La semana que hoy acaba ha sido un poco rara, en general. De lluvias a destiempo y mañanas dislocadas, de tardes largas y de largas esperas. Ha sido también una semana de reencuentros, aunque fugaces. Vino S de visita, más rubia que la última vez y con su aire extraterrestre intacto. Está bien, dice. Contenta. Volvió L, muy morena, muy guapa y muy enganchada, todavía, a Naruto. Hiperactiva, como siempre. Y volvió de su norte M, morena y un poco nerviosa (ella dice que no, pero): en unos días se marcha a las Inglaterras a pasar unos meses con una beca o qué sé yo. Y apareció A, después de días de naufragio en tierra de nadie, lejos, en Costa Rica.
Ha sido, además, semana de despedidas. Cuando vuelva al trabajo no estarán ya P, ni las dos A... Temporadas que se cierran, contratos que terminan...
Por lo demás, ya digo: espera.
Ha sido, además, semana de despedidas. Cuando vuelva al trabajo no estarán ya P, ni las dos A... Temporadas que se cierran, contratos que terminan...
Por lo demás, ya digo: espera.
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