudo. No, al menos, con la eficacia, la creatividad y el alcance que demuestra McDonnell en su Mutts.


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De sobra saben quienes me han leído en otros soportes que tengo una especial debilidad por la tira diaria americana. Por la clásica, sí: en ella se inventó el lenguaje; en su pasado están los autores que más han aportado al medio. Pero también la contemporánea: For better or for worse es un buen ejemplo, a años luz de Mutts en muchos sentidos y por muchas razones.

(Leo ahora, despacio, el volumen conmemorativo de los 25 años de la serie de Lynn Johnston, precisamente, así que no tardaré en escribir algo al respecto...)

Pero es el formato lo que me atrae, lo que me fascina, de una u otra forma. La continuidad. La posibilidad de crear una realidad en paralelo, de seguir de cerca a unos personajes que vayan creciendo, desarrollándose. (Algo así como el paso lógico más allá del folletón... no sé si me sé explicar.)

La continuidad, sí; supongo que ese es el secreto. La continuidad diaria. No el álbum anual, no el cuaderno mensual... Acercarse al lector a diario, cada mañana, en el periódico.



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Otra vez Mutts: la belleza del trazo. Contemplar una viñeta que es apenas una mancha, el morro de uno de los cachorros. La síntesis. La composición.

¿viernes?


Andi Watson. Posted by Hello


Pues sí, pasan los días y no sabe ya uno en cuál vive. Cosa de las inminentes fiestas, imagino...

(Pasan los días y, qué caramba, también los hay de sol. Ya lo ven, aquí arriba.)


Hora de comer. A ver si acaso luego...

jueves, 16 de diciembre de 2004

a tientas...


Tadahiro Uesugi. (Debilidades, ya saben...) Posted by Hello


El tono... Reflexiona el compañero de Noveno Arte (aquí al lado tienen el enlace, a su derecha) sobre el tono, más o menos buscado, más o menos espontáneo, de quien escribe bitácoras (o, quizá, de algunos de los que las escribimos... que cada caso es, claro, único; y así debe ser).

Una reflexión difícil, a mi juicio, de abordar. Precisamente por el carácter poliédrico, plural, del fenómeno en sí: de diario personal a mero escaparate de rumores, de foro abierto de discusión a compilación de reseñas críticas, de ejercicio poético a pura alegoría erótica...

Sí es cierto que buscamos, casi todos, y de una u otra forma, un cierto tono, una manera de hacer que nos resulte cómoda a la hora de enfrentarnos al teclado y que, además, conecte con quien, suponemos, nos lee.

(Casi todos los que yo sigo, al menos.)



Lo hacemos a tientas.

Intuiciones; nos dejamos llevar, a veces.



Como cuando cuelgo aquí una imagen que, para mí, define una cierta emoción; o que quiere ser una autopalmada de ánimo en la espalda. (Como cuando pongo en casa una determinada música y no otra...)


Dejarse llevar, sí. A menudo, el viaje resulta fascinador, apasionante.

miércoles, 15 de diciembre de 2004

en gris

Hay como una rasgadura en las nubes justo arriba de mi ventana, ya ven; el cielo azul queriendo, a lo mejor, asomarse a mirar, no sé...


Y hay también... otra rasgadura (incluso varias, muchas, se abren y se cierran por cualquier cosa, por tantas cosas...), por la que se pierden las ganas de casi todo. A ratos.


Salir, caminar, no retroceder. A cara de perro. Habrá tiempo de que nos paren. Habrá tiempo de morder el polvo. (Y siempre queda, después, escupir, renegar, patalear, reventar.)




Frases derramadas y una ventana. Y el día por delante. (Y pocas ganas...)

martes, 14 de diciembre de 2004

despacio

Conseguido el libro de Charles Addams de Valdemar. Es de la colección Avatares (como los dos de Gorey previos). Edición muy digna, por tanto.

(El material... ya lo tengo todo, o casi todo. Una lástima...)


Por otra parte, y sin salir de la FNAC... no hay derecho a que tengan tantos DVDs a precios razonables (léase a menos de diez euros).


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Esta mañana, aventuras en el metro: falta de fluído eléctrico en la línea 5 (suena tan pulp, ¿verdad?), cambio a la 6, a la 10 luego, a la 4 después. Bellas señoritas por doquier: eso hace que no me vuelva a casa.

¡Y sólo llego diez minutos tarde!


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La semana próxima, otra asamblea. Decisoria, en este caso; o eso parece.

Como dijo el Mayor Fatal: la cosa se complica.


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Volvamos a las estanterías. En la colección de bolsillo de Valdemar (El Club Diógenes) ha aparecido, también, otra compilación de relatos de Arthur Machen. Creo que se titula El pueblo blanco. No he podido comprobar si es reedición del volumen de la colección Gótica...

Machen es siempre recomendable, en cualquier caso.

lunes, 13 de diciembre de 2004

después de

¿Dije circo? ¡¡De tres pistas!!

Al final, imagino que nos joderán igual... pero he comprobado, con cierto alivio, que les va a costar trabajo. Nada de relajarse y disfrutar. (Algo que me ha parecido siempre un tópico machista... y de muy mal gusto.) Habrá broncas, imagino... y espero.

Y habrá, también, más asambleas y esas cosas... quizá más tensas y crispadas que la de hoy. (Que ha sido de cuidado...)


(Sí, hablo de lo mío. De la Comisión... mejor no hablar. Hablan ellos.)



Al volver a casa tenía, ay, otra reunión importante: comunidad de vecinos... He llegado tarde, ya salían ellos a la calle cuando salía yo del metro.

(Eso que me ahorro, la verdad. No me apetecía nada.)



Y la Navidad está ahí mismo, a la vuelta del fin de semana.


Cuántas peripecias, ¿verdad?

(A ver si hay suerte y el año se termina de una vez...)

otro lunes

Atípico, eso sí... Hoy no habrá tertulia y sí circo, o peor. Mala suerte.

