miércoles, 15 de septiembre de 2010

breviario de antes de comer


Nada, que el gris de esta mañana era una falsa alarma: volvió el sol y vuelve a hacer calor. Y se va cansando uno ya...

Además de unas compras y la lectura de la prensa, la mañana ha sido productiva gracias a Taniguchi: su nuevo libro, El gourmet solitario (edición pulcra de Astiberri), recupera el tono contemplativo de aquella otra joya, El caminante, pero le añade la curiosidad culinaria y un tono que no sé si calificar de irónico. Una lectura, en fin, reposada y regocijante que deja poso. (Otro tema es lo que hace con los jugos gástricos... pero mejor no ahondar, que todavía tengo que hacer la comida.)

Y, ya que he mencionado la lectura de la prensa, no puedo dejar de citar la soberana soberbia (y estupidez) con que hoy se despacha David Trueba en su columna televisiva, menospreciando de un plumazo la novela histórica como género y la adaptación que se ha hecho de Los pilares de la Tierra (actores limitados, dice, para luego mencionar como excepción al evidente Donald Sutherland... ¿Se han mirado el listado de intérpretes de la serie? Porque es como para ir y darle al pequeño Trueba con la edición en tapa dura del libro en toda la boca...).


En fin... Otra cosa, antes de ir a la cocina: que yo también tengo horas sindicales, señora Aguirre; que soy representante de mis compañeros en el Comité de Empresa del sitio donde trabajo. Que menos lobos, caperucita, y a ver si estamos a lo que hay que estar: no privatizar la sanidad, por ejemplo; no desarbolar la educación pública, por ejemplo; no chulearse tanto, que ya le vale, señora presidenta.

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