viernes, 1 de marzo de 2013

Lo de Cantó cansa ya por obvio: un tipo que se disculpa por dar crédito a unos datos que le ofrecen y que no se molesta en contrastar... demostrando, creo, una forma de pensar muy específica. Y habrá quien diga que qué bien que rectifica (no lo hace, pero casi lo hace ver), que no hay tantos que se disculpen por el error. Alguien ha llegado a afirmar que rectificar es de sabios, nada menos. (Y Rosa, mientras tanto, a por uvas. Ella, azote de la ética parlamentaria.)

Lean este artículo, que está bien y plantea bien las cosas. Y lean luego los comentarios para ver hasta qué punto hay ahí fuera gente indecente dispuesta a hacer oídos sordos a lo que haga falta. Gente que aplaude el supuesto desliz de Cantó. Gentuza, en suma.


(Actualizando: un texto hiriente de Cristina Fallarás que viene al caso.)

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