martes, 8 de junio de 2010

breviario con ninjas

Pues el día empezó muy pronto, más de la cuenta. Y después de ponte ahí que no se me ve y desayunar de pie rumiando lo de que somos cuatro gatos y así dónde vamos, paseíto hasta el Ministerio para la concentración, que había prisa no sé para qué, y luego de mucho ruido y mucha bandera y mucho brindis al sol (por cierto, menudo solazo... yo creo que mañana se me pela la nariz), de vuelta a la casilla de salida a ver qué pasa. Y aquí ya llega la anécdota del día, que merece punto y aparte.




Que en la puerta del trabajo había un puñado de animosos militantes de la CGT, de los de banderas rojinegras y mucha querencia por la barricada, alegre muchachada, ya se hacen una idea. Y ahí que nos llegamos, por si hubiera lío. Y lo hubo, que habían infiltrado en el museo a unos cuantos ninjas (el método fue infalible: pagaron su entrada, como todo dios) que repartieron dentro propaganda subversiva y colgaron una pancarta de los barrotes de una ventana (los ácratas le dan mucho al simbolismo, es lo que tienen) y hasta se encerraron cuando la seguridad privada los localizó. Para regocijo, todo, propio y ajeno. Salieron al poco, entre aplausos y fervor popular, y se marcharon para la Bolsa, que creo que los bomberos iban a tirarse de no sé dónde y eso siempre gusta...




Ya luego todo volvió a la rutina, se imaginarán: más agitar banderas al sol, una escapadita con pincho de tortilla y cerveza y, con el bajón, caminito del tren y para casa, que no está ya uno para tanto trote.


Y eso. Que llueve y en la calle se vuelve ya a poder respirar. No es poco.

1 comentario:

pequeña dijo...

Qué fuerte Paco!!!

Y yo me lo he perdido!!!!

La tarde ha sido un verdadero horror, no había nadie!! Y por si fuera poco me ha tocado falsificar firma en el Libro de Reclamaciones y hacer de "vosotros" y quedarme hasta las 8h!!! Qué vuelvan los funcionarios YA... XD

Se te ha echado de menos!

:)