De pronto, una noche cualquiera (anoche, por ejemplo), se da uno cuenta de que utiliza, para apoyar la mano que sostiene la pinta, la grácil curva de su estómago (grácil, pero curvo). Es el momento de encarar la verdad: sí, también yo soy bajo de tórax.
Buenos días.
6 comentarios:
:-)
Justo ahora que la tradición dice que hay que imponerse objetivos para el año próximo, por ejemplo... que la curva deje de ser grácil. Nadie aguanta el mes de enero apuntado al gimnasio. :-)))))
El gimnasio es un hábitat hostil que espero no frecuentar nunca... ejem...
Opino lo mismo, pero que no se entere nadie :-)
Ok. Es un pacto.
:-)
Esas barriguillas cervezeras hay que cuidarlas y alimentarlas, que son síntoma de salud y de no someterse a las mariconadas y dictados estéticos del cuerpo danone.
Ya me encargaré yo en Enero de que usted de de comer a la suya...
Todo por la causa! :-)
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