En fin, vaya día... Primero, me levanto con un dolor de cabeza que no se ha ido todavía. Prisas, correr para llegar a tiempo. Reunión: los skrulls recogen el documento, lo olisquean, proponen retirarse y contestar a lo largo del día con un contradocumento que, este sí, cuando llega se ve que es radioactivo. Reunión de urgencia a media tarde para analizarlo y descubrimiento (que otra gente lo veía ya venir de lejos, pero igual soy más simple que el mecanismo del tradicional chupete, qué sé yo) de que igual los skrulls se han infiltrado en nuestras filas, es lo que tienen: cualquiera puede ser uno. Y esa sensación, que va pesando más y más conforme pasa el tiempo, de que en realidad poco queda por hacer excepto el pataleo público, que estamos vendidos.
Y eso.
Cansado y con pocas ganas de nada.
Y mañana más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario