sábado, 8 de julio de 2006

una estación

Se recorta en la bruma, desdibujada, irreal.

Como el recuerdo de un sueño que aparece de pronto al cerrar los ojos,


al oler la lluvia, al escuchar el ruido del café que hierve y borbotea.



Buscaba algo, imágenes. Al azar: uno teclea sueño, o teclea risa.

Uno teclea
Kyoko, Waterhouse, azul celeste, cualquier cosa, lo primero que le viene a los dedos.

Teclear, incluso. Por qué no. Y vienen las imágenes, de diez en diez,

de cien en cien. Inesperadas, sorprendentes, inexplicables.

Bellísimas, a veces.

3 comentarios:

maria josé dijo...

Con solo darle a un botón, así de fácil. Y el mundo se te abre de par en par, sorprendiéndote siempre.

fcnaranjo dijo...

Así de fácil, sí. Se abren tantos caminos, tantos paisajes ajenos que visitar...

Da un poco de vértigo, ¿verdad?

Anónimo dijo...

Sí que da vértigo, sí.
Este blog me seduce cada día más. Cada día más cercano, más poético y sedoso. Palpitante.