El primero de la mañana. Extraña sensación, la de inaugurar la urna, tempranito...
En el trabajo, compás de espera. A ver qué pasa. A ver cuándo se pone en marcha lo nuevo. A ver, a ver...
Aquí, en casa, MASH después de comer y un par de textos a medio elaborar que me están esperando, no me entretengan...
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Más deberes.
En mi columna de lecturas pendientes (una de ellas, ay), La taberna errante, El Napoleón de Notting Hill, El regreso de Don Quijote y Breve historia de Inglaterra, todos de Chesterton. Además, Hay quien prefiere las ortigas, de Tanizaki, El pabellón de oro, de Mishima, El verano del pequeño San John, de John Crowley, Endymion y El ascenso de Endymion, de Simmons. La noche de todos los santos, de Hugh Walpole, Fortunata y Jacinta, de Galdós, Las noches del Buen Retiro, de Baroja. (Y mañana, además, La regenta, de Clarín.)
Lo que no quita para que, el día menos pensado, me haga con lo nuevo de Eco y me ponga a devorarlo... que le tengo ganas... (O cualquier otra cosa...)
(Hablando de Eco, igual esta noche veo El nombre de la rosa... No sé... Ya les cuento.)
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Antes de volver a los deberes por hacer, una pregunta: ¿está volviendo el frío, o me estoy haciendo yo mayor?