Esta tarde ha llovido un momento, sol y lluvia. Un arco iris gigante y doble se ha clavado en el perfil de Atocha, y al salir luego del tren, ya en mi barrio, el cielo estaba naranja y turbio. Todo en un ratito húmedo, eléctrico.
Ahora, mientras escribo antes de irme a la cama, en la tedetele hay un especial inexplicable dedicado a Prodigy. Inexplicable porque el conductor es un tipo soso que mastica los adjetivos. Inadecuado por el horario... no se va uno a dormir así, con la adrenalina revuelta.
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