Otro día.


Mientras tanto, en la televisión, la Comisión. (Hablando de circo...)

(Lo que de verdad me pone malo es la actitud, la insistencia de quien se empeña en demostrar que el resultado de las elecciones no es justo, que fue producto de la manipulación y tal y cual... La insistencia en despreciar el voto de la gente.)


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Leyendo ahora, despacito, el tomo de Mutts. Como siempre, una delicia. Como siempre, también, es mejor leerlo de a poquito; cada tira es casi como un poema, y la acumulación acaba por emborronar su belleza.


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El sol parece que quiere abrir el día, se me cuela por la ventana hasta el teclado.

domingo, 12 de diciembre de 2004

Otra debilidad: Gahan Wilson.


Lo mejor de Gahan Wilson. Underwood Books. Octubre 2004. Posted by Hello



Nació, muerto, el 18 de diciembre de 1930. El médico de la familia lo resucitó, afortunadamente... lo que le permitió crecer en Evanston, Illinois, y descubrir Weird Tales, una publicación legendaria en la que verían la luz, sin ir más lejos, las fantasías macabras de H.P. Lovecraft. Estudió en el Instituto de Arte de Chicago, y en 1952 se encaminó a Nueva York, dispuesto a abrirse camino en el mundo del cartoon.

Publicó en Collier's y en Look. Después, en The New Yorker y en Playboy, en Help!, en The Magazine of Fantasy & Science Fiction y en National Lampoon. Deudor, en gran medida, del maestro Charles Addams, su influencia se puede rastrear en muchos artistas que cultivan lo absurdo como base de su trabajo; en especial, el gran Gary Larson, creador de The Far Side.

No sólo ha trabajado el humor gráfico. Ilustrador y escritor, ha firmado libros infantiles y narraciones de terror o de misterio, y escribió los guiones, para DC, de The Big Book of Freaks.

Pero son sus gags lo que le han convertido en una leyenda, su estilizada mezcla de cinismo y ternura, su atrevida utilización de los mitos del fantástico tradicional. (Como dije en el post anterior, alguien capaz de provocar una sonrisa utilizando a personajes y situaciones de Lovecraft... tiene todos mis respetos; y mi admiración.)


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A raíz de estas palabras (¿quizá demasiado despegadas?), se me ocurre que sería buena cosa dedicar, de cuando en cuando, más espacio al apartado gráfico. Seleccionar, por ejemplo, algunos ejemplos del trabajo de Gahan Wilson (o de Addams, o de Crockett Johnson, o de Larson, o de Hirschfeld... hay tantos) e ir colgándolos aquí. Sin más. Apenas una línea informativa.

Un poco lo que comencé a hacer los primeros días, pero de manera más meditada. Con más intención, por así decir...



Cosa de pensarlo.


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El libro, por lo demás, es una joya. Si pueden, échenle un ojo.

un domingo... sin sol

Por supuesto, que uno sea razonablemente feliz en un momento dado no significa, en absoluto, que la cosa dure más allá de... un ratito. La realidad es plural, y Murphy, múltiple.


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Anoche se emitió el último capítulo de Sexo en NY, una teleserie demasiado luminosa para ser considerada de culto, a lo mejor... He aprendido a amar a esas cuatro mujeres; las echaré de menos. (Queda el DVD, claro... Y menos mal...)


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Con el libro de Gahan Wilson casi leído ya, no dejo de pensar en el talento de un tipo capaz de hacer chistes con personajes y situaciones de Lovecraft... Un titán, sin duda. (Luego, si acaso, un poco más al respecto...)


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El cielo está hoy especialmente triste.

sábado, 11 de diciembre de 2004

...con zapatos nuevos


No se ve bien, pero lo prometido, en fin... Posted by Hello


Están ustedes leyendo a un hombre razonablemente feliz. ¿Por qué? Bien, pues porque soy el orgulloso poseedor de unos cuantos libros que alimentarán mis horas durante las próximas semanas... (Mis horas y más de un post, por supuesto: no piensen que se van a librar.)


Ejemplo: la nueva entrega de Mutts, esa exquisitez del gran Patrick McDonnell. (Van ya nueve compilaciones, además de las que se dedican sólo a las sundays...)

Ejemplo: el libro Suddenly Silver, una antología que celebra los 25 años de publicación de For better or for worse, otra joya de la tira diaria norteamericana contemporánea.

Ejemplo: Peanuts, a golden celebration. En tapa blanda, por fin.

Ejemplo: The best of Gahan Wilson, una selección razonable y ordenada de la obra del genial cartoonist (¿alguien propone una palabra española equivalente?).



Y alguna cosita más...


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Además, parece que la cosa va bien en lo que respecta a algún proyecto que corría peligro de estancarse.

No todo va a ser quejarse por los malos rollos del trabajo, ya ven...


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(Y vuelve a asomar por aquí el fantasma de la lista de la compra... Pero, igual me repito, no sé: la enumeración de esos títulos es ya, en sí misma, casi una declaración estética; o de intereses, al menos. Y también de eso va esto que hago casi cada día, estas notas erráticas, este pasear los dedos por el teclado y a ver qué pasa...)

un par de frases... (o más)

Anoche dormí de auténtico asco. Me he levantado hoy, claro, con un señor dolor de cabeza; y sin aspirinas en casa, ni que decir tiene...


Nada de interés en el periódico. En mi pequeña incursión por las tiendas he visto algunas postales de Los Increíbles y un montón de novedades que no he comprado, además de una ganga (el Jimmy Corrigan de Planeta a 12 euros) y algún título francés que me ha llamado la atención...


En el trabajo, se confirma que el lunes tengo asamblea a eso de las cuatro de la tarde; y crecen de manera exponencial las sospechas de que el pescado, por mal que huela, está más que vendido...


En casa, hace unos minutos, recibo por mail una posible cubierta para un hipotético álbum a editar allá fuera, en Europa... (Ya un día les cuento, si eso...) Una cosa bonita de verdad...



