Tras el fin de semana submarino, me incorporo a la nueva semana con un poco de sueño, con la perplejidad que los finales apocalípticos de Liga de fútbol me provocan (tanta euforia incendiaria a mí, la verdad, se me indigesta, y siento una incómoda vergüenza ajena) y con la que este año me ha provocado, también, el regreso del übertoreador a los ruedos (pero en este caso es más bien el aplauso de la intelectualidad toda y su glosa sin fin, desde una orilla y otra del progresismo de guardarropía, con colorín o sin él).
Por suerte, me reconcilia con el mundo comprobar que Pámies dice cosas sensatas hoy en El País sobre Boston Legal, serie de la que estoy disfrutando como hacía tiempo que no disfrutaba y que sublima las virtudes del creador Kelley hasta superar lo ridículo para instalarse directamente en terrenos casi casi casi míticos: estoy por decir que Crane y Shore son los Gargantúa y Pantagruel de nuestro nuevo y flamante siglo XXI.
(Y, hablando de grandilocuencias y despropósitos... en el RdeL de este mes se publica una entrevista con el guionista de El vecino, también muy mítica... Se pueden leer, además y con más aprovechamiento, unas declaraciones interesantes de Blain.)
2 comentarios:
Ahí hay ya costra de bilis
ja...
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