domingo, 23 de diciembre de 2007
23
Por lo demás, el domingo se termina después de unas despedidas y un paseo a ojo de luna llena (preciosa noche, por cierto) y corriendo para casa. Leyendo, en el metro, lo último de Luis Durán, que sigue creando poesía con cada trazo (pero poesía de la de verdad: de la que huele y rasca en la garganta); y cargando en una bolsa de papel con un reciente capricho con el que me he podido hacer de manera accidental, o poco menos: Memorias de ultratumba, del señor Chateaubriand, en edición (excelente) de Acantilado.
Cuesta creer, a estas horas, que mañana mismo es Nochebuena. (Y pasado, Navidad...)
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1 comentario:
Congratulations, monsieur Naranjo.
First, Durán.
Then, Chateaubriand!
Bon appetit!
Deux monuments a la inteligence.
Oui, oui...
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