El fin de semana, por lo demás, promete ser relajado...

jueves, 9 de diciembre de 2004

jueves de exposición...

La mañana de hoy ha sido memorable.

He podido acercarme a ver la exposición Flores de Edo, de grabados y libros japoneses. Está en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, en el número 3 de la calle Noviciado. Al ladito de la Gran Vía.

¿Si me ha gustado? Sí, mucho... Es una experiencia extraña ver detrás de una vitrina, ahí mismo, algunos de esos grabados que uno ha admirado en libros y postales desde hace tanto tiempo. Es un subidón.

Sorprende la viveza de los colores. Sorprende la sutileza, el gusto en la composición, la armonía... ya saben, sería largo (y aburrido) repetir lo que todos sabemos.

Sorprende, atención, que se haya editado un catálogo más que digno por sólo 15 euros. (La cubierta ha estado aquí colgada unos minutos... hasta que he descubierto que el muaré no es mi amigo, por así decir... Algo haré antes del domingo para que se hagan una idea...) Encuadernado en tela. Sobrio. Muy bonito.

La exposición termina el 10 de enero; procuren, si pueden, no perdérsela: merece la pena.



Después, comer y a casita. (No, hoy no tocaba trabajar...)

Y hacer un poco de compra.

Y leer un poco. Escanear alguna imagen para ir compartiendo aquí con todos...


(Dejo arriba el enlace a la web de la exposición, por si alguien se anima a curiosear...)

miércoles, 8 de diciembre de 2004

diez años...


Antonio Carlos Brasileiro de Almeida Jobim. Posted by Hello


Hoy se cumplen diez años de la muerte de Jobim. Nadie ha sabido entender, traducir, la cadencia del caminar de una mujer como lo hizo él. Nadie ha atrapado y definido la sensualidad como él lo hizo en su música. Nadie ha sabido hacer de la melancolía algo tan bello...


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Ayer fue un día largo, por varias razones, pero todo acabó bien.

Hoy promete ser más corto... (y aún tengo que hacer los deberes de inglés, ay...)


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He leído esta mañana el Mendigo que Glénat ha editado estos días, firmado por Carlos Jorge y Jorge González. Un trabajo un tanto precipitado de guión, creo... (O acaso la frialdad del trabajo gráfico hace que uno no acabe de entrar en la historia... no sé bien.) Y una muestra de las capacidades plásticas de González, así como de sus muchas influencias, entre las que destacan Prado y, sobre todo, Mattotti.

Un álbum, en fin, que demuestra una madurez sorprendente, pero que queda lejos de ser satisfactorio.


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El cielo ha amanecido hoy de un azul deslumbrante...

lunes, 6 de diciembre de 2004

puente...

Largo puente. (Accidental, en mi caso... pero puente, al fin y al cabo.)

Serían días ideales para no salir de casa, quedarse a leer, a escuchar buena musiquita, a ver esos DVDs que se amontonan en espera... pero no podrá ser.

En fin...


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Leído este fin de semana el Barcelona de Kenny Ruiz (y compañía) editado por Dolmen. Un trabajo al que se le ven demasiado las costuras (las intenciones, si lo prefieren), con un desarrollo correcto, un entusiasmo notable y una resolución (de guión, hablo ahora) precipitada.

El autor está demasiado atento a las convenciones de lo políticamente correcto, y se ata a sí mismo a unos parámetros que deberían ser menos rígidos. Los tebeos para jovencitas (a ese público se dirigiría, en principio, y según palabras del propio Ruiz) no han de ser necesariamente un puzzle predeterminado, ni una ecuación que sólo tenga una solución. Se agradecería algo más de espontaneidad. (Y algún estereotipo menos...)

El trabajo, en su conjunto, es, en cualquier caso, muy digno, y viene a demostrar que hay mucho terreno por explorar en nuestra pequeña industria, y gente con ganas de hacerlo. (Falta por ver si hay, también, un público que responda. Quiero pensar que sí... pero las cifras hablarán, cuando sea que hablen.)


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Hace hoy un sol agradable, pero el frío...

Y, en un ratito, tocará salir. ¡Nada menos que al centro mismo, a los alrededores de la Plaza Mayor! (No hay un sitio con menos gente, se conoce... Día de fiesta, en fin... Veremos cómo se da...)

domingo, 5 de diciembre de 2004

25 años de pop


Posted by Hello


Edita Subterfuge, pero en realidad es lo de menos. Un disco que quiere ser resumen de un sentimiento, de una manera de entender la música, la radio y la vida: un tiro a ciegas, un esbozo, un querer y no poder... Una joya.


Mi relación con la radio, de siempre, ha sido más bien anecdótica, accidental. Recuerdo, de muy pequeño, Radio Hora, y La saga de los Porreta. Precaución, amigo conductor, esa canción que sonaba en todo patio de vecinos que tuviera una ventana abierta. Recuerdo, después, cosas como El gran musical. Y a Antonio José Alés. El Mariscal Romero, que, por razones que aún hoy se me escapan, llegó a poner canciones de Alaska y los Pegamoides.

Pero hoy, tras muchos años, tras muchas noches de ojos cargados, tengo muy claro que la radio es Juan de Pablos y su Flor de pasión.


Esa voz personal, esa manera de susurrar confidencias, ese entusiasmo extemporáneo... Juan es capaz de darte no ya la noche: de dejarte para el arrastre toda la semana, si es que llega deprimido al estudio. Y es capaz, también, de llenarte de entusiasmo, hacerte ver lo hermosa que es la vida. Con una canción, con una pequeña joya rescatada de su discoteca infinita y firmada por la señorita francesa de turno, por el italiano más olvidado, por esa niña popi que reververó en los años sesenta españoles, tan grises, tan polvorientos...

Con una canción y con una confidencia.


