El visitante, rodilla en tierra, fotografía una escultura monumental en el hall de entrada. El aguerrido informador se acerca y le comunica que no está permitido hacer fotos. El visitante mira sin entender, tarda en asimilar y responde entonces que por qué, cuál es el motivo. El empleado, cuyo instinto arácnido detecta a un tocapelotas a muchos metros de distancia, aclara que son motivos de seguridad y que, en todo caso, son las normas del museo y hay que acatarlas. El visitante, visiblemente irritado, contesta:
Entonces a qué se viene al museo, ¿nada más que a mirar?
El empleado, contando mentalmente hasta cien, asiente y confirma que sí, que para eso están los museos.
(La escena, si fuera cinematográfica, terminaría con la cámara alejándose, avergonzada...)
3 comentarios:
Jajajajajajajajajajajaajajajajajajaja... la veo! Veo clarísimamente la escena cinematográfica o en versión viñeta, cualquiera de las 2. Dime q la habeis apuntado!! Si no, ya estás tardando. :) Lo que no sé es como no te has reido o le has estrangulado. Admiro tu paciencia! :D
No la apunté. Era el último día antes de vacaciones y... lo cierto es que le hubiera estrangulado sin pestañear... ejem...
Si no lo apuntas tú el próximo día que trabajes, ya lo haré yo a la vuelta, descuida.
Al menos, al estar aquí narrada, no se nos olvidará como transcurrió :). Disfruta de tus días de "vacaciones" :).
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