lunes, 29 de noviembre de 2004

El Viaje.

Amanece nublado otra vez, gris, húmedo; muy frío. El sol, ahora, parece que se filtre a duras penas, que se quiera filtrar hasta las aceras mojadas...


Mientras escucho insensateces (y desvergüenzas) en la televisión (la 2, comisión del 11M, Aznar: desayuné pronto, la náusea no me ataca; no mucho, en fin), después de leer en distintos lugares electrónicos noticias sobre Expocómic y sobre futuribles títulos (¡Peanuts editado por Planeta! ¡¡Socorro!!), tecleo un breve comentario en torno a una novedad de Astiberri. Una de las últimas que editarán, o eso parece, de origen foráneo. (Eso parece, insisto: rumores. Como ese otro rumor de que Luis Durán no seguirá publicando su trabajo en El Pequeño País; que no les gusta a los lectores... o a quien decide qué se publica y qué no. Rumores.)



El viaje. Edmond Baudoin. Un trabajo premiado, citado a menudo como referente de una cierta nueva Historieta francesa, europea. Un libro muy hermoso, de tono poético, sereno, inventivo. Un álbum en el que se aprecia el amor por el dibujo del autor; en cada página, la línea, el trazo, la mancha, se perciben gozosas, felices.

Un libro, me temo, no apto para todos los lectores. Un trabajo poético, en el que la peripecia, la anécdota, es mínima; lo argumental, vamos: que no pasa nada. (O quizá es que pasa mucho, pero bajo la superficie, dentro de los personajes; y, con suerte, dentro del lector, también.)

Un álbum para minorías. En el mejor sentido.


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Rumores, rumores, rumores... y Aznar mintiendo, mintiendo, mintiendo.

Al final, la náusea va a acabar por salirse con la suya. Mejor apago el televisor.