Este disco quiere ser resumen, ya lo he dicho. Entre sus cortes abundan las piezas excepcionales, de Eddie Cochran a Los Fresones Rebeldes, pasando por Niza, Vainica Doble o The Shadows. Brillan, entre ellas, voces como la de Gelu, canciones como la de Alaska y los Pegamoides (El hospital, nada menos), figuras como la de France Gall.

Pero lo fundamental no son las canciones, que también, claro; lo que de verdad importa es el espíritu, el aliento de este Juan de Pablos que, un día de 1966, quedó hechizado por el pop, eso que él entiende por pop, esa magia que abarca a François Hardy y a Adriano Celentano, a Fernando Márquez y a Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, a La Monja Enana y a Los Soberanos, a Bustamante (el bueno, el valenciano, ese que firmó Cargo de mí hace ya años). Ese mismo aliento que hoy le permite continuar con su programa cada noche (de lunes a jueves a partir de la una de la madrugada, más o menos; Radio 3).


Desde que escuché por vez primera Flor de pasión sé lo que es el pop, lo pop: Lyo cantando en picardías Banana split, las canciones de Paraíso (Para tí, ay...), los vinilos de dos cortes, las chicas de pelo corto y pantalones de pitillo, Serge Gainsbourg, la bossa...

En su programa, Juan de Pablos no pestañea cuando mezcla a Mina con la última maqueta que le ha llegado de cualquier rincón del país. Escuchar a Celentano y a Renato Carosone al lado de los temas no editados de Paraíso fue algo habitual durante muchos años... Y hoy está toda esa escudería efímera de bandas nacidas al calor de Flor de pasión, Niza o Los Fresones, Souvenir, La Monja Enana, Cola Jet Set, La Casa Azul, Parade... Gente que no serían nada sin el programa, sin el espíritu de su conductor, su creador, su ideólogo; su alma.



Este disco suena ya todo el tiempo en mi casa. Y me ha llevado a rescatar otro, que editara la sala Siroco en 1999, con cincuenta temas seleccionados, también, por Juan de Pablos: 20 años de flor de pasión.

Me ha llevado, además, a querer buscarle en las ondas de nuevo... (Mal momento, con el puente y todo eso...)

un domingo de sol...

El cielo está azul, poco más o menos. El sol caldea las aceras. El invierno, en fin, nos da un respiro...

Esta mañana, después de leer el periódico (por encima, no se crean: mirada rápida y detenerse sólo en lo que llama la atención), repaso intencionado y minucioso del Previews del mes. Llaman la atención unas cuantas cositas, de esas que luego uno acaba por colgar aquí para hablar de sus vicios privados (estéticos o no, son vicios: es una hermosa palabra, se pongan como se pongan los moralistas). Hay, por ejemplo, un libro de Rick Geary, ilustrador inconfundible, sólido y creativo, e historietista de aliento poético y descriptivo; recrea, con ayuda literaria de Mike Richardson, la vida de Arthur Cravan. Hay una edición, en blanco y negro (y con más páginas que la que aquí vimos de mano de Toutain), del Freak Show de Bruce Jones y Bernie Wrightson. Hay nuevo serial de Morrison, Vimanarama, con imágenes de Philip Bond. Hay (en DC, también) otro serial, elaborado por el maestro Russ Heath sobre guiones de Howard Chaykin: Legend. Hay un nuevo título de Andi Watson.

Un puñado de tebeos. De ellos hablaremos en su momento... o no. Pero los autores, la lista de nombres que destaca aquí arriba, en negritas, ocuparán, seguramente, próximas entradas de este... ¿diario?



No, del trabajo no hablo hoy. Desconecto unos días: pronto habrá novedades. (Y no buenas, me temo. Dejemos el gris depresivo para cuando se acerque la Navidad...)


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Hay una botella de vino tinto lista para la comida.

Música suave.

Pequeños placeres: los que, al final del día, cuentan.

sábado, 4 de diciembre de 2004

y libros...


una invitación... Posted by Hello


Una mañana lóbrega, gótica; húmeda, desapacible. Fría.

Nada como quedarse en casa, envuelto en una manta. Escuchar música suave. Leer un buen libro. No dejar que el mundo se nos cuele por debajo de la puerta...

(Quién pudiera.)


Una buena elección, por si un acaso: Gormenghast, de Mervyn Peake, editado por Minotauro. (Sí, ya sé: hablé de él no hace mucho; pero no lo había empezado a saborear.)

Pasear por sus páginas es como contemplar, uno tras otro, despacio, un puñado de minuciosos grabados desvaídos, emborronados de tiempo. Grabados grotescos y oscuros. Imágenes inquietantes y ricas en dobles sentidos.

Peake fue ilustrador y poeta. Ambas cosas son evidentes en su prosa descriptiva y morosa, envolvente, atmosférica e hipnótica.


Un libro ideal para largas tardes de tormenta, para noches de fantasmagoría e insomnio.


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(En el mundo real, en el reino de lo prosaico, es hora ya de salir. Hay que irse a trabajar.)

viernes, 3 de diciembre de 2004

de libros...


Una cubierta bellísima, estarán conmigo... Posted by Hello


Hoy vuelve a amanecer en gris. Sigue el frío.

Decididamente, el de ayer no fue mi mejor día... Para resarcirles un poco, les dejo aquí esta portada. El libro compila una serie de antiguos poemas fantásticos japoneses, recuperados por Lafcadio Hearn, amén de algunos cuentos y el relato de la ascensión del escritor a la cima del monte Fuji. La delicadeza de un autor muy especial y el color gris del cielo... Una combinación irresistible.

(Busquen el libro, ha salido al mercado hace muy poco. Pregunten por él. Rebusquen. Edita Barataria, y el título es El romance de la Vía Láctea.)

jueves, 2 de diciembre de 2004

nublado...

El día empezó bien, a pesar del sueño arrastrado y de que Madrid parecía estar hoy atascado, en general: tráfico, metro, pasillos, ascensores... Después, en el trabajo, las malas noticias caen en cascada, se precipitan sobre uno y allá va el día, bien jodido, por el sumidero...

