Dejarse atrapar por el olor de la noche, buscar en el cielo la sombra de los aeroplanos.
Planear un viaje a la luz de la luna llena, quedarse embobado mirando las estrellas antes de decidir destino, saborear un último sorbo de vino tinto.
El París de Eric y Dupin, el Londres del señor Holmes, Viena, Transilvania... O quizá el astropuerto más cercano, pasear por las avenidas de agrietado cemento hasta subir al ferry y, en él, directos a la Estación HAL, a la Luna, a Marte... Vacaciones en Barsoom...
1 comentario:
ufff... me dejo atrapar...
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