miércoles, 2 de mayo de 2012

Dublinés, Breve encuentro: dos maneras de hacer las cosas

Los turnos de guardia están un poco raros en el edificio Baxter en estos días. Es lo que tienen las filtraciones desde la Zona Negativa: la flecha del tiempo se desubica y ya todo viene durando distinto de lo que debería... Pero vamos, bien.


He estado leyendo últimamente, por cierto, que es a lo que venía yo aquí y ahora, unos cuantos tebeos jugositos de los que, además, hacen que uno le dé vueltas a algunas cosas. En concreto, a la idoneidad del medio para determinados géneros o artefactos, y cómo con las mismas herramientas puede haber acercamientos dispares y perfectamente complementarios a, y vamos ya al caso, la biografía.

Concretando. Leí con gusto Dublinés y su compañero de viaje, La ruta Joyce, ambos de Alfonso Zapico y ambos editados por Astiberri. Leí, entre ambos, Breve encuentro, de Jacobo Fernández Serrano, editado en castellano por Sinsentido, y lo disfruté mucho, y me sorprendió. Zapico novela la biografía de James Joyce, Fernández Serrano poetiza la vida de Lois Pereiro. Cada uno utiliza las herramientas de su oficio, las mismas, para llevar a cabo acercamientos diferentes. En absoluto opuestos, necesariamente complementarios.

Me llamó la atención cómo la documentación gráfica proporciona presencia y credibilidad a los personajes que novela Zapico, mientras que apenas tiene importancia en Breve encuentro... ¿Quizá porque Lois Pereiro vivió durante los años setenta, ochenta y noventa del pasado siglo, una época suficientemente cercana como para que todos la hayamos conocido y no necesitemos, por tanto, referencias gráficas específicas? Me gusta la plasticidad de los personajes de Zapico, ese toque francobelga, y me gusta la solidez ortodoxa de su guión. Me gusta también la valentía con que Jacobo Fernández Serrano se enfrenta al reto no ya de contar la vida truncada del poeta Lois Pereiro, sino de hacernos llegar su universo personal utilizando recursos puramente historietísticos.



Me gusta, en fin, comprobar que hoy puede alguien con el talento de Alfonso Zapico liarse la manta a la cabeza y elaborar una biografía de James Joyce, y hacerlo así de bien, y entregar luego un libro de viajes complementario, autobiográfico e irónico, y que le salga así de vivaz y ligero. Y me gusta ver que puede compartir estante con una obra como Breve encuentro, que habla también de un escritor ya fallecido, y que para hacerlo evita la ortodoxia biográfica y se adentra en la reinterpretación de su universo personal con resultados conmovedores y luminosos. Me gusta saber que hay espacio y público para los dos.

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