No quedan muchas ganas de escribir nada, claro. Hoy no.



Por lo demás, el fin de semana está ahí mismo. Y el puente. Y las navidades... (Y las rebajas, si nos ponemos. O el nuevo año. ¿Le importa a alguien? A mí no, la verdad: divago.)


El color del día ha sido, en fin, gris; pese a un momento de sol de los que no se olvidan. (Y no hablo del clima ahora.)

hallazgos...


Posted by Hello

Hace unos días, revolviendo entre los libros viejos en uno de los puestos de Moyano (que ahora están en el Paseo del Prado... aunque lo sigamos llamando, todos, Moyano), encontré un puñadito de estos volúmenes de Peanuts. Pequeños, feos, caros.

No tenía dinero, así que sólo me llevé dos.

Aunque el contenido esté remontado y manipulado.

Así conocieron muchos esta joya, la obra de Schulz.

De Peanuts hablaré. Mucho. Es una de esas obras, uno de esos momentos (por así decir) que me han marcado.

(Imagino que hablar de señas de identidad es exagerar... pero tampoco demasiado. Aún recuerdo las animaciones de Bill Meléndez, aún tengo a Linus entre mis iconos...)

Hablaré más, sí. Y mejor: no son horas, esta noche. (Y debo hacer, aún, los deberes de inglés...)

miércoles, 1 de diciembre de 2004

uno de diciembre.

El cielo está oscuro, muy cargado. Toda la mañana ha soplado un viento desapacible y gótico. Ráfagas de lluvia helada.

En casa, música melancólica. Preparar las cosas antes de salir a trabajar. Pasar la hoja del calendario.


(Banda sonora: El Futuro; Kikí D'akí; versión de 1984.)

segundas partes... ¡¡ja!!

(Y segundo intento: las voraces simas de Blogger...)

Que, al final, siempre hay alguien que conoce a alguien que.

Noticia, en fin, del incidente en el Arqueológico glosado, con su habitual furia (y no poco ruido, aunque muy pocas nueces) por el señor Reverte. Noticia de primera mano.

La parejita de presuntos estudiantes que se rebuscaban monedas en los bolsillos, los pobres, para pagar los desproporcionados tres euros de la entrada, esos modelos de vocación y amor por el conocimiento, eran, a la sazón, la hija del propio escritor, que se había comprado el catálogo con la VISA, y su noviete. Lo cual proporciona, estarán conmigo, una perspectiva inédita sobre el numerito en cuestión. Y sobre la rabieta del señor Reverte.

Hay que joderse...


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Esta mañana, en el metro, he sustituido la lectura (apasionante, por cierto) de Gormenghast por la de la prensa: esas declaraciones de ayer de nuestro ex-presidente. Grotescas, sí. Y nada góticas. Pero apasionantes, también: como ficción. (Pensar que el del bigote y su jauría de verdad piensan todo eso que dicen... da miedo. Y vergüenza.)


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Y, para no abandonar el terreno de la vergüenza... pero no, mejor no hablo del trabajo. Hoy no: demasiado encabronado.

lunes, 29 de noviembre de 2004

el lunes...

De la mañana he hablado ya, un poco más abajo. Aclaro, eso sí, que me he levantado muy temprano para resolver unos papeleos aquí al lado, a una parada de metro; que hacía mucho frío, pero que cuando me ha llovido ha sido después, al salir hacia la comida con los de Lápiz de Tinta... y eso que empezaba a hacer sol. (Nada, falsa alarma: ni tuve que usar el paraguas... ni terminó de salir el sol.)

El resto del día se resume en abundante conversación, un buen puñado de risas y alguna reflexión intrigante. He comprado, además, un número especial del Comics Journal con entrevistas a Feiffer, Levine, Sorel y Steadman. Dios sabe cuándo encontraré tiempo para leerlo...


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Aunque no venga al caso, un par de rumores: Planeta editará Rip Kirby en tapa dura; los escaneados del material serán, por una vez, dignos; lo demás, no lo sé. Habrá más ediciones de clásicos, parece... aunque no está claro nada al respecto. Se habla de Peanuts y de Príncipe Valiente... Y se habla, también, de que, en su desesperada búsqueda por diversificar (y aumentar) su oferta, su presencia en librerías y kioskos, se está planteando un Laberinto 2.0, por así decir: material español, en fin. Nuevo. De precios de página no habla nadie, claro; imagino que serán vergonzantes. (Un mal bastante extendido en la industria española... por mucho que no se suela decir en voz alta.)


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(Aunque no venga al caso... aún no nos han despedido, a mí y a los otros dos, de la editorial belga. No todo está perdido, ya ven.)

El Viaje.

Amanece nublado otra vez, gris, húmedo; muy frío. El sol, ahora, parece que se filtre a duras penas, que se quiera filtrar hasta las aceras mojadas...


Mientras escucho insensateces (y desvergüenzas) en la televisión (la 2, comisión del 11M, Aznar: desayuné pronto, la náusea no me ataca; no mucho, en fin), después de leer en distintos lugares electrónicos noticias sobre Expocómic y sobre futuribles títulos (¡Peanuts editado por Planeta! ¡¡Socorro!!), tecleo un breve comentario en torno a una novedad de Astiberri. Una de las últimas que editarán, o eso parece, de origen foráneo. (Eso parece, insisto: rumores. Como ese otro rumor de que Luis Durán no seguirá publicando su trabajo en El Pequeño País; que no les gusta a los lectores... o a quien decide qué se publica y qué no. Rumores.)



El viaje. Edmond Baudoin. Un trabajo premiado, citado a menudo como referente de una cierta nueva Historieta francesa, europea. Un libro muy hermoso, de tono poético, sereno, inventivo. Un álbum en el que se aprecia el amor por el dibujo del autor; en cada página, la línea, el trazo, la mancha, se perciben gozosas, felices.

