Mi amiga A, que es gallega y tiene un novio alemán enjuto y amable, vive en una curiosa realidad paralela que comparte con la nuestra habitual pequeñas intersecciones, momentos de conversación tranquila, de ensalada o de té con limón. Momentos literarios, también. A través de ella y en uno de esos momentos de espacio y tiempo compartidos conocí el nombre de un escritor austriaco, Adalbert Stifter. (Me hace gracia el cuidado que pone cuando pronuncia el alemán: cada sílaba, cada letra, el acento en su sitio...) Y hoy me tropiezo de nuevo con ese nombre en las páginas de Babelia, en un breve que avisa de la publicación de cuatro títulos, cuatro nada menos, suyos: El sendero en el bosque, Abdías, El verano tardío y Brigitta. Cada uno en una editorial diferente, las cuatro pequeñas y mimosas con sus libros.
Y me pica la curiosidad.
Y me pica la curiosidad.
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