Pues eso, dos docenas de superhéroes al sol, con banderitas rojas y una pancarta y con mucha policía alrededor. A unos metros, a cubierto, almuerzo para cuatrocientos invitados y comida para medio centenar, de lujo y a cuenta de los impuestos de todos.
Y ninguna cámara, claro. (Es decir, sí: todas dentro.)
La semana próxima, más. Y mejor.
(Mientras tanto, de vuelta a la baticueva, que hay deberes por hacer.)
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