Un libro, me temo, no apto para todos los lectores. Un trabajo poético, en el que la peripecia, la anécdota, es mínima; lo argumental, vamos: que no pasa nada. (O quizá es que pasa mucho, pero bajo la superficie, dentro de los personajes; y, con suerte, dentro del lector, también.)

Un álbum para minorías. En el mejor sentido.


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Rumores, rumores, rumores... y Aznar mintiendo, mintiendo, mintiendo.

Al final, la náusea va a acabar por salirse con la suya. Mejor apago el televisor.

domingo, 28 de noviembre de 2004

Domingo de Increíbles...

En efecto, las cosas han salido bien y hoy ha habido cine: Los Increíbles, claro. Brad Bird y Pixar. El primero, escribe y dirige. (Ya hizo una joya antes: El gigante de hierro.)

Añadir más loas a las de todo el mundo sería reiterativo. Me permito, sí, una queja: un poco larga. Quizá toda la primera parte, la cotidiana, por así decir, podría haberse resumido algo más... Una opinión, en fin.

No se la pierdan. (En inglés, a ser posible: ¡Holly Hunter es Elastigirl!)


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Leído el fin de semana el Blue de Kiriko Nananan, editado por Ponent Mon. Un trabajo intimista, elíptico. Elegante. Pura angustia adolescente sublimada. (En versión japonesa, claro: elíptico todo, ya digo.)

El estilo de la autora, de contrastes acusados de blancos y negros, de línea pura, de personajes lánguidos y abundante en planos cortos y en encuadres casuales de elementos secundarios, acaba por enganchar.


Un buen álbum.


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Hace frío. En el centro de la ciudad, las calles están ya adornadas; en parte, al menos.

Las aceras están húmedas.


Creo que las cosas no van a mejorar, en general, en los próximos meses... Así que habrá que seguir. Como si nada. Ponerse al día con los que esperan, pacientes, esos textos sin entregar, esas páginas de guión, ay...

Esta semana sin falta.


Y, en navidades... veremos.

fantasmas...

Madrid amanece hoy fría y embozada en niebla. Una mañana como de cuento de fantasmas.

Es domingo ya. O todavía.


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Hablando de fantasmas... Ayer me dieron a leer un recorte; la columna de Pérez Reverte. No sé cuándo se publicó, por fuerza ha de ser reciente: hablaba, con su prepotencia habitual, de algo que presenció mientras aguardaba para entrar en la exposición del faraón muerto. Y, con su habitual prepotencia y chulería (de la mala, de la que va cargada de desprecio), embestía contra una taquillera del Museo Arqueológico que cumplía con su trabajo. (Quizá no con la cortesía que sería deseable: quien haya presenciado la avalancha de gente que la exposición ha atraído podrá, a poco que no sea chulo y prepotente como el escritor, hacerse una idea, y hasta entender a la señora.) Al parecer, dos chavales jóvenes pretendieron que se les cobrara la tarifa reducida de estudiante, pero no llevaban los documentos acreditativos de rigor; sí tenían carnets de la biblioteca de una Facultad, algo que, con cuidado, puede uno conservar durante toda la vida sin que ello signifique que durante toda la vida está matriculado en dicha Facultad.

El escritor arremetía con toda suerte de vocablos despreciativos contra la señora, la acusaba de tenerle envidia a la muchacha, más joven y guapa que ella, incluso en algún momento se le escapa el apelativo de cacho perra; la acusaba de asesinar vocaciones, de estar avinagrada, de ser una funcionaria de esas de opereta, de las de no porque no.

Al final, al parecer, la chica (a Reverte se le olvida el muchacho acompañante; algo me dice que, de no ser por ella, el incidente ni le hubiera llamado la atención...) paga la diferencia (un euro y medio: ni a dos cañas llega el importe, ya ven) y se va de allí "como una señora".


No lo leí con detalle, sólo por encima. Por puro encabronamiento.


Señor Reverte, aunque nunca lea esto debo decirle que las normas obligan a quien compra y a quien tiene que vender, al visitante y al taquillero. Que si hay una serie de documentos que dan derecho a un descuento, son esos los documentos que hay que mostrar, no cualquier otro. Y no porque el "funcionario" (término que, engarzado en la prosa pendenciera del escritor, suena más que despectivo: ofensivo) quiera, sino porque así está escrito, y su trabajo es hacerlo cumplir.

¿Usted quiere abogar por la gratuidad de los museos? Bien, ataque a quien corresponde, apunte alto, exija a los Ministerios que toque. (Le aconsejaría, eso sí, que se paseara antes por los Museos grandes un día de entrada gratuita... y juzgara entonces la conveniencia de su petición...)

Pero en su diatriba sólo percibo desprecio por el trabajo ajeno. Algo muy de aquí, por otra parte...

No todos podemos dedicar nuestros días a navegar en yate propio, señor escritor.


(El texto no especificaba si a él le cobró también la señora taquillera, o si, como muchas figuras públicas esperan y hasta exigen, pasó gratuitamente. Por el tono de sus palabras... tiendo a pensar que tuvo que pagar los tres euros de rigor.)


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Por otra parte, y hablando ahora de literatura de la de verdad, he terminado ya de leer la novela de Marías (compañero de suplemento, por cierto, del anterior macarra; hasta que un texto en el que se hacían comentarios no muy elogiosos hacia las instituciones eclesiásticas provocó su abandono y su retorno a la tribuna de El País). Me ha parecido brillante. Me ha mantenido enganchado e interesado. Me ha hecho desear que se deje de tonterías, el autor, y se ponga ya con la siguiente entrega...

(No obstante, sigo prefiriendo, con mucho, Negra espalda del tiempo. La disfruté más.)

Ahora... Mervyn Peake.


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Continúa nublado, aunque la niebla ha levantado ya.

noche estrellada...


De Ulf K, otra debilidad, habrá momento de hablar más adelante. Mientras tanto, una imagen, para abrir boca. Recién llegado a mi biblioteca. Posted by Hello

viernes, 26 de noviembre de 2004

si acaso...

