Llueve despacito ahora, apenas chispea. Ha llovido esta tarde, justo después de que saliera de comer con palillos (todo sabroso, gracias): cielo gris. El otoño está ahí mismo, y de repente no hace calor en casa, de un día para otro. Eso está bien: apetece abrigarse un poco, lo justo; arroparse por las noches en la cama, arroparse para leer en el sillón.
Ha estado lloviendo esta tarde y he estado leyendo Deseo de ser punk, el libro más reciente de Belén Gopegui, y ando todavía aturdido y abrumado: esta mujer escribe como nadie escribe, escribe con inteligencia y escribe con las tripas y escribe las frases más bellas y más dolorosas, pero también analiza y deja la realidad, el paisaje a nuestro alrededor, patas arriba. Hay que leer a Belén Gopegui, hay que comprar sus libros en ediciones de bolsillo para leerlos y manosearlos y volver a leerlos, despedazarlos, masticarlos. Con cuidado, no son alimentos ligeros, no contienen fibra ni combaten el colesterol: son sabrosos, pican, hacen que arda la garganta y se instalan en el velo del paladar para siempre. Hay que leer Deseo de ser punk, que es corto y es vigoroso y es veloz y terrible; hay que tirar por la ventana a Holden Caulfield, jubilarlo, nos quedamos con Martina. Y con Iggy.
Ha estado lloviendo esta tarde y he estado leyendo Deseo de ser punk, el libro más reciente de Belén Gopegui, y ando todavía aturdido y abrumado: esta mujer escribe como nadie escribe, escribe con inteligencia y escribe con las tripas y escribe las frases más bellas y más dolorosas, pero también analiza y deja la realidad, el paisaje a nuestro alrededor, patas arriba. Hay que leer a Belén Gopegui, hay que comprar sus libros en ediciones de bolsillo para leerlos y manosearlos y volver a leerlos, despedazarlos, masticarlos. Con cuidado, no son alimentos ligeros, no contienen fibra ni combaten el colesterol: son sabrosos, pican, hacen que arda la garganta y se instalan en el velo del paladar para siempre. Hay que leer Deseo de ser punk, que es corto y es vigoroso y es veloz y terrible; hay que tirar por la ventana a Holden Caulfield, jubilarlo, nos quedamos con Martina. Y con Iggy.
(Me jode un poco la publicidad al principio de la canción: sean pacientes y esperen un momento, que ya luego entra Iggy...)
9 comentarios:
Ajá, cómo se regala el piquito, eh amigo?
:-)
Y digo yo, que después de leer su entrada, ¿quién se resiste a comprar este libro? Yo no.
(Lo mejor es que, una vez lo leas,vecina, no podrás evitar ir hacia atrás e ir comprando, y leyendo, los anteriores...)
prueben la Escala de los Mapas y Lo Real,
mucho me temo que no lo lamentarán
La escala de los mapas fue la primera que leí suya y me pareció tremenda. Tengo ahí, en espera, El lado frío de la almohada... y muchas ganas de acercarme a una librería a por las demás (que tampoco son tantas).
Si quieren viajar visitar mi blog
http://vacacionesprogramadas.blogspot.com/
puf, es que yo lo de los viajes... fatal. Me da tanta pereza...
Ayer me lo compré, el inició me ha encantado, creo que ha merecido la pena :-)
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