domingo, 24 de octubre de 2004

Taniguchi.


Posted by Hello

Esta misma mañana he terminado de leer El olmo del Cáucaso y otras historias, quizá el libro de Ponent Mon del que nunca me desprendería.

Ya sé que es mucho decir, que el entusiasmo nos ciega, a menudo, las meninges, y decimos cosas de las que, con unos meses más, nos arrepentimos. Pero este no es el caso.

El libro recoge distintas adaptaciones de relatos firmados por Utsumi Ryuichiro, escritor del que, por desgracia, no se nos dice nada. Relatos serenos y muy bellos, que se centran en personajes poco atractivos, en general, para el lector medio de tebeos: jubilados, niños muy pequeños, padres divorciados... Relatos que hablan de situaciones cotidianas, de vidas que llegan a su última etapa, de errores que vuelven tras muchos años, de arrepentimientos, de miedos, de alegrías inesperadas. Paisajes emocionales muy íntimos, conmovedores.

Las adaptaciones corren a cargo de Taniguchi, y nunca le he visto tan elegante, tan atento al detalle, tan limpio. La línea, la expresividad de sus personajes, la composición... Narración demorada, minuciosa.

Manga, sí.

Tebeos, sí.

Historieta.

Cuando se dice por ahí de algún título que es ideal para interesar a lectores de fuera del mundillo, normalmente se usan unos baremos muy generosos. Ingenuos, incluso. Porque se está hablando de tebeos, a lo mejor, policiacos, o de ciencia ficción. O los protagonistas, con Pulitzer o sin él, son ratones y gatos y cerdos. O a lo mejor es un Batman madurito y muy violento. En cualquier caso, obras que llevan implícitos, en sí mismas, una serie de códigos imprescindibles para su comprensión, convenciones que todos hemos asumido hace mucho, pero que el público de fuera ni conoce, ni entiende.

En el caso de este libro de Taniguchi, la única convención está en el lenguaje mismo: viñetas, imágenes, bocadillos, textos de apoyo. Lo demás es, de verdad, para un público adulto que no necesita saber más de lo que se ve en la página impresa.

Un libro necesario, en suma. De lo mejor que he podido leer este año.


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Al mismo tiempo, la misma editora ha distribuído La casa de enfrente, de Vanyda. Un trabajo, en mi opinión, muy inferior. Interesante, quizá... pero muy irregular. Con momentos bien resueltos que dan pistas sobre lo que su autora podría llegar a hacer en un futuro...


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Por lo demás, más tebeos sin leer sobre la mesa.

Despacio. No hay que correr.


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Lunes, mañana.

Vuelven, dicen, las lluvias. (Es más: empieza a llover ahora mismo, me dicen...)