Buena mañana.

Porque hacía fresco (que a mí me gusta, no se dejen engañar), porque hacía sol, porque en la librería había muy poca gente y he podido curiosear tranquilamente. Avalancha de novedades... aunque cada vez, debo admitirlo, me provoca menos curiosidad qué pueda o no salir al mercado. Están, sí, dos o tres títulos de Sinsentido, hay un nuevo álbum de La Mazmorra, hay qué sé yo qué más (lo de Bonelli, cosas de Dolmen: atención a Kane; Norma...).

Personalmente, me he retirado, contento, con el segundo 20 Century Boys, El viaje (Baudoin, Astiberri) y una exquisitez de Ulf K. Les contaré este fin de semana, cuando tenga tiempo de escanear y leer (no por ese orden, claro...).

Luego, en Moyano (se han trasladado, qué remedio, al Paseo del Prado, en la verja misma del Botánico; los puestos de libros, digo; ganan con el cambio; ganamos todos: los libreros y nosotros, los de paso), curioseando, he encontrado El Napoleón de Notting Hill. Chesterton. Otra debilidad, qué les voy a contar. Edición, de aire clásico, de Pre-Textos.


Una vez comentada la bolsa de la compra, poco más queda por añadir hoy. El ambiente, en el trabajo, se masca; amargo, claro. En casa, ante la oferta en televisión, optamos por más Urgencias; ya quedan pocos episodios por ver de la Segunda Temporada. (Mejor: el mes próximo se comercializa la Tercera.)

(Una vez acabemos con este bloque de médicos, nos dedicaremos a los enterradores: he conseguido la Primera Temporada de A dos metros bajo tierra; justo a tiempo para que salga a la venta la Segunda, ya sé...)


Se nos acaba el mes y Diciembre se nos viene encima como un ciclón...




Mañana, más.

O no...

a pique...

Noticias en el trabajo. Parece cada día más clara la intención de la Empresa: acondicionar a lo largo del edificio unos bancos desde los que poder remar día y noche. (El buque insignia, ya saben...) La cadenas, perfectamente ordenadas y engrasadas, están ya preparadas. Los horarios previstos (de sol a sol, excepto un par de día por semana en los que la jornada terminará ya bien entrada la noche) han quedado ya por escrito. Sólo queda la firma de los Notables y la de algún traidor.

Todo lo cual no es inminente ni absolutamente inevitable... pero sí más que probable: traidores, como Notables, no faltan; tampoco gusanos.


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Mañana estrenan Los Increíbles. (Mañana, sí. Es jueves aún, no hagan caso de la fecha...) Una razón suficiente (una de las pocas que me van quedando) para salir el fin de semana al cine... Si la veo, no lo duden: hablaré de ella aquí.


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Hace frío, y la luna parece un ojo de hielo en el cielo.

jueves, 25 de noviembre de 2004

Arqueologías... (3)


Pinchen, por favor, en la imagen; para verla algo mejor... Posted by Hello


Hace catorce años ya...

En aquellos años había una cierta efervescencia creativa (o quizá su sombra, en la distancia es difícil juzgar) en torno a los suplementos infantiles en diarios de tirada nacional. Diario 16 se atrevió con una propuesta (Gente Pequeña) en la que unía las reediciones agenciales y el material nuevo, de creación exclusiva. Miguel Ángel Martín publicó su Días felices, Olivares y José Antonio Calvo (e incluso José Mª Méndez) tuvieron su rincón al sol. Había, en general, un ambiente creativo, un entusiasmo al que no eran ajenas circunstancias novedosas, por entonces: distribución nacional, buen precio por página y una cierta libertad creativa (peleada a diario por el agente más audaz del momento: Lorenzo Díaz, que se enfrentaba con los conceptos "psicologizantes" de la dirección del suplemento; los niños, ya saben, ese público que hay que proteger...).

Tuve la suerte de participar en el proyecto con un invento extravagante, parido un poco entre todos los que por entonces nos veíamos casi todas las semanas, pero puesto sobre el papel gracias al esfuerzo de Ricardo Machuca, que diagramaba y coloreaba las páginas dibujadas previamente por un Rafa Negrete que interpretaba a su aire las indicaciones de un guión firmado por mí, pero elaborado previamente por los tres, o más bien por Ricardo a partir de mi borrador, y puesto en limpio a la larga por mí, en fin... un proceso complicado...

Plink y Puffy pretendió ser un soplo de aire fresco en la Historieta para niños, un divertimento, una sacudida... y pronto se convirtió en una especie de recorrido referencial por la historia del medio, plagado de citas (más o menos explícitas, más o menos gráficas, más o menos, a veces, privadas), en el que no faltaron figurantes de fuste, como Cela o Gloria Fuertes.


Por entonces, recuerdo que yo pasaba los fines de semana en Cuenca, por motivos sentimentales que no vienen, hoy, al caso. Escribía los guiones en una pensión, primero, y en una desangelada casa a cinco minutos de la Plaza Mayor de la ciudad, después. Los lunes llegaba a Madrid a tiempo para la comida en cierto restaurante alemán de la Plaza de los Cubos, y allí mismo, sobre la mesa y a los postres, desplegábamos cada uno su parte del proceso: Rafa el lápiz del último guión, Ricardo el color definitivo de la página anterior y yo el guión de la plancha siguiente. Había más gente con nosotros: Trashorras y ÁNGEL (aquí al lado pueden pinchar sus correspondientes blogs), Carlos Puerta, Almela, Aísa, Lorenzo... Todos, de una u otra forma, participaron de la energía que entonces parecía inundarnos y empujarnos cada semana a elaborar otra página, a elucubrar más proyectos... Una energía que se alimentaba de esa sensación inigualable de ver, cada semana, cada domingo, el resultado de todos nuestros esfuerzos publicado y distribuido en los kioscos de todo el país... (Una energía que dio más frutos, de los que en otro momento hablaremos...)


Fue una época hermosa y muy estimulante.



Hoy, algún editor audaz tiene, entre sus proyectos, reeditar Plink y Puffy completo, con sus páginas inéditas (no terminó de publicarse en el periódico: el material de creación les salía demasiado caro, parece... o eso dijeron). Una opción casi suicida, diría yo...

Ojalá que no pase mucho más tiempo.

miércoles, 24 de noviembre de 2004

hoy sí: ¡miércoles!

Mañana es uno de esos días de campaña institucional llena de buenas intenciones e impotencia práctica: contra la violencia de género. Una realidad nauseabunda que anida a dos pasos de nuestra vida cotidiana; a un paso, incluso. Una realidad que hunde sus raíces en la ponzoña de pequeñas tiranías, de comportamientos arrastrados, de actitudes que pasan desapercibidas por comunes, por asumidas... y hasta "comprendidas", ese primer paso antes de la aceptación, si no del aplauso.


Querría ver en la calle, mañana (y todos los días, pero también mañana), a todos los políticos.

Querría ver en la calle, mañana, cada día, a todas esas figuras públicas que, en su momento, hace no mucho, exigían (exigían, atención al verbo) a las gentes de la cultura, del cine, a los manifestantes que a miles invadieron nuestras ciudades para protestar por la reciente guerra de Irak, que se manifestaran también contra el terrorismo vasco, que se significaran, que por obligación (no sé si democrática: palabra comodín como pocas) dijeran en voz alta lo que es obvio: que se está en contra, que no se admite. Querría verlos, sí, mañana en la calle, a todos los que acusan con el dedo y parecen no estremecerse con la lista de muertas, de asesinadas, de dañadas: la sangrienta punta de un iceberg moral cuya podredumbre parece que descienda hasta el centro del planeta.

Con ellos, a los obispos que asienten y predican resignación, y hasta acusan a las víctimas con sus argumentaciones ladinas. A los que jalean a las figuras públicas condenadas (no acusadas: condenadas ya, demostrados su culpabilidad y su delito): alcaldes, por un poner. A los muchos del "algo habrá hecho"; a los que se niegan a entender que uno (una) no siempre puede irse, que es una terrible injusticia, un dolor añadido, tener que huir, esconderte, abandonar familia, trabajo (si lo hay, claro), amigos... para enterrarse y rezar, pedir, desear, esperar que no te encuentren, que no den contigo porque la escopeta, el cuchillo jamonero, la paliza letal, la gasolina y el fuego. A los que no saben ver, comprender, el miedo, el miedo que atenaza y anula.

Y a los jueces. A tantos jueces.



¿Demagogia? Quizá...

Pero quien se haya parado a mirar, quien haya sido testigo de la obsesión de algunos, de esos que siguen, que esperan a la puerta del trabajo, de los que no aceptan el no por respuesta... Esa obsesión que algunos, muchos (demasiados) confunden con la cercanía, con el amor, incluso...

Quien lea las estadísticas, frías, cifras alineadas, tantas muertes, tantas agresiones, el alto porcentaje de violencia oculta, no denunciada...


Demagogia es culpar a la víctima, culpabilizarla mediante algo tan común, tan doloroso, como la indiferencia, las peroratas psicológicas, las excusas sociológicas o los paños calientes religiosos.


Demagogia es no admitir que el problema es grave, terrible. O, peor aún, hacer como que no existe, mirar a otro lado... incluso cuando toca demasiado cerca.



Mañana será un día de programas de televisión duros, de grandes palabras, de compromisos.



El viernes, seguramente, alguien más pasará a engrosar las estadísticas de la muerte.


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El sol brilla hoy, el cielo está azul... pero el sabor amargo no se va de la garganta.

Pero tampoco quiero que se vaya.

si ayer fue lunes...

... hoy es, claro, martes. (No hagan caso, insisto, de la fecha. Los horarios, ya saben...)

Un día extraño, el de hoy. Porque me he levantado un poco mosqueado, en general, pero animoso. Porque me he decidido a dar algún paso en el trabajo... sería largo de explicar, pero digamos que va estando uno hasta los cojones de tantas cosas, que al final procura escabullirse en lo posible, y hay que hacerse notar, y tampoco les voy a contar más, que en realidad qué más da...

Porque, en mi incursión casi semanal por los comercios he descubierto (con gran gozo por mi parte, pero con dolor de bolsillo, ay) que se ha publicado, por fin, Gormenghast, el segundo libro de la trilogía de Titus Groan, obra del gran Mervyn Peake. Leí la primera entrega (Titus Groan) hace ya años, cuando salió en tapa dura; me gustó mucho, y me intrigó; me enganchó. Nunca más se supo. No hace mucho que Minotauro ha reeditado ese primer libro en tapa blanda, y ahora se lanzan con el segundo: con suerte, en menos de un año tenemos los tres publicados.

(Ahora, claro, la duda, el dilema: ¿releo el primero antes de adentrarme en las páginas de Gormenghast? Ah, tantas cosas y tan poco tiempo...)


Además, he comprado dos DVDs: El profesional, de Luc Besson (una película excepcional, desde mi punto de vista) y Deseando amar, de Wong Kar-Wai.


Y he visto que Edhasa ha empezado a publicar una colección de libros que compilan las aventuras de Arsenio Lupin. La cubierta del primero es un poco lamentable... pero en cuanto que me recupere del ataque de compras de hoy les comentaré con más detalle.


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Con lo que volvemos a lo que hace unos días comentaba aquí: la lista de compras.

Pero es que también eso, el listado de lo que he comprado, de lo que querría comprar, tener, es una manera de contar una serie de cosas; definir intereses. Titus Groan y Arsenio Lupin. Luc Besson. Wong Kar-Wai.

Debilidades, como en algún momento he definido a depende qué autores, o depende qué obras, qué libros, qué canciones.


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(He visto, también, que vuelve a estar localizable, a la venta, la primera temporada de A dos metros bajo tierra... Debilidades.)