viernes, 18 de marzo de 2005

Little Star.

Este es el título de la nueva obra de Andi Watson. (La portada del primer capítulo la tienen aquí debajo. Ya saben... problemillas de intendencia digital, o algo...) Edita Oni Press. Una única entrega está, por ahora, disponible.

Como de costumbre, los temas que trata este hombre son muchos y complejos, pero se pueden resumir en un término: cotidianidad. Término peligroso, eso sí. Abarca desde las bobadas de muchos que piensan que mirar por la ventana un rato es ya materia suficiente de creación, hasta los mejores libros de Taniguchi. ¿De qué habla, pues, Andi Watson en Little Star? Fundamentalmente, de la paternidad. De esa mezcla de sentimientos peculiar, explosiva (y hasta corrosiva): miedo, sorpresa, devoción, inseguridad, amor... otra vez miedo. Una pareja joven y una niña pequeña. Relaciones personales. Relaciones laborales. Sueños truncados, proyectos en común.

Todo, con esa aparente facilidad, con esa fluidez narrativa marca de la casa. Y con ese grafismo sintético, elegante, heredero de muchos, sí... pero inconfundible cuando es Watson quien lo firma.


Quizá pueda parecer que exagero. Al fin y al cabo, no he leído más que la primera entrega, y apenas si se han planteado los fundamentos de la peripecia. (Ni siquiera están definidos aún todos los personajes.) Pero veinticuatro páginas son suficientes para confirmar lo que ya sabía por sus trabajos anteriores...


(Aquí es cuando debería, a lo mejor, marcar distancias, señalar por qué Andi Watson sí hace Historieta con cuerpo, con peso, con volumen, y otros muchos se limitan a ilustrar bonito una colección de anécdotas banales. Pero no son horas...)

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El día, por lo demás, ha sido largo. Y caluroso. (No, en serio... ¿dónde está